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Ganar es perder un poco

El ex viceministro Héctor Riveros va contra la corriente y concluye que Germán Vargas fue el único que realmente ganó en las elecciones pasadas, que el Congreso sólo se reeligió y que Uribe la tendrá ahora más difícil.

Semana
18 de marzo de 2006

Todos se han precipitado a proclamar como el gran triunfador de las elecciones al presidente Álvaro Uribe. Sin embargo, una revisión un poco más detallada de las cifras y de la realidad política indicaría que –al contrario de lo que diría Maturana–, ganar es perder un poco, ya que si se compara con la actual composición política del Congreso, resulta que la bancada uribista va a ser un poco menor que la que hoy tiene el Presidente, y los partidos miembros de esa bancada estarán más “creciditos” para exigir dádivas del gobierno a cambio de respaldo.

En materia política, la vara para medir quién ganó y quién perdió puede reflejar distintas comparaciones: se puede mirar en relación con las elecciones de hace cuatro años, con la manera como estaban repartidas las fuerzas antes de las elecciones y con las expectativas. En unas elecciones, como se trata de una competencia por poder, la vara más fidedigna es la que mide contra lo que cada uno tenía en el momento de las elecciones y cuál era el objeto de su apuesta: tener más de aquello con lo que los jugadores se sientan en la mesa.

Pues bien, si es así, se puede afirmar que, para seguir con el lenguaje del juego que el doctor Juan Manuel Santos conoce bien, casi todos salieron con su plata: los miembros de la U tenían aproximadamente 20 curules y se quedaron con eso; los conservadores, 20 o 21 y quedaron con una o dos menos; los liberales se sentaron con 12 o 13 y terminaron con 16; el Polo puso 10 u 11 sobre la mesa y con esas se quedó, Cambio Radical trajo unas nueve curules y se llevó 15. Así que jugador por jugador, el único que salió con algo significativamente mayor a aquellos con lo que llegó fue el movimiento que lidera el senador Germán Vargas Lleras. Los demás salieron aproximadamente con lo que tenían.

El presidente Uribe tiene desde hace un poco más de tres años una muy sólida mayoría en el Congreso, cuenta con una bancada de un poco más de 70 senadores, es decir, en el mejor de los casos, lo mismo que tiene ahora. El titular adecuado no sería: “Uribe se tomó el Congreso”, sino “Se reeligió el Congreso”.

Sin embargo, los grupos que conforman la coalición de gobierno van a exigir más del Presidente: los conservadores le habían notificado que tendrá apoyo en la medida en que más conservadores estén en los ministerios. Esa advertencia se la hicieron cuando las encuestas vaticinaban una caída grande del conservatismo y el pulso se pone más duro ahora que aparecen como grandes ganadores.

Germán Vargas se encargó de hacerle saber al Presidente que los votos de Cambio Radical los cuenta como propios y no como del Presidente. Prácticamente dijo que los resultados de Cambio se habían obtenido contra la voluntad del Presidente, quien –según él– se la jugó por la U. El Partido del Presidente lo llamó Vargas. Si las relaciones eran tensas antes, qué se podrá esperar ahora. Claro, algunos de los miembros de la bancada de Cambio son más leales a Uribe que a Vargas y es probable que a éste último le toque moderar sus pretensiones si no quiere provocar una crisis que termine costándole al interior de su Partido.

Durante los meses de campaña, el Presidente tuvo que sacrificar a algunos de sus aliados que hoy suman unos 11 congresistas, los siete de Convergencia y cuatro de los expulsados.

En suma, el Presidente perdió 11 y tendrá que administrar dos grupos que van a crecer sus exigencias en relación con lo de ahora.

El Partido Liberal queda con una bancada mayor que la que tiene actualmente, sin embargo, se declaró derrotado. A Germán Vargas lo ponen como perdedor y fue realmente el único que incrementó de manera importante la representación que recibió. Varios de los “ganadores” obtuvieron menores votaciones de las esperadas o de las que obtuvieron hace cuatro años: Petro sacó menos que lo que obtuvo Navarro en 2002, Gina Parody obtuvo en Bogotá la mitad de la votación que sacó en la pasada elección, Serpa apenas pasó el millón de votos, en fin… las apariencias engañan.

* Abogado constitucionalista, profesor universitario, ex Viceministro y Secretario de Gobierno de Bogotá, consultor de Programa de Naciones Unidas
riveroshector@gmail.com




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