Hace dos semanas murió Guillermo Gaviria Echeverri, padre del Alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria Correa, un empresario visionario y multifacético. Nacido el 10 de septiembre de 1923, en Frontino (Antioquia) fue un estadista, brillante, audaz e innovador. De hecho, uno de los empresarios antioqueños más influyentes y exitosos de la segunda mitad del siglo XX y en los primeros 14 años de este milenio en Colombia.
Además, uno de los más ilustres egresados de la Escuela de Minas de la Universidad Nacional a lado de destacados personajes como Pedro Nel Gómez, Efe Gómez y Alejandro López. Fue tan influyente el mundo empresarial y político antioqueño que dos de sus hijos fueron elegidos gobernadores de Antioquia: Guillermo Gaviria Correa (2001-2001), secuestrado y asesinado por la FARC en el 2003 y Aníbal Gaviria (2004-2007), y la reciente electa senadora Sofía Alejandra Gaviria.
Un hombre que se autocalificó como un esclavo del trabajo, porque nunca tuvo como objetivo en su vida la bohemia y las parrandas, sino el sacrificio, el trabajo y la rectitud. Un líder que tuvo en su vida siete grandes pasiones: la política, los caballos, la astronomía, la aviación, el periodismo, la música y la navegación a vela. Más allá de estas pasiones, también se destacó por su gran vocación de servicio y su sentido patriótico de defensa de las instituciones del Estado.
En la actividad política fue concejal de Frontino, de Medellín, diputado de la Asamblea de Antioquia, Representante a la Cámara y Senador; director de la Aeronáutica Civil, Gerente del Cerrejón y forjador de la creación de la extinta empresa Carbones de Colombia, (Carbocol).
En el mundo empresarial fue pionero de la industria bananera en la región de Urabá, fundador de Uniban, la comercializadora de banano más grande del país. Fundador de la compañía lechera Colanta con el empresario Jenaro Pérez, una de las más grandes empresas lecheras en América Latina. También incursionó en el mundo de la minería con la creación de la empresa minera El Roble, una de las empresas mineras de cobre más importantes de Colombia.
Por último incursionó en el periodismo con la compra en 1991 del diario El Mundo, un periódico que estaba a las puertas del cierre. Su apuesta empresarial fue salvar el patrimonio que representaba como vocero del Partido Liberal en Antioquia. En efecto, desde sus páginas libro varias batallas políticas en defensa de los principios rectores de la ideología liberal pero con una autentica pluralidad. El Mundo fue su tribuna por excelencia en los últimos años desde que se retiró de la política activa. Reemplazó los discursos en la plaza pública por la pluma.
En consecuencia, el editorial de El Mundo pasó a ser en su trinchera ideológica desde donde desplegó una intensa actividad intelectual como agudo analista del acontecer nacional y de la geopolítica mundial. La vehemencia y la verticalidad como expuso sus puntos de vistas sobre la realidad nacional e internacional llegaron hacer temas de controversias en los círculos políticos y empresariales del país.
Para Guillermo Gaviria Echeverri no hubo temas vedados de la vida nacional. Por consiguiente, desde que asumió la dirección de El Mundo hasta su retiro le imprimió a los editoriales con su pluma castiza la impronta de un intelectual dotado de una extraordinaria sapiencia que se convirtió en la sección más leída del periódico.
Además, fue un entusiasta impulsor de la construcción de obras de infraestructura que transformaron el desarrollo de Antioquia como el aeropuerto José María Córdoba y la autopista Medellín- Bogotá, entre otras. Uno de los pocos sueños inconcluso fue no ver concluida la carretera Panamericana entre Colombia y Panamá, una de las obras de infraestructura que más impulsó durante sus nueve décadas de vida.
Este es un síntesis del legado de un empresario, de un patricio liberal y de un autentico intelectual que dejo huellas imborrables en Colombia, cuya muerte me deja una inmensa tristeza y un profundo vacío. Nos unió una larga amistad y la lucha por la integración vial de las Américas: El Tapón del Darién fue nuestro tema favorito y, desde luego, las banderas de lucha por la conexión vial del continente desde Alaska hasta la Patagonia que se encuentra inconclusa en la frontera entre Colombia y Panamá.
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