OPINIÓN

Petro y Uribe: ¡Únanse!

Aprendan de Pinzón, quien esta semana recibió la primera llamada desde que publicó su número en twitter. Se la hizo Germán Vargas.

Daniel Samper Ospina, Daniel Samper Ospina
17 de marzo de 2018

Mi jornada electoral fue un verdadero infierno: casi no encuentro la fotocopiadora en que tenía inscrita la cédula; el papel se trabó en plena impresión; la tinta se estaba acabando; y por poco no consigo marcar la equis encima de mi candidato porque no se veía: era una copia difusa y desteñida, a todas luces borrosa. Y la fotocopia del tarjetón también.

Para completar, los resultados arrojaban noticias angustiosas: se quemó el homofóbico pastor Oswaldo Ortiz, lo cual significa que se había lanzado. Se quemó el senador Corzo, lo cual significa que de verdad no le alcanzó la gasolina. Y de Chichí Quintero y don Popó, la fórmula que comenté en este mismo espacio, únicamente pasó el número uno. Literalmente. Popó, en cambio, se quemó (aunque hizo fuerza hasta el final). Lo curioso es que, según los cálculos, Popó pasaba, al menos en el papel. (Los cálculos de Chichí, en cambio, eran renales). Lástima.

Retomo: se quemó José Obdulio, se quemó Alfredo Rangel, se quemó Everth Bustamante (con lo cual se reduce la participación de exguerrilleros en el Congreso). Y, más grave que lo anterior, no se quemó el registrador nacional, pese a que, por errores logísticos, los comicios resultaron motivo de burla aún en Venezuela, donde ni siquiera hay papel para sacar fotocopias en las elecciones. Ni elecciones.

Yo sé que escuchar frases de las autoridades electorales del estilo de “Si se acaban los tarjetones, saquen fotocopias y el jurado se las vale” no resulta normal. En una democracia moderna, sacarían litografías, al menos.

Pero así son las noticias que produce nuestro trópico, y lo más preocupante es que faltan todavía las justas presidenciales.

De ahí que lo mínimo que esperamos los ciudadanos de bien, y también los periodistas, es que se cocinen alianzas para simplificar las reproducciones del tarjetón. Porque todavía sobran candidatos. Y si el 27 de mayo hay que sacar dos hojas de fotocopias para que quepan todos los que aspiran, colapsará el sistema.

Por eso urge presionar las alianzas. De la Calle y Fajardo: ¡únanse! La fórmula presidencial debe ser un ejercicio de complemento. Y aunque yo adoro a Clarita López casi tanto como Álvaro Uribe en su momento (no olviden que ella misma confesó su noviazgo de juventud con Uribe, interrumpido cuando este, imagino, intentó chuzarla, como si fuera el antiguo DAS), debo decir que la pareja necesita un cambio. Más que la fórmula presidencial por la que sueño votar, parecen los abuelitos que siempre quise tener: dos abuelitos dichosos y tiernos que se quitan los zapatos en los viajes de avión para aliviar la retención de líquidos en los tobillos y a los cuales uno saca a El Pórtico para celebrarles el aniversario.

Por otro lado, le tengo aprecio al doctor Fajardo por más de que a sus 60 años se vista como universitario: los flecos largos, los jeans escurridos, las mangas de la camisa recogidas… el cuaderno Jean Book abrazado contra el pecho. Uno se lo imagina recostado sobre su Sprint mientras espera a que la novia salga de clases, o aún sacando fotocopias en un hueco del horario (por si se acaban los tarjetones).

Bien: Fajardo y De la Calle sí se complementan. De la Calle parece el papá de Fajardo; Fajardo el hijo que jamás se fue de la casa. Esa fórmula tendría más sentido que las actuales. Por eso, ¡únanse! Aprendan del candidato Pinzón, quien esta semana recibió la primera llamada a su celular desde que publicó el número en su cuenta de Twitter. Se la hizo Germán Vargas para ofrecerle la Vicepresidencia. Pinzón aceptó, pese a que su campaña acababa de resucitar gracias a su compañero de fórmula, el muy popular Jorge Mario Eastman Jr., ficha esencial con que quería demostrar que el eastmanismo está vivo en las regiones.

Pinzón le aportará a Vargas juventud y gomina. Y a lo mejor la suya inspire otras alianzas necesarias. Por ejemplo: señores Eastman y señor Henao, ¡únanse! ¡Ustedes juntos son candela viva! ¡Resurjan en una única candidatura a la Vicepresidencia, digna y vigorosa, que demuestre lo que son! Auros Copias y Comercial Papelera: ¡únanse! ¡Dejen de lado los intereses particulares y piensen en el país! Pero, sobre todo, doctores Petro y Uribe, ¡únanse! Sus diferencias son evidentes: a uno le gustan los zapatos Ferragamo; al otro, los Crocs. Pero llegó el momento de que reconozcan con grandeza que los dos tienen más cosas en común de las que imaginan. El estilo los iguala: ambos persiguen los intereses superiores de la patria, cuales son, básicamente, que la patria misma se deje servir por ustedes sin fechas de vencimiento, para refundarla de una vez y para siempre. ¿Cómo sería ese Mesías que cada uno encarna, convertido en uno solo? ¿Cómo la turba digital de sus respectivos equipos, unida al fin en un mismo propósito? Podrían vender uno de los dos megáfonos con los que encienden ánimos en la calle; sintetizar equipos con un José Obdulio Bolívar, un Everth Morris, y ser, en fin, el hijito del pueblo, las sextas mejores carnitas del mundo: el corazón firme y la mano humana que nos merecemos.

Únicamente tendrían que definir quién sería el número uno y quién el número dos en la fórmula. Pero pueden pedir consejo a Chichí y a Popó.n

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