OPINIÓN
Hablemos de energías limpias
Formalmente Colombia entró al mundo del Hidrógeno como combustible limpio y Salvador de muchas vidas en la movilización de los Ciudadanos. En efecto, el primer vehículo automóvil empezó a rodar en las vías de nuestro país y se espera su prueba con gran expectativas por lo que significa hablar de combustibles limpios y de cero emisión como política formal del Estado Colombiano.
Estamos en un momento sin precedente en la historia moderna de la humanidad, llevamos peleando y mitigando los devastadores efectos de una pandemia que en pleno siglo 21 cobró la vida de millones de personas en todo el planeta y que evidenció la fragilidad de nuestra especie, para que de manera inexplicable entremos a una guerra como la que está protagonizando Rusia con su injustificada invasión a Ucrania
¿De qué valió tanto cuidado y precaución? ¿Para qué las medidas de confinamiento y cuarentena que azotaron sin misericordia la economía mundial? todo para que ahora, después de haberle dado tanto valor a la exaltación y protección de la vida humana salgamos a presenciar el macabro escenario bélico de ciudades bombardeadas, niños y ancianos inermes en el fuego cruzado, como si estuviéramos en medio de la insensatez de las guerras del siglo XX. ¿Qué nos pasa como humanidad?
Pareciere que somos una especie dedicada a labrar el camino a la auto destrucción, hemos sido testigos y cómplices de los devastadores efectos del cambio climático en nuestro entorno; el deshielo de los glaciares, el incremento de la temperatura, las inexplicables condiciones climáticas que han modificado todos los indicadores que habían permanecido incólumes durante décadas, ahora muestran unas inexplicables variaciones en las épocas de lluvia, en las altas y bajas temperaturas, en fin, todo un catálogo de fallas que deberían preocuparnos más y más, pero que por el contrario parece que pasaran desapercibidas ante el complaciente ojo de los gobiernos occidentales, solo basta remembrar la política ambiental de Donald Trump, la cual básicamente se basó en el retroceso de las energías limpias por la continuidad de la extracción fósil no renovable, hace poco, en una de sus usuales y disparatadas posiciones ambientales se fue lanza en ristre contra la energía eólica, diciendo que los aerogeneradores, por un lado, eran un desastre paisajístico, que solo servían para matar las aves cercanas y que, por el otro lado, eran excesivamente caras; de ahí el supuesto fracaso de este sistema de energía renovable.
Precisamente, esta insólita argumentación es la que diferentes líderes del mundo creen que es verdad y es a la que le han venido dando absoluta preponderancia en los últimos 100 años, sin embargo, el mundo debe dar el paso y la transición a las energías limpias, es inevitable. Cada vez son más los vehículos de gas, híbridos y eléctricos, de hecho en diferentes legislaciones europeas, los automotores de combustible a gasolina, tienen los años contados, cada vez son más los estímulos e incentivos para que la industria automotriz, que es tal vez una de las mayores responsables en los índices de contaminación por emisiones de CO2, para que modifiquen su esquema y colaboren con la sostenibilidad del planeta.
En nuestro país, el esfuerzo que se ha venido haciendo en materia de migración a energías limpias ha sido monumental y en especial este gobierno ha apostado para que cada vez podamos ser más conscientes sobre la imperiosa necesidad de reducir las emisiones en nuestro país, en este entender hoy por hoy, la flota de vehículos eléctricos y de gas en el transporte masivo es cada vez mayor, así mismo, la apertura a los vehículos particulares híbridos en el país, cuyos incentivos en materia de restricciones de circulación y sobre beneficios impositivos, son clara expresión de la nueva forma de apostar al cambio climático.
Esta semana vimos cómo apareció un nuevo jugador en la escalada hacia la descarbonización de los combustibles para la movilidad automotriz, se trata del hidrogeno que buscará reemplazar paulatinamente el uso de las tradicionales energías fósiles que tanto grado de contaminación producen y que directamente están ligados al daño ambiental que nos aqueja, pues la producción de este insumo parte de un proceso de fuentes renovables que se traduce en la cero emisión de gases, pues el hidrogeno es fruto de un proceso de electrolisis, cuya fuente de energía es absolutamente limpia y renovable.
El pasado viernes 18 de marzo, el presidente de la Republica recorrió la refinería de Cartagena a bordo de un carro impulsado 100 % por hidrogeno, el cual había sido producido localmente, en lo que será el plan piloto de creación de hidrogeno verde en Colombia, este ambicioso proyecto tiene traza la meta de producir entre 1 y 3 gigavatios aproximados de electrólisis para hidrógeno verde en el mediano plazo, lo cual es una prueba intachable de la apuesta de nuestro gobierno hacia lo que será una revolución de la movilidad limpia.
Son precisamente estos adelantos y estos compromisos los que deben salir a generar opinión. Es fundamental darle protagonismo a los esfuerzos que desde el gobierno central se realizan en aras de lograr establecer políticas estatales de sostenibilidad y de cuidado con el medio ambiente, pues definitivamente esta problemática se combate con acciones reales y certeras y no con papeles y firmas en los escritorios de indolente burócratas en el interior del país, y es precisamente eso lo que debemos rescatar de esta última fase del gobierno Duque, que superando los efectos devastadores de la pandemia ha apostado al crecimiento no solo económico, sino de la sostenibilidad ambiental, protagonismo que tarde o temprano capitalizará con éxito, ya que en medio del agite y la polarización política, nadie ha reconocido que este gobierno entregó el parque eólico más grande de nuestro país, una obra de titánicas magnitudes que será capaz de producir hasta 20 megavatios de energía limpia y renovable, es decir, esta iniciativa logrará llevar energía donde nunca antes había habido en la Guajira.
Es hora de pensar en el bienestar común y apostar por los cambios que podrán ser determinantes en la vida de nuestros nietos y de las generaciones a venir en Colombia.