OPINIÓN
Hidroituango: punto de quiebre
La inversión en la infraestructura que nos sostiene, esto es, la que se hace en recursos hídricos y energía, ha sido reconocida generalmente como vital para alcanzar el bienestar social y el crecimiento y se ha vinculado a los objetivos de desarrollo sostenible (ODS). Al ser esencial para la sostenibilidad y el funcionamiento de la sociedad, se califica como infraestructura crítica.
El Proyecto Hidroeléctrico Hidroituango es, en esa doble condición, de importancia estratégica para el país y, por ende, las decisiones que se tomen en torno a él deben contemplar diversos escenarios y múltiples consecuencias.
En la actual coyuntura están en juego, primero, la seguridad de las comunidades; segundo, la seguridad del proyecto mismo y, finalmente, la seguridad energética del país. Desde la Procuraduría tenemos una visión integral de la situación porque debemos velar por la protección de los derechos de todos, y eso implica la construcción de consensos a partir de información clara, completa, veraz y técnica.
Hoy, más que nunca, se hace un llamado para que las autoridades se unan con el fin de tomar sus decisiones con base en la evidencia y valorando los puntos a favor y en contra de cada situación bajo el postulado de una triple protección: la de las poblaciones aguas abajo, la del proyecto mismo y la del poder energético que se generaría con su entrada en operación.
Hidroituango es un proyecto de todos y para todos, su presente y futuro, y el de las poblaciones de su área de influencia, no puede quedar en manos del albur del juego político; se generaría un daño irreversible a una parte de nuestra sostenibilidad como sociedad si lo permitimos.