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Importancia de la amistad en la diferencia

En mi opinión, esas personas demócratas compartimos la defensa de la democracia, del bien común y las banderas de la libertad, del pluralismo y de la solidaridad como derechos fundamentales de los seres humanos.

Angelino Garzón
27 de junio de 2024

Algunas personas, amigas desde hace varios años, con las cuales he mantenido una buena amistad y niveles de confianza personal, en repetidas ocasiones cuando nos hemos encontrado, principalmente en mi casa en Cali, me han manifestado de manera muy sincera su desacuerdo con el presidente Petro por el hecho de venir de un grupo guerrillero, de reivindicar su pensamiento de izquierda y de hablar mucho y escuchar poco.

Esas mismas personas no me han ocultado cierto grado de satisfacción por las dificultades políticas y sociales que ha venido teniendo el presidente Petro por los hechos de corrupción y despilfarro de algunos servidores públicos nombrados por él, o por el hundimiento de algunas de sus reformas políticas en el Congreso de la República.

Rematan sus opiniones políticas con la tesis de que Colombia no puede volver a repetir el error político de elegir un Presidente de la República de izquierda o que venga de grupos guerrilleros desmovilizados.

Por otro lado, y en escenarios diferentes, también he escuchado recientemente a amigos de muchos años, incluso desde cuando era un adolescente, y que votaron por Petro a la Presidencia de la República en el año 2022, decir que existe una oposición política muy negativa y descalificadora de todo lo que hace Petro.

Unos y otros parecen desconocer u olvidar que Colombia es un país de privilegios, excluyente y que males como la corrupción, los despilfarros, la violencia, el narcotráfico, las desigualdades sociales y la contaminación ambiental no empezaron con Petro y, antes, por el contrario, vienen sucediendo en Colombia desde hace muchos años. En tal sentido y sin negar opiniones, o críticas, que tienen a la forma de gobernar de Petro, piensan que, o bien no lo están dejando gobernar y que lo están llevando a un callejón sin salida o, al contrario, no es merecedor del cargo que representa.

Debo confesar que, en lo personal, dichos diálogos políticos me han resultado muy ilustrativos de la realidad nacional y en los mismos, tanto a los amigos que son críticos al Presidente Petro o defensores del mismo, me he limitado a manifestarles, en términos generales, los siguientes criterios políticos:

  • Lo malo en Colombia no es que se reivindiquen cambios políticos y sociales sino los procedimientos que se utilizan, porque las personas que nos definimos como demócratas no podemos negar que Colombia necesita de profundos cambios democráticos que nos permitan salir de los remolinos de la corrupción, los despilfarros, la violencia, los negocios ilegales relacionados con el   narcotráfico, las desigualdades sociales y la contaminación ambiental principalmente de las fuentes de agua potable que desafortunadamente, desde que yo era un niño de siete años, es decir hace más de setenta años, venimos padeciendo en Colombia y que, por lo tanto, en mi opinión muy personal, no aparecieron con la llegada de Petro a la Presidencia de la República.
  • Por mi propia experiencia en los diversos cargos que he ocupado en el Estado, unos por elección popular y otros por nombramiento, he ido aprendiendo que, si el Presidente de la República tiene voluntad política, se puede gobernar en favor de la gente y de las regiones urbanas o rurales, mucho más cuando puede recurrir al mandato de la Constitución Nacional, a los convenios internacionales adoptados por Colombia y a numerosas leyes que están en los anaqueles del archivo General de la Nación.

En el camino de gobernar bien a Colombia es fundamental promover, sin ninguno tipo de sectarismo, la política del diálogo social y entendimiento con organizaciones empresariales, sociales y políticas que me consta, están interesadas en el logro de una Colombia más justa, democrática, en paz, reconciliada y ambientalmente sostenible.

  • En ese camino considero que de pronto el error político del Presidente Petro es considerar que los cambios políticos y sociales democráticos que requiere Colombia son un patrimonio exclusivo de sectores políticos de izquierda y no de personas demócratas que provienen de la derecha, del centro, de la izquierda o de sectores independientes, de diversa procedencia política, social, étnica, de género y religiosa.

En mi opinión esas personas demócratas compartimos la defensa de la democracia, del bien común y las banderas de la libertad, del pluralismo y de la solidaridad como derechos fundamentales de los seres humanos.

Debo confesar que las valiosas y sinceras opiniones de mis amigos, o de cualquier otra persona, afín o no al Presidente Petro, públicamente las defenderé porque, desde niño, me enseñaron a respetar las opiniones de las personas que piensan diferente.

Estoy convencido de esa forma de proceder, como también de gobernar en coordinación con los gobiernos regionales, locales y siempre escuchando a la población urbana y rural, al igual que explorar nuevas alternativas de entendimiento y paz con las diversas organizaciones armadas ilegales, es el camino que más le conviene al futuro democrático de Colombia y sobre todo para salirnos de los remolinos de la corrupción, los odios y la violencia que tanto vienen afectando la dignidad de Colombia.

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