Alejandra Botero Barco Columna Semana

OPINIÓN

Ingreso Solidario: priorizando la equidad durante la pandemia y la reactivación

Es un programa del que debemos sentirnos orgullosos y cuyas lecciones servirán de base para las políticas sociales del futuro.

17 de marzo de 2022

En abril, Ingreso Solidario cumple dos años llegando a las familias más vulnerables de Colombia, consolidándose como uno de los programas sociales bandera del Gobierno nacional, entregando ayudas monetarias a los hogares en condiciones de pobreza y pobreza extrema afectados por la crisis económica derivada de la pandemia. Para contrarrestar los efectos de la inflación, este mes, además de extender el número de hogares beneficiados de tres a cuatro millones, se aumentó en 18 % el valor del subsidio entregado a estas familias hasta diciembre próximo.

Sin duda, 2020 fue difícil para millones de hogares. Ese año, la cifra de personas en condiciones de pobreza llegó al 42,5 %, mientas que la de pobreza extrema se ubicó en 15,1 %. Para enfrentar estos dramáticos efectos sociales el Gobierno nacional creó Ingreso Solidario con todas las herramientas disponibles y dos semanas después de la declaración de Estado de Emergencia y del inicio de las medidas de confinamiento preventivo obligatorio. El objetivo era alivianar la situación económica y garantizar la seguridad alimentaria durante el tiempo que durara la pandemia, ayudando así a las familias más pobres que no tenían ninguna cobertura del Estado.

La misión del Departamento Nacional de Planeación (DNP) fue garantizar que las ayudas en transferencias monetarias llegaran a quienes verdaderamente más las requerían. En pocos días y de la mano del Ministerio de Hacienda, el DPS, el Dane y con el sector financiero y de comunicaciones identificamos, cruzando las bases de datos disponibles, los hogares vulnerables no cubiertos en los cuatro programas sociales existentes con anterioridad a la pandemia (Familias en Acción; Jóvenes en Acción, Colombia Mayor y Devolución del IVA).

En cuatro días se realizaron más de un millón de giros a las personas bancarizadas y en tres semanas se llegó a 2,5 millones de hogares. Sin duda se trató de la acción social más ambiciosa hasta la fecha, una labor titánica teniendo en cuenta que Familias en Acción tomó 20 años para llegar a una cifra similar. Los hogares recibieron este apoyo cuando el índice de desempleo aumentaba mensualmente a niveles históricos, con tasas mensuales que bordearon el 20 %.

En febrero de 2022 el programa ya había llegado a 3,08 millones de hogares con transferencias monetarias que superaban los 11,5 billones de pesos, pero era necesario anteponerse a los efectos inflacionarios que estaban impactando los precios desde el segundo semestre de 2021. En consecuencia, el presidente Iván Duque aumentó el número de hogares beneficiados y el valor del subsidio, buscando mitigar las presiones sobre el costo de vida con un mayor poder adquisitivo y garantizando la seguridad alimentaria.

Adicionalmente, el presidente decidió que, desde julio, el monto bimestral aumentará según el grupo en Sisbén IV al que pertenece cada hogar beneficiado y el número de integrantes por cada familia. Por ejemplo, en el Grupo A (pobreza extrema), si el hogar es de una persona, el monto será de 400.000 pesos bimestrales; de dos personas 440.000 pesos; de tres 480.000 pesos, y de cuatro o más 520.000 pesos. Y en el Grupo B (pobreza), el monto por un integrante será de 380.000 pesos; por dos de 396.000 pesos; por tres de 412.000 pesos, y por cuatro o más de 428.000 pesos. La meta es que el 98 % de las familias pobres esté registrado en el Sisbén IV en agosto de 2022, lo que equivale a 19,7 millones de personas pertenecientes a los grupos A y B.

Hoy vamos en el 96,7 % del cumplimiento, es decir 19,7 millones de personas registradas en estas categorías. Junto a estas decisiones, el Gobierno alista un nuevo Conpes que actualizará la política en seguridad alimentaria del país (con más de 14 años de antigüedad), para responder con efectividad a las necesidades actuales de los colombianos.

Este Gobierno cambió la idea del gasto social, por un concepto de inversión social que ya en 2021, con la ejecución de una rápida estrategia de vacunación y flexibilización de los confinamientos, comenzó a generar una paulatina reactivación de las actividades económicas que llevaron a un repunte global de la economía y del empleo, logrando cifras históricas de crecimiento superiores al 10,6 % en Colombia, convirtiéndose en uno de los referentes globales en el manejo de la recuperación pospandemia.

Sin embargo, aún tenemos retos importantes para enfrentar en los últimos meses de Gobierno. Por ejemplo, la necesidad de continuar generando políticas públicas que incentiven la generación de nuevos puestos de trabajo para proteger a aquellos hogares que aún no se han logrado recuperar de los estragos de la pandemia, la disminución de los índices de desempleo e inflación, y la reducción en la brecha de género, entre otros.

Con Ingreso Solidario es la primera vez que un programa de transferencias monetarias no condicionadas y con solo dos años de existencia obtiene resultados tan positivos en momentos de crisis, razón de más para considerar su existencia en beneficio de los hogares más necesitados durante el próximo gobierno. Es un programa del que debemos sentirnos orgullosos y cuyas lecciones servirán de base para las políticas sociales del futuro.

*Directora del Departamento Nacional de Planeación.

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