OPINIÓN

Infraestructura: una apuesta que llegó para quedarse

Vale resaltar, por otra parte, los arrestos visionarios del gobierno cuando se la jugó, en 2015, por crear el Plan Maestro de Transporte Intermodal.

Juan Martín Caicedo Ferrer, Juan Martín Caicedo Ferrer
2 de diciembre de 2017

En los últimos días, los constructores del país fueron testigos de la divulgación de trascendentales noticias.

La primera fue la aprobación de una ley que plantea la adopción del pliego-tipo obligatorio. Una decisión histórica en la lucha contra la corrupción. Bien es sabido que los beneficios de esta disposición se centran, principalmente,

en evitar la manipulación de los procesos licitatorios en favor de determinados oferentes. En buena hora, la misma ley otorga garantías jurídicas a los terceros de buena fe -trabajadores, proveedores y financiadores- en hechos de corrupción, similares a los acaecidos en la Ruta del Sol 2.

También se dio a conocer la autorización del Banco de la República para que la banca extranjera pueda otorgar créditos en pesos a las concesiones. De la misma manera, el gobierno confirmó que el desarrollo del sector, a largo plazo, cuenta actualmente con el respaldo de cerca de 100 billones de pesos en vigencias futuras del presupuesto nacional, incluyendo el aval fiscal para el metro de Bogotá. Valga advertir que el 61 por ciento de dichos recursos se ejecutará antes de 2026.

Esto último es la garantía de que las nuevas generaciones gozarán de una Colombia mejor conectada y más competitiva. Una Colombia que ya puede ver resultados tangibles: entre 2010-2017 fueron invertidos cerca de 60 billones de pesos en el modo carretero. En este frente, más allá de las vías que empiezan a transformar el mapa de la nación, contaremos en el mediano plazo con más de 1.000 puentes y cerca de 130 túneles.

En el modo aéreo, por otro lado, se han ejecutado en el mismo periodo más de 5 billones de pesos, tanto en obra pública como en los 16 aeropuertos concesionados. Esto ha contribuido a mejorar la conectividad y a llevar progreso y oportunidades a ciudades desatendidas. En puertos los resultados no son muy diferentes: cerraremos el año con casi 450 millones de toneladas de capacidad en las terminales nacionales, lo que representa un incremento del 55 por ciento de cara a los 286 millones de 2010.

Todos estos esfuerzos contaron con el apoyo de jugadores internacionales de renombre. Y, actualmente, decenas de inversionistas -también foráneos- hacen fila para apostarle a esta actividad, hacia adelante.

Una década atrás, difícil habría sido imaginar este panorama. Hoy es una realidad, gracias a la transformación que para bien sufrió el sector en materia institucional. La mencionada transformación se convirtió en piedra angular para poder dar vida a entidades con gran fortaleza técnica, como la Agencia Nacional de Infraestructura y la Financiera de Desarrollo Nacional, para apalancar los proyectos.

Además de la evolución en lo institucional, es destacable el exitoso proceso de modernización del marco normativo sectorial. Apuesta que, entre otras virtudes, ha permitido superar problemas del pasado. Estableció, por ejemplo, la figura del pago por disponibilidad del servicio que, en otras palabras, quiere decir que el desembolso a los constructores se hace contra la entrega de las obras.

Vale resaltar, por otra parte, los arrestos visionarios del gobierno cuando se la jugó, en 2015, por crear el Plan Maestro de Transporte Intermodal. Es un derrotero de planeación para un periodo de 20 años, orientado a alcanzar la ilusión de una Colombia interconectada mediante los diferentes modos de transporte, incluidos, por supuesto, el río y el ferrocarril. Dentro del contexto del plan, el Instituto Nacional de Vías ha diseñado un programa de conectividad regional estratégica, denominado Corredores de la Paz. De los 32 proyectos que lo componen, 19 ya cuentan con estudios y diseños.

Finalmente, hay que aplaudir los avances en la estructuración de lo que podríamos llamar la carretera del siglo XXI: el corredor Pacífico-Orinoquia, de cerca de 1.500 kilómetros, que comunicará a Buenaventura con Puerto Carreño en la frontera con Venezuela. Probablemente, la obra más ambiciosa contenida en el Plan Maestro de Transporte.

¿Cabrá duda de que dimos un salto monumental, cuando en los últimos ocho años la inversión en infraestructura pasó del 1 por ciento del PIB a índices que hoy bordean el 3 por ciento?

*Presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura

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