OPINIÓN

La Constituyente de Petro, Uribe (y de Yatra)

En un inicio, veía tan semejantes a los dos candidatos punteros, que imaginaba que uno demandaba al otro por plagio: –Lo de refundar la patria lo dije yo de primeras.

Daniel Samper Ospina, Daniel Samper Ospina
19 de mayo de 2018

Procuré distraer la angustia electoral –que estaba por superarme como Viviane Morales a De la Calle– observando la final de La Voz Kids, pero todo fue inútil. Salvo las canas de Duque, todo pinta negro.

Puntean los candidatos más extremos, y aunque siempre he sido una persona de mente abierta como las camisas de Sebastián Yatra, esos tiros al aire me superan: ¿piensan Petro o Duque refundar la patria por una que se les ajuste a la medida, como las camisas de Yatra, precisamente? ¿Uribe hará trizas la paz? ¿Petro convocará una constituyente? ¿Se le volteará Duque a Uribe, como los jurados a los niños en La Voz? ¿Harán trizas, siquiera, las camisas de Yatra?

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Llevo tres meses al vaivén de los miedos que me producen las campañas de los extremos. Manipulado por la de Duque, sentía temor de que, con Petro, nos gobernara un exguerrillero: mejor votar, en tal caso, por Duque y sus aliados, dentro de los que sobresalen Everth Bustamante, Rosemberg Pabón y Carlos Alonso Lucio, entre otros exguerrilleros.

Y a la vez, me daba miedo que subiera Duque porque, a la velocidad en que lo envejecen pintándole las canas, será necesario hacer la posesión en un ancianato. Es el Benjamín Button de la política nacional. Un día en su vida equivale a siete días humanos. Uribe le impondrá la banda con el patrocinio de Corega. Le servirá más que nunca el bastón de mando. Y ya anciano y decrépito –este era mi miedo– escribirá mensajes incendiarios y difamatorios desde su cuenta de Twitter.

En un inicio, veía tan semejantes a los dos candidatos punteros, que imaginaba que uno demandaba al otro por plagio: –Lo de refundar la patria lo dije yo de primeras.

Pero con el tiempo fui reconociendo que algo va de Petro a Uribe, y de Petro al vice-Uribe. Petro es más mansito y no amenazaría con amarrarse a una piola y tirarse al río Magdalena; a lo sumo, partiría en dos las aguas de ese río, como, con sencillez, lo dijo en un modesto trino en el cual se iba comparando con Moisés: el Moisés Humano. Ordenaría que las aguas se dividan en dos: se polaricen, mejor dicho. Le renunciaría, entonces, una de las aguas. La otra le montaría una oposición feroz. Petro tomaría el megáfono, denunciaría las mafias de las aguas, y diría que él también es un palestino que quiere liberar a su pueblo, como lo hiciera Jesús, pero, a diferencia de este, mucho mejor vestido. Un ente de control trataría de mandarle las siete plagas. Y al final Petro haría un plantón y se dedicaría a la venta de aguacates.

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Duque, en cambio, puede ser más incisivo: para congraciarse con su jefe, no apoya la adopción igualitaria, penalizaría la dosis mínima de marihuana, hará trizas el proceso de paz y revocará las cortes. Se pintó canas también por dentro de la cabeza. Pero su empaque juvenil engaña incautos, como lo advertí hablando con un milenial:

–¿Por quién va a votar?–le pregunté.

–Por Duque: ¡si hasta juega fútbol! –se emocionó–: ¡Incluso es seguidor del diablo, como yo!

Me disponía a explicarle que Duque no solo es seguidor del diablo sino su candidato, pero capté entonces que aquella era una forma de llamar al América de Cali, un equipo al que también conocen como la Mechita (que, por otra parte, debería ser la forma de llamar a Fajardo, por sus greñas.)

¿Qué sucederá si obtiene la Presidencia Petro? ¿Convocaría una Constituyente Humana? Desde ya visualizo la nueva Constitución:

Artículo 1: Tutéese y háblese de usted en una misma frase.

Artículo 2: Declárese al máximo líder como hijo del pueblo.

Parágrafo. Garantícele el Estado ropita de marca al hijo del pueblo. Artículo 3: Retírese toda alusión de mal gusto a la mamá de Claudia Gurisatti.

Artículo 4: Reemplácese por aguacate el uso del petróleo en todas sus formas, aun para sacar pelo.

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Artículo 5: Reemplácense las ramas del Estado por unos páneles solares.

La Constituyente de Uribe en cambio es más sencilla. Consta de un único articulito, que reza así:

A través de este articulito, deróguese el articulito que prohibía la reelección presidencial.

Pero si la bancada quiere dar ejemplo de trabajo y de vocación por el detalle, entonces podría agregar lo siguiente:

Declárese al doctor Álvaro Uribe como presidente eterno.

Revóquese toda corte en que haya procesos contra el presidente eterno.

Recójanse las cortes en una única corte nombrada por el presidente eterno.

Prohíbase toda familia que no sea compuesta por hombre y mujer.

Prohíbase el aguacate (salvo que se mencione en referencia a la Policía).

Revóquese la licencia de todo noticiero que se emita los fines de semana por el Canal Uno en horas de la noche.

Retírense aranceles para tinturas de pelo y zapatos marca Crocs.

Triplíquense aranceles para importación de zapatos marca Ferragamo.

Inaugúrese sede diplomática en Jerusalén y persígase al palestino del Gustavo Petro.

Qué elecciones, dios mío. O se acaban o me acaban. Me arruinaron, incluso, la final de La Voz Kids. Hace unos meses supuse que podía ganar un candidato brillante, justo, de gran apertura. Pero esas características parece tenerlas, únicamente, la camisa de Sebastián Yatra.

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