OPINIÓN

La guerra entre las disidencias

El país que se desangra

Ariel Ávila, Ariel Ávila
8 de enero de 2020

Mientras el país se concentra en el paro nacional, varias regiones se desangran. Por un lado, un crecimiento impresionante de las disidencias de las extintas Farc y del ELN; además, un fortalecimiento del Clan del Golfo, que se derivó de su victoria militar en territorios como el Bajo Cauca antioqueño; en tercer lugar, el incendio de la zona de frontera entre Colombia y Venezuela. Todo ello con un telón de fondo: los malos resultados en materia de seguridad del gobierno de Iván Duque. No se ha logrado detener la expansión de las estructuras criminales.

Una de las expansiones más impresionantes ha sido la de las disidencias. Luego del video en el que Iván Márquez y Santrich anunciaron un rearme, el país entró en preocupación, pues una nueva guerrilla era posible. Sin embargo, lo que se ha presentado es un crecimiento de estos grupos, pero con una guerra sin cuartel en varias zonas entre estos grupos rearmados. El mapa es el siguiente:

Son 23 grupos de disidencias, los cuales operan en 85 municipios del país. Se componen de al  menos 1800 exintegrantes de las Farc y no menos de 600 nuevos reclutas, es decir, su actual crecimiento se deriva de los nuevos reclutamientos y no tanto de la reincidencia de antiguos excombatientes.

De esos 23 grupos, cerca de 11 se han reunido bajo la estructura de Gentil Duarte, principalmente en departamentos de Meta, Guaviare, Arauca, Caquetá y parte de Putumayo. Los demás grupos andan por su lado y en guerras entre ellos. Todo indica que el anuncio de Márquez del rearme no fortaleció las disidencias, sino que las dividió.

En Arauca, el anuncio de Iván Márquez y Jesús Santrich en lugar de fortalecer la estructura posFarc Frente 10 Martín Villa que existe allí desde 2017, la dividió. De un lado está alias Jerónimo, quien lideró la conformación de esta estructura con el apoyo financiero y militar de Iván Mordisco, del Frente 1. Del otro lado está alias Porrón, que fue enviado por Los Marquetalianos que tuvieron control en el estado de Apure, previo a la firma del acuerdo final, es decir, Romaña y Aldinever. Existe otro grupo liderado por alias el Paisa, que está buscando incursionar en la zona fronteriza de Norte de Santander y Táchira, pero este grupo no se ha involucrado aún en ninguna disputa.

Alias Jerónimo obedece a la línea del Frente 1, que ha buscado ampliar sus finanzas y se ha dedicado exclusivamente a eso en la región. Ante la actitud de Jerónimo, luego de la aparición de Los Marquetalianos, que consistió básicamente en ignorarlos y dejarlos por fuera de los planes militares y financieros, Romaña y Aldinever buscaron excombatientes que eran cercanos a ellos previo a la firma del acuerdo final y comenzaron a conformar una estructura que les obedeciera a ellos, restándole mando a Jerónimo y en ocasiones desautorizando o criticando públicamente las decisiones que este tomaba.

En el mes de octubre se esperaba que este asunto fuera resuelto en una reunión de los altos mandos de los grupos posFarc presentes en el Catatumbo, oriente y sur del país, pues esta disputa interna se está presentando en otras regiones, pero no fue así. De tal manera que a su regreso de dicha reunión Jerónimo decidió anticiparse a que el grupo de alias Porrón creciera, y amenazó de muerte a quienes le estuvieran obedeciendo y atentó contra él y su círculo más cercano el pasado 25 de noviembre en La Victoria, en el estado de Apure, Venezuela, en la zona colindante con Arauquita. En la emboscada no murió nadie, pero sí se convierte en una declaración de guerra.

Otra historia se vive en Nariño, allí a la confrontación entre disidencias en la costa Pacífica se ha sumado una verdadera guerra en la zona de la cordillera. En los municipios de Cumbitara, El Rosario, Leiva y Policarpa, hay dos organizaciones en disputa: algunos excombatientes del antiguo frente 29 de las Farc-Ep, ahora rebautizado como Frente Estiven González comandado por alias Sábalo o Gaspar, se encuentra en guerra con el ELN a través de la comisión de finanzas de la compañía José Luis Cabrera Ruales, frente Comuneros del Sur, al mando de alias Yair. También en la zona opera el Clan del Golfo con una estructura autodenominada Codillera Sur Gaitanistas.

Hace apenas unos días, el 24 de noviembre de 2019, se produjo una masacre. De la misma hay dos versiones. Una es que, en medio de enfrentamientos entre disidencias de Farc y el ELN, cayó en combate Gonzalo Prado Paz, alias Sábalo, acción en la cual también cayeron siete miembros de la guardia personal de Sábalo. La otra versión es que alias Sábalo se encontraba visitando a su familia en un punto llamado El Turbio entre Santa Rosa, Damasco y Sidón, corregimientos de Cumbitara, el ELN le llegó al sitio, lo asesinó a él, a un hermano y a seis integrantes de su guardia personal. Una fuente de la zona confirma que “desde esta situación, no ha dejado de haber enfrentamientos y muertos en el Bajo Cumbitara, van 58 muertos de los disidentes a manos del ELN y todos echados al río Patía, tenemos mucho miedo y estamos solos”.

Una tercera guerra se libra en el Putumayo, allí la disidencia frente Carolina Herrera, el cual ha llegado desde el Caquetá, se encuentra en una disputa a muerte con el grupo que se hace llamar Sinaloa, este último compuesto por disidentes del frente 48, militantes de la banda La Construc y algunos sicarios.  La disputa más fuerte se desarrolla entre los municipios de Puerto Asís y Puerto Leguizamo, en el Bajo Putumayo. Los reclutamientos de menores son por decenas, al igual que los muertos, pero nadie dice nada.

Pero tal vez la zona más afectada es Norte de Santander. Durante los últimos dos años se ha identificado en el departamento de Norte de Santander la presencia de diez estructuras armadas ilegales: 1 Grupo Armado Ilegal (GAI): Ejército de Liberación Nacional (ELN); 5 Grupos Armados Organizados (GAO): Ejército Popular de Liberación, Clan del Golfo o AGC, Los Rastrojos y tres grupos armados posFarc; además de 3 Organizaciones criminales: Cartel de Sinaloa, Banda La Línea y Banda La Frontera.

Los de mayor incidencia y alcance en el territorio son el ELN, EPL y los GAPF del Frente 33. Entre estas estructuras se presentan las disputas más significativas que se libran en Norte de Santander. Particularmente la guerra entre ELN y EPL o Pelusos ha cobrado la vida de decenas de personas. Sin embargo, se avizora una disputa armada adicional por parte de varios grupos armados posFarc.

Todos ellos se hacen llamar Frente 33, pero se han identificado tres grupos. Por un lado, el GAPF liderado por alias Jhon Catatumbo, el cual representa el sector de Gentil Duarte y fue el primer grupo en rearmarse y tomar posición en la subregión del Catatumbo, principalmente en el municipio de Tibú, donde tiene amplia incidencia.

Por otro lado, el GAPF comandado por Enrique Muñoz, alias Villa, exmando medio del antiguo grupo guerrillero que estuvo participando activamente en el proceso político de la Farc luego de la desmovilización, pero que desapareció de la escena politica en 2018, para reaparecer formando parte de la Dirección Política de la autodenominada “FARC-EP: Segunda Marquetalia”, constituida entre el 22 y 25 de agosto de 2019, que corresponde al sector de Iván Márquez, Jesús Santrich, el Paisa, Romaña, entre otros.

Por último, el GAPF liderado por alias Roldán, producto del surgimiento de una disidencia en el interior del grupo liderado por Jhon Catatumbo y que tiene lugar luego de la expansión de este al municipio de Sardinata, en apoyo al ELN ante el repliegue del EPL a este municipio, donde la proliferación de los proyectos mineros configura este territorio en un actual escenario de disputa. La situación de seguridad se ha venido deteriorando en varias zonas del país y no se ve una mejoría a la vista.

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