Opinión
La importancia de tener una vida espiritual para cuidar de la salud mental
Para cuidar de nuestra salud mental es fundamental integrar la psicología, centrada en el sentido y los valores con la sabiduría de la espiritualidad, como un antídoto contra la ansiedad, la depresión, la falta de sentido y el sentimiento de soledad que tanto aturde a nuestra sociedad.
Existen pruebas científicas que constatan que la psicoterapia espiritual ayuda a las personas que luchan con las condiciones de salud mental.
Es casi imposible sostener nuestra salud mental equilibrada, cuando estamos todos los habitantes de la tierra viviendo en modo supervivencia, soportando una alarma interna que nos obliga a vivir en modo: ataque – lucha – fuga.
Me atrevo a afirmar que es tal la desconfiguración de nuestro sistema nervioso, que esta situación pone en riesgo día a día nuestro equilibrio interior y nuestra salud mental.
Si salimos a la calle todos estamos prevenidos y asustados de ser víctimas de un robo o un atraco, nos aferramos a nuestras pertenencias, como un lobo se aferra a su presa para asegurar su supervivencia y la de sus cachorros. Al estar dentro de nuestros hogares deberíamos encontrar un ambiente seguro de resguardo y protección, sin embargo, ahí tampoco nos sentimos seguros; basta con que veamos un telediario para que de nuevo nuestro cerebro se sature y empiece a segregar adrenalina y cortisol, los cuales nos están avisando que estamos en una zona amenazante, de riesgo y peligro.
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En medio de los desgarramientos emocionales que vemos hoy en las más crueles guerras, cuando se acumulan problemas de desempleo masivo, prolongadas hambrunas, desplazamiento de cientos de miles de personas y hasta la aniquilación de poblaciones enteras, debemos detenernos a reflexionar sobre la salud mental y la dificultad latente de perderla, de que nos sea arrebatada o secuestrada.
Como los sobrevivientes del holocausto, los seres humanos podemos ser despojados de todo lo material y ultrajados hasta la deshumanización más cruel de nuestra especie, sin embargo, en nuestro interior habita siempre la más poderosa fuerza del ser humano, el espíritu, el alma; lo que a pesar de que algunos humanos actúen como animales, es lo que nos hace humanos. Algunos animales se creen humanos y actúan como bestias con el alma totalmente secuestrada por el ego y el fundamentalismo, la psicopatía y la aberración.
Los líderes mundiales más poderosos y depredadores tienen diagnósticos claros de graves padecimientos de salud mental, por ejemplo Hitler padeció una psicopatía, un trastorno de la personalidad grave, cuyos síntomas principales son una gran o total falta de empatía, responsabilidad social y conciencia; de Putin se dice que padece el ‘Síndrome de Hubris’, el trastorno psicológico que tiene un ego desmedido, una desconexión total de la realidad o una actitud arrogante con síntomas de paranoia, entre otros.
En los Estados Unidos, un 89 por ciento de los adultos creen en “Dios o en un espíritu universal”, según un estudio por el Pew Research Center. Un modo de terapia eficaz para las condiciones de salud mental se enfoca en el cuerpo, la mente y el espíritu, según la American Counseling Association (ACA).
Para cuidar de nuestra salud mental es fundamental integrar la psicología, centrada en el sentido y los valores con la sabiduría de la espiritualidad, como un antídoto contra la ansiedad, la depresión, la falta de sentido y el sentimiento de soledad que tanto aturde a nuestra sociedad.
Desde siempre, el alma humana ha buscado una conexión con lo divino y místico, desde siempre nos hemos destruido unos a otros, porque le damos el protagonismo al ego y no al espíritu, el ego es nuestro peor adversario, de hecho, la palabra Satán que viene de Satanás significa el adversario y es precisamente la representación de la sombra más negra y tenebrosa a la que puede llegar una persona.
¡Constrúyete una vida espiritual! Y serás menos vulnerable a las hostilidades del mundo, refúgiate en una vida que sea arropada por la plegaria, la oración, la contemplación o la meditación.
Es la única trinchera real en la que podemos escondernos, mientras que afuera en el mundo caen bombas de tristeza y granadas de aniquilación.
Sana tu historia, regálate el perdón hacia todo el que haya sido tu agresor, suelta el rencor y el resentimiento, pues las personas que no lo hacen van como legiones de seres heridos lastimando a otros, convirtiéndose en un eslabón más de la cadena interminable de destrucción masiva.
El secuestro emocional es un término usado para describir las respuestas súbitas, abrumadoras y desmedidas frente a estímulos amenazantes, provocados por una percepción impactante de peligro o agresión emocional arrolladora, es decir, que nuestra respuesta emocional inmediata, puede tomar el control de nuestro cerebro en milésimas de segundo si nos sentimos amenazados o tremendamente asustados, esto nos hace perder la lógica y la razón, haciéndonos reaccionar de modo violento o inapropiado.
Las prácticas de mindfulness y la quietud interior acompañadas por ejercicios de respiración pueden aportarnos un gran bienestar.
Somos seres espirituales con una experiencia humana, que en ocasiones se torna vertiginosa, dura, desgarradora, e inclusive llegamos a sentir que la vida misma nos atropella y nos destruye, esto lo sienten de modo contundente quienes en este mismo instante, mientras tú lees este artículo, están siendo víctimas de la guerra y están enfrentados a las experiencias más desgarradoras que un ser humano pueda llegar a experimentar; por este motivo te invito a que cada día eleves una oración por quienes están siendo víctimas de cualquier tipo de violencia, física o psicológica y pregúntate hoy:
¿Cómo puedo ser útil y contribuir a la construcción de un mundo más humano y fraterno?
Quizá desde donde estas no puedas detener la guerra, pero si puedes hacer algo para construir la paz…
¿Estarás contribuyendo con tus acciones a las corrientes subterráneas de hostilidad que habitan hasta en nuestros espacios más íntimos y nuestros hogares?
Muchos no creerán en Dios, pero Dios sigue creyendo en nuestra especie, aunque cada día esta lo siga desafiando y deshonrando.
Mi píldora para el alma: la espiritualidad profundamente sentida y vivida en tu interior, es la única medicina que podrá sanar las profundas heridas sangrantes del alma.