OPINIÓN
El investigador
María Meneses Quintero, la esposa del senador Villamizar y madre del ahora representante investigador, controlaba diariamente la operación de la notaría para que la mordida llegara completa.
Ante el escándalo que mantiene en jaque al fiscal general, Néstor Humberto Martínez, la risible Comisión de Acusación de la Cámara decidió reabrir los procesos –que diligentemente le había archivado– y atender nuevas denuncias que dos grupos de veedurías ciudadanas interpusieron contra él. Por un extraño azar, el caso le tocó en suerte a un congresista que ostenta el curioso palmarés de ser hijo de padre delincuente, hijo de madre delincuente y jefe de un exparlamentario que le pedía a Saludcoop que consignara, mientras tramitaba una ley vital para esa empresa.
El afortunado se llama Óscar Villamizar Meneses, es representante a la Cámara por Santander y miembro del partido Centro Democrático. En su casa paterna nació el escándalo de Agro Ingreso Seguro y se encontraron las primeras pruebas de la entrega de notarías a congresistas que vendieron su voto para reformar la Constitución y así permitir la reelección del entonces presidente Álvaro Uribe.
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El 20 de agosto del año 2009, agentes del Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía y magistrados auxiliares de la Corte Suprema de Justicia allanaron la residencia del senador Alirio Villamizar, padre del ahora representante investigador.
En la vivienda del exclusivo sector Lagos del Cacique en Bucaramanga, los investigadores encontraron 800 millones de pesos en efectivo, evidencias de pagos de funcionarios al senador, libretas en la que llevaba una curiosa contabilidad y el documento que acreditaba que a su otro hijo, Danny Alirio, le habían regalado 496 millones de pesos de dinero público, en un subsidio no reembolsable de Agro Ingreso Seguro.
Ese fue el punto de arranque de la investigación de AIS, porque coincidía con dos hechos innegables.
Primero, el senador Alirio Villamizar era uno de los mayores promotores de la candidatura presidencial de Andrés Felipe Arias. Apenas unos meses antes lo había acompañado a la presentación pública de su renuncia al Ministerio de Agricultura, que fue al mismo tiempo el inicio de su campaña.
Segundo, el senador Villamizar le había colgado un ‘mico’ al Estatuto Tributario estableciendo que los beneficiarios de Agro Ingreso Seguro no tendrían que pagar impuesto de renta ni de ganancia ocasional sobre esos dineros. Una exención tributaria directa para su hijo y los otros favorecidos con el polémico programa.
Las libretas encontradas en el allanamiento mostraron que el senador Villamizar recibía el 50 por ciento de los ingresos de la Notaría Once de Bucaramanga. La notaria Luz Janeth Rojas confesó que le tenía que dar la mitad de las ganancias del despacho al insaciable senador porque gracias a él había sido nombrada ahí por el entonces presidente de la república.
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María Meneses Quintero, la esposa del senador Villamizar y madre del ahora representante investigador, controlaba diariamente la operación de la notaría para que la mordida llegara completa.
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Por esa razón, la Corte Suprema de Justicia encontró responsable al senador Villamizar del delito de concusión y lo condenó a 117 meses de prisión. Un juez condenó por el mismo crimen a su esposa, María Meneses, a 43 meses de prisión.
Mientras estaba en La Picota, el senador Villamizar preparó la carrera y llevó de la mano a su hijo Óscar. Fue miembro de la Unidad de Trabajo Legislativo del senador conservador Hernán Andrade y secretario de despacho del gobernador Richard Aguilar, el hijo del coronel Hugo Aguilar.
Este año, al llegar a la Cámara de Representantes, Óscar Villamizar nombró en su Unidad de Trabajo Legislativo a Holger Díaz, antiguo congresista despojado de su investidura por el Consejo de Estado, después de su famoso correo pidiéndole a Saludcoop que consignara.
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