Opinión
La mató con un plato de espaguetis
El caso de Maria Basso es inusual porque son los feminicidios los que dominan la crónica judicial italiana. Son muchos los hombres que asesinan a su pareja o expareja por celos o porque ellas los dejaron.
El crimen no fue sangriento, pero sí se cometió con maldad premeditada. La tía de 80 años tenía un patrimonio de un millón de euros representado en un apartamento y una cuenta bancaria. Carecía de herederos cercanos, pues no fue casada ni tuvo hijos. Vivía en una casa para ancianos en la localidad de Asiago, a hora y media de Venecia. Así como Parma es la cuna del parmesano, Asiago es la cuna del asiago, el quinto queso más vendido en Italia.
Maria Basso había trabajado toda su vida en el Ministerio de Asuntos Exteriores en Roma. Hace 15 años hizo un testamento de puño y letra en el cual dejaba todos sus bienes a un instituto salesiano de Milán. A finales de 2022 apareció en Asiago la hija de una sobrina llamada Paola Pepe, es decir, Paola Pimienta. Montó a su tía en el carro y de un solo tirón, sin avisar a nadie, viajó con ella a Catania, a más de 1.300 kilómetros de distancia, en Sicilia. La instaló en una casa de ancianos con vista al mar. Con la ayuda de un notario siciliano hizo que la tía cambiara el testamento para que sus bienes quedaran a favor de esta lejana pariente. Paola Pepe quedó instituida como heredera universal. El gerente del banco donde Maria tenía su cuenta en el norte de Italia se había negado varias veces a darle firma en la cuenta a los parientes sicilianos.
Maria estaba tan débil que no podía sostener un bolígrafo en la mano. Tal vez por eso se la llevaron para Sicilia. Ya teniendo en su poder un nuevo testamento que la favorecía, Paola Pepe tenía que buscar la manera de hacerlo efectivo, es decir, de convertirse en heredera ante la muerte de Maria. La fórmula fue muy sencilla. La llevó a almorzar a su casa y le preparó un plato de espaguetis y un postre. Maria tenía dificultades para deglutir y no podía comer alimentos sólidos. Paola Pepe la mató con ese plato de espaguetis. Maria duró viva en Sicilia apenas dos semanas. Como el gerente del banco en el norte de Italia ya había avisado a la policía sobre las maniobras de los parientes sicilianos, cuando Maria murió se realizó una autopsia. Se encontraron espaguetis en los pulmones. Falleció de pulmonía ab ingestis a los cinco días de ser hospitalizada, por dificultad para respirar.
Maria sufría de varias patologías: corea de Huntington, enfermedad neurológica y degenerativa que produce espasmos severos en las extremidades y muecas involuntarias; síndrome de Raynaud, que produce frío en los dedos de manos y pies; síndrome de piernas sin reposo; artrosis; divertículos en el colon; síndrome hipocinético, o temblor de reposo; y estado depresivo. Además tenía disfagia, la dificultad o imposibilidad de tragar. Todo esto había comprometido su capacidad de caminar y de hablar.
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Una prima de Asiago que iba a visitarla una vez al mes recordó sobre Maria: “No era autónoma. No podía deambular y difícilmente movía las extremidades superiores. No podía beber sola. No estaba muy lúcida mentalmente, al contrario, era muy vulnerable, como si estuviera dispuesta a casi todo por sentirse viva. Recuerdo que me pidió que le comprara una bicicleta eléctrica, algo que dadas sus precarias condiciones de salud no era posible, pues no hubiera podido manejarla”.
Paola Pepe fue llamada a juicio hace poco por homicidio agravado. El titular de prensa fue: L’anziana morta dopo un piatto di spaghetti: giudizio immediato per la nipote. El abogado de la acusada sostiene que no se puede causar la muerte de una persona que no puede deglutir porque los alimentos se quedan en la boca. Rábulas hay en todas partes.
El caso de Maria Basso es inusual porque son los feminicidios los que dominan la crónica judicial italiana. Son muchos los hombres que asesinan a su pareja o expareja por celos o porque ellas los dejaron. En 2023, de un total de 329 homicidios ocurridos en la península, que tiene 60 millones de habitantes, los feminicidios fueron 119, es decir, casi el 40 por ciento. En febrero fue condenado a cadena perpetua un exfutbolista de equipos de serie D, Giovanni Padovani, de 27 años, que asesinó a golpes de martillo a su expareja, Alessandra Matteuzzi, de 56 años, que lo había dejado por sus maltratos. El tribunal enfatizó el control “obsesivo y maníaco” del reo durante la relación que mantuvo con la occisa. En Colombia hubo 14.033 homicidios el año pasado, con 50 millones de habitantes, de los cuales más de 500 fueron feminicidios.