Opinión
La Pasión según San Mateo
Ojalá que la obra de Bach sirva para atemperar los espíritus, atenuar la pugnacidad y devolver la esperanza.
El Viernes Santo, 15 de abril de 1729, hace doscientos noventa y dos años se oyó por primera vez en la iglesia luterana de Santo Tomás, en Leipzing, en lo que es hoy Alemania, la versión completa de una extraordinaria obra del más grande genio de la música, Juan Sebastián Bach: “La Pasión según San Mateo”.
Hoy que se escucha con veneración y asombro en muchas partes del mundo, nos transporta hacia Dios y calma el espíritu. La maravillosa obra describe la pasión de Cristo desde la traición de Judas, “uno de los doce” muy cercano a Jesús; la escogencia de Barrabás; la sepultura de Jesús y el envío de soldados por Pilatos a la tumba ante la profecía de la resurrección.
Nos deja un mensaje de reflexión en momentos en que nos debatimos en medio de esta tremenda pandemia. En la que vemos caer diaria e inexorablemente a familiares, amigos, compañeros y conocidos. En la que los hijos contagian sin saberlo a sus padres y los conducen a la muerte. En la que muchos en medio de la depresión, han perdido la fe y la esperanza.
Para alivio de males, estamos en la “era de la cocaína”, en la que cotidianamente hay enfrentamientos entre bandas armadas, pugnando por rutas, cultivos y la comercialización de la cocaína. Los “ajustes de cuentas” en los que mueren cuatro o cinco, son cosa de todos los días. Ni siquiera en la llamada “época de la violencia” vivimos tan dramática situación.
Los espíritus se exaltan y hasta el presidente de Colombia llama a Maduro “asesino”, días después de que el presidente Biden de los Estados Unidos daba el mismo calificativo a Putin.
Sin contar con los discursos altisonantes del que sostiene “la revolución bolivariana” en Venezuela, el general Padrino, ministro de defensa de ese país, que ante el grotesco espectáculo de los enfrentamientos entre grupos armados colombianos en territorio venezolano y la participación de las fuerzas armadas de ese país para favorecer a uno de ellos, se ha pronunciado.
Aduce que los bandidos que allá se encuentran, son patrocinados y apoyados por Colombia y por la CIA, con la ayuda del Comando Sur de los Estados Unidos y son parte de “una agresión” organizada por el presidente Iván Duque contra Venezuela. Ante la deplorable condición por la que atraviesa su país, debe acudir a la manida práctica de buscar un enemigo externo. ¡Qué cosa!
La acusación de Padrino podría ser el pretexto para emprender acciones militares contra nuestro país, lo que no parece muy lógico en este momento, o mejor, para dar mayor apoyo a las FARC y al ELN para tratar de desestabilizar a Colombia y de pasada lograr mayores ingresos derivados del narcotráfico.
Jamás desde la disolución de la Gran Colombia se había presentado un escenario similar en las relaciones entre los dos países.
Ojalá que este Viernes Santo nos depare unos momentos de reflexión con las notas de la “Pasión según San Mateo”, que sirvan para descargar los espíritus, atenuar la pugnacidad y recuperar la esperanza.
(*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario.