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La pensión del ciudadano Juan

Tener menores comisiones es imperativo en un contexto en el que es difícil lograr la rentabilidad que Juan requiere.

Daniel Niño Tarazona
5 de agosto de 2023

Juan es un joven profesional de 24 años. Con la reforma pensional, Juan desea saber cómo pensionarse a la edad de 62 años con una mesada de 6,5 millones de pesos de hoy en día. Una porción se la va a dar el sistema público.

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¿Cómo un joven de 24 años pueden empezar a ahorrar para pensionarse a las 62? | Foto: Getty Images/iStockphoto

Juan estima vivir hasta los 87 años, es decir, espera disfrutar de su pensión por 25 años. ¿Cuánto debería rentar el ahorro individual de Juan para lograr su ingreso en retiro si él espera que su sueldo promedio a lo largo de vida laboral sea de 10 millones de pesos de hoy? Para que la pensión dentro de 38 años sea la equivalente a 6,5 millones de pesos de hoy, su ahorro tiene que rentar la inflación de cada año más 3,66 por ciento o una tasa real de 3,66 por ciento.

¿Por qué hoy Juan no sabe cuánto debe ser la rentabilidad para lograr el ingreso en retiro objetivo? Porque nuestra regulación se basa en decirle a quien administra su ahorro que lo que importa es que se cumpla una rentabilidad mínima, y esa rentabilidad no se basa en qué monto de mesada quiere Juan. Esa rentabilidad no tiene en cuenta cuánto espera vivir como tampoco cómo va a ser su sueldo durante su vida o cuánto va a aportar obligatoriamente. La rentabilidad mínima que se exige en la regulación de Colombia es principalmente el promedio de la rentabilidad de las cuatro administradoras que hoy tiene el país.

Como Juan no sabe cuánto debe rentar su ahorro, escucha en las noticias que los últimos cinco años el ahorro pensional renta 1 por ciento real. Juan no sabe qué quiere decir eso. Si el sistema se decidiera a ser un sistema con el deber fiduciario que corresponde, todo lo que se regula y lo que se hace al administrar los recursos de Juan sería solo y únicamente para su bienestar. Juan podría saber que, de mantenerse este tipo de rendimientos en su ahorro, su mesada sería 36 por ciento menor a la deseada o casi 4,17 millones de pesos de hoy.

Desde hace años, el mundo discute el dilema que tiene la regulación de inversiones en la administración de recursos pensionales. Por un lado, el marco regulatorio busca limitar la toma de excesivos riesgos de los administradores de recursos pensionales, así como, por otro lado, los recursos pensionales y su inversión deben contribuir al crecimiento de la economía. Al definir en qué se puede invertir y limitar qué tanto se puede invertir, la regulación puede generar rendimientos insuficientes para financiar las pensiones deseadas. Pero ese dilema en Colombia es menos evidente si se exige rentabilidad mínima, y quien administra los ahorros pensionales de Juan y el propio Juan no saben que su ahorro debe rentar 3,66 por ciento real.

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Pero ese dilema en Colombia es menos evidente si se exige rentabilidad mínima, y quien administra los ahorros pensionales de Juan y el propio Juan no saben que su ahorro debe rentar 3,66 por ciento real | Foto: Getty Images

No menos importante viene siendo el escrutinio global sobre la regulación de inversiones mediante requerimientos de capital basados en riesgos. Esos requerimientos de capital también buscan limitar los riesgos en la toma con las decisiones de inversión, pero también pueden generar decisiones o incentivos errados a la hora de generar rendimientos suficientes para financiar las pensiones. En Colombia la normativa genera muchas inversiones poco riesgosas que normalmente no cumplen todos los criterios necesarios para Juan. Muchas son seguras, tienen calidad y liquidez, pero se quedan cortas en rentabilidad y disminuyen el espectro de diversificación. Existe una creciente preocupación por los efectos que esa regulación puede tener para la financiación de proyectos de largo plazo como también en la financiación de empresas pequeñas y medianas.

Adicionalmente, esos requerimientos de capital tienen dos efectos adicionales que no son buenos para Juan. En la medida que crece el ahorro o se persigue generar la rentabilidad que Juan necesita, el administrador debe poner más recursos propios y eso no solo genera barreras de entrada a nuevos administradores o frena una mayor competencia para los que ya existen, sino que genera esquemas oligopólicos. En 1997 había ocho administradores y hoy quedan cuatro. Dos tienen el 80 por ciento del ahorro pensional. Juan en Estados Unidos podría escoger su plan de pensión entre más de 480.000 opciones y en Holanda entre más de 300 administradores de pensiones, haciendo responsable al administrador que no persigue la rentabilidad que necesita cambiándose a una opción que responde como requiere Juan.

El otro lado: esos requerimientos de capital justifican muchas veces comisiones y otros gastos que se descuentan a los aportes para la pensión de Juan. Según los cálculos actuariales, las comisiones son un costo de oportunidad de casi 19 por ciento para Juan. Ello equivale a poco más de dos años del ingreso que espera Juan. Tener menores comisiones es imperativo en un contexto en el que es difícil lograr la rentabilidad que Juan requiere.

Por último, si Juan se decidiera a aportar 1 millón de pesos mensualmente, voluntariamente a su fondo obligatorio o en pensiones voluntarias obteniendo un beneficio tributario, para consolidar su ahorro al momento de pensión, a pesar del rendimiento de 1 por ciento real de su ahorro, podría obtener una mesada de 6,25 millones de pesos de hoy. Situación que podría sin duda mejorar si las comisiones fueran más bajas.

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