OPINIÓN
La pesadilla de la extorsión en Bogotá
En Bogotá, el delito de extorsión se ha incrementado en un 107,6 % en el periodo de enero a febrero de 2024, en comparación con el mismo lapso del año 2023.
Por medio de una rueda de prensa, el alcalde Galán anunció que los delitos de extorsión aumentaron más de un 70 % en Bogotá. El alcalde reconoció que existe un problema real en temas de extorsión en la ciudad, pero también advirtió que el incremento en este delito puede ser el resultado de los esfuerzos de la administración para que las personas denuncien. Ahora bien, el reporte del burgomaestre se queda corto ante la realidad de la ciudad.
Según cifras de la misma Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia, en Bogotá, el delito de extorsión se ha incrementado en un 107,6 % en el periodo de enero a febrero de 2024, en comparación con el mismo lapso del año 2023. Es decir, la ciudad pasó de 198 a 411 casos reportados en los dos primeros meses del año, y estas cifras omiten a los ciudadanos que por alguna razón no denuncian. Estos datos son mucho más preocupantes que los reportados por el alcalde.
Al examinar más de cerca las cifras de extorsión por localidades, la situación resulta ser aún más alarmante. Tomemos, por ejemplo, la localidad de Los Mártires, que ha visto un incremento del 339,8 % en los casos de extorsión; Bosa, con un aumento del 314,3 %, y Suba, con un 180 %. Incluso sorprende que en localidades como Chapinero y Barrios Unidos, se presente un dramático aumento del 150 % en los casos de extorsión en febrero de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior.
Hoy, en Bogotá, nos enfrentamos a un escenario en el que las bandas criminales operan con impunidad, paseándose por las localidades a sus anchas y, con toda tranquilidad, visitan negocio por negocio intimidando y amenazando, mientras que los tres helicópteros del alcalde Galán sobrevuelan la ciudad sin un impacto real sobre lo que está pasando en la calle.
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Detrás de cada estadística hay historias desgarradoras de comerciantes que viven aterrorizados, recibiendo hasta treinta llamadas amenazantes al día, exigiéndoles millonarias sumas de dinero a cambio de dejarlos operar sus negocios en paz. No podemos permitir que este flagelo siga consumiendo la tranquilidad de los empresarios y comerciantes que se levantan cada mañana sin saber si será su último día.
Bogotá no puede limitarse a describir el problema. Es hora de exigir y proponer soluciones concretas ante un flagelo que ahoga el aparato productivo de la ciudad. Necesitamos un compromiso real de la Alcaldía y del secretario de Seguridad, César Andrés Restrepo Flórez, empezando por reconocer sus propias cifras y no minimizar la situación con eufemismos.
Bogotá necesita acciones de prevención en las calles, presencia y respuesta eficaz de la Policía, apoyo y protección a las personas que hacen las denuncias, seguimiento a los casos reportados y estrategias claras de colaboración constante entre las autoridades y la ciudadanía. Necesitamos un compromiso real de la Administración por recuperar la tranquilidad y la seguridad que merecemos en las calles de Bogotá.
Los ciudadanos merecemos vivir sin miedo y que se cumpla con lo prometido en campaña sobre una “Bogotá que camina segura”.