Opinión
La reunificación de China no será detenida por nadie
La reunificación de China es una tendencia histórica y, más importante aún, es lo que el pueblo anhela. La situación de Taiwán surgió en un momento de debilidad del país y se resolverá por completo con la revitalización de la nación.
Ignorando la fuerte oposición y las serias gestiones de China, la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, visitó la región china de Taiwán. Esta es una seria violación del principio de Una Sola China y va en contra de lo estipulado en los tres comunicados conjuntos entre China y Estados Unidos. Esta situación ha impactado severamente la base política de las relaciones sino-estadounidenses, infringiendo gravemente la soberanía e integridad territorial de China, socavando la paz y estabilidad del estrecho de Taiwán y enviando una señal equivocada a las fuerzas secesionistas sobre la “independencia de Taiwán”. La visita de Pelosi es un acto claro de provocación que China rechaza y condena categóricamente.
Quienes conocen la historia de China saben bien que en el “periodo de los tres reinos” en el siglo III d. C., el reino de Wu ya incluía Taiwán. Temprano en la dinastía Yuan, Taiwán ya formaba parte del territorio nacional y estaba bajo administración del Gobierno. En los tiempos modernos la región de Taiwán fue colonizada por poderes extranjeros, pero después de la Segunda Guerra Mundial regresó a brazos de la patria.
Tanto desde la perspectiva histórica como desde la legal, Taiwán jamás será un “país independiente”, pues es parte indivisible de China. La situación que enfrentamos sobre la isla hoy se remonta a la guerra civil china y revive el dolor del pueblo y de la nación. Por conveniencia política e interés personal, Pelosi apuñaló el corazón del pueblo chino y roció sal en la herida. Sus acciones provocaron tensión en el Estrecho y fueron un engaño para la gente de Taiwán, además de provocar mucho daño a los intereses fundamentales de China. Este comportamiento recibirá el castigo que merece.
En el mundo existe una sola China. Taiwán forma parte inalienable del territorio chino y el Gobierno de la República Popular China es el único gobierno legítimo que lo representa. Esto ha sido claramente reconocido por la Resolución 2758 de 1971, de la Asamblea General de las Naciones Unidas. En la actualidad, 181 países, incluyendo Colombia, han establecido relaciones diplomáticas con nuestra nación sobre la base del respeto por el principio de Una Sola China; un consenso de la comunidad internacional y una norma básica de las relaciones internacionales contemporáneas.
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La raíz de la turbulencia en el estrecho de Taiwán es la colusión entre las “fuerzas independentistas” de Taiwán y las fuerzas externas. Las autoridades del Partido Progresista Democrático se valieron de fuerzas extranjeras para favorecer su posición, convirtiéndose en una pieza de ajedrez y acelerando la secesión del país.
Estados Unidos, por su parte, arroja constantemente leña al fuego, provocando y poniendo a prueba las líneas rojas del pueblo chino. El anterior olvidó a los antepasados, traicionó la historia, cultura y sangre de la patria; el posterior actúa de mala fe, tratando de obstaculizar la revitalización de la nación china. Estados Unidos es el artífice del conflicto entre ambos lados del Estrecho y sus acciones destruyen la paz y la estabilidad de la región, además de socavar seriamente los intereses de la gente en Taiwán.
La reunificación de China es una tendencia histórica y, más importante aún, es lo que el pueblo anhela. La situación de Taiwán surgió en un momento de debilidad del país y se resolverá por completo con la revitalización de la nación.