OPINIÓN
La separación de Panamá: entre el desastre y la euforia
Posiblemente el hecho que más ha quedado grabado en el corazón de los colombianos fue la separación de Panamá
Se cumplen 120 años de la separación de Panamá de Colombia. Un acontecimiento que partió en dos la historia de nuestro país, que ha merecido el llanto perenne de los colombianos y el regocijo de los panameños, que hoy precisamente celebran su fiesta nacional.
Colombia estuvo durante el siglo XIX dedicada a su deporte favorito: la confrontación entre los partidos políticos y las guerras civiles. Cada uno de los bandos encontraba en Panamá, a reclutas para incorporar a sus filas.
Los gobiernos colombianos en ese entonces no tomaban en serio a Panamá, como no lo hicieron con el resto de la periferia nacional. Sin embargo, Panamá, era la ruta ideal para la construcción de un canal interoceánico. Estuvo como Nicaragua, en la mira de los Estados Unidos, de la Gran Bretaña y de otras potencias europeas.
No obstante, el país, en el siglo XIX dio dos pasos formidables con respecto a Panamá: le otorgó a un consorcio norteamericano la concesión para la construcción del ferrocarril de Panamá, que era un proyecto como el del ferrocarril de Petro desde Buenaventura a Cartagena. Con la diferencia, que el ferrocarril de Panamá fue inaugurado pocos años después, en 1855, sin cargas presupuestales para el estado.
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Poco después nuestro país emprendió una obra de magnitud similar a la de la construcción de la gran muralla china: la apertura de un canal interoceánico, para la cual se constituyó la Compañía Interoceánica del Canal de Panamá liderada por el mejor ingeniero del mundo, Ferdinand Lesseps. Que la empresa, después de adelantar parte de las obras, quebrara, es otra cosa.
Aunque la separación de Panamá no fue en 1903, el departamento del Istmo, como se denominaba, había tratado de independizarse en varias oportunidades. La primera de ellas, el 26 de septiembre de 1830 cuando José Domingo Espinar, médico militar de brillante trayectoria en las campañas del sur y comandante militar del departamento del Istmo, declaró la separación y pidió a Bolívar que se trasladara a Panamá a ejercer el mando. El Libertador no aceptó la solicitud.
Seis meses más tarde José Domingo Alzurú, de nacionalidad venezolana, declaró la independencia del Istmo y estableció una férrea dictadura. El gran general panameño Tomás Herrera, ahogó el movimiento separatista.
Pero curiosamente en 1840, con ocasión de la llamada “revolución de los supremos” fue Herrera el que decretó la independencia del Istmo de Colombia. El gobierno central envió a Panamá inicialmente a Julio Arboleda y luego a Anselmo Pineda y a Ricardo de la Parra, quienes lograron la reincorporación.
Los panameños siguen guardando afecto por Colombia, pero nunca se les pasa por la mente que no se hubiera dado la independencia. “Estaríamos como el Chocó, ya que somos su continuación”, dicen varios panameños.
El progreso de Panamá es impresionante, la gente vive bien y contenta, sin dejar de lado las protestas que se hacen de vez en cuando, como las de la semana pasada por la explotación en el país de la mayor mina de cobre de Centroamérica.
¿Qué tal que se hiciera un referendo en Panamá, preguntando si quisieran la reincorporación a Colombia?
No obstante que, según algunos, nuestro país va a ser en breve un modelo para el mundo que rivalizará con Shangri-lá.