Opinión
La tragedia que vive Haití es consecuencia de la actitud de grandes potencias durante décadas
La causa de la miseria radica en que los haitianos durante muchos años tuvieron que pagar por su independencia.
Haití: ¿un drama sin responsables? Mientras seguimos los desarrollos del campeonato mundial de fútbol, que se adelanta en medio de la opulencia, tenemos a un país limítrofe con Colombia que está a punto de desaparecer. Nunca en el continente se había presentado una situación semejante. Si a esto se agrega que no se vislumbra ninguna solución próxima y que todos prefieren mirar hacia otro lado, lo que se experimenta es una tragedia.
El país está en poder de las mafias, especialmente después del asesinato el año pasado del presidente Jovenel Moïse, en el que intervinieron mercenarios colombianos. La miseria, el hambre y las enfermedades son generalizadas, mientras que los asesinatos, las torturas y los secuestros son cosa cotidiana.
La República Dominicana que comparte con Haití la isla de Quisqueya, como la llamaban los indígenas, y que es por el contrario una nación próspera y pujante, para evitar el ingreso de haitianos está construyendo un muro a lo largo de la frontera con torres de vigilancia, en forma similar al que existe en sectores de la frontera entre México y Estados Unidos.
Los Estados Unidos, por su parte, preocupados por el riesgo de una migración masiva hacia su territorio, realizan esfuerzos para crear una fuerza internacional para tratar de hacer retornar al país a una relativa normalidad.
Sin embargo, no ha encontrado hasta ahora gobiernos que estén dispuestos a contribuir a esa empresa. Pocos recuerdan que, al principio de su mandato, el presidente Samper recibió una llamada del presidente Clinton para solicitarle que enviara fuerzas colombianas, para integrar una fuerza multinacional para Haití. Samper se negó y al mandatario norteamericano no le gustó.
El envío de un contingente bajo la bandera de Naciones Unidas está descartado, ya que cuando los cascos azules estuvieron en 2010 incurrieron en todo tipo de atropellos, desde violaciones masivas hasta actos de corrupción.
¿Cómo es posible que una nación que fue poderosa y floreciente, cuna de la independencia de las naciones de América Latina, haya llegado a ser una de las más pobres del planeta y un país inviable?
La causa de la miseria radica en que los haitianos durante muchos años tuvieron que pagar por su independencia. Por décadas cancelaron elevadas sumas como “indemnizaciones” a sus dominadores franceses y europeos. Si no pagaban, los invadían, así tan sencillo. Luego un banco francés se hizo dueño de las finanzas del Estado y obtuvo importantes ganancias.
En Colombia no estuvimos muy lejos, cuando se negoció con los prestamistas británicos la deuda contraída durante la guerra de la independencia. Para no hablar del caso Cerruti con Italia y otros parecidos. Tampoco se olvida el bloqueo a los puertos venezolanos por una flota combinada de Inglaterra, Alemania e Italia en 1902.
En Haití, los Estados Unidos no se quedaron atrás y en 1847 intentaron que les cedieran un territorio en el noroeste para establecer una base naval que controlara el estratégico Paso de los Vientos, que separa a Haití de Cuba. Los haitianos se negaron. Los norteamericanos invadieron en 1891.
Posteriormente, aunque el tesoro haitiano estaba exhausto con el pago a sus antiguos amos, en 1915 el National City Bank se apoderó de la administración pública e infantes de marina norteamericanos ocuparon la isla durante 20 años. El saqueo del que fue víctima Haití, con la consiguiente corrupción que siguió desde los tiempos del siniestro François Duvalier, acabaron con el país.
La responsabilidad moral de varios países y de los patronos europeos de los esclavos que se levantaron contra sus amos es enorme. Pero de eso no se habla.
(*) Decano de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario.