OPINIÓN

La trata de personas en zona de frontera

La increíble red de explotación sexual de mujeres venezolanas.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
5 de febrero de 2020

Analistas, periodistas y hasta supuestos expertos piensan y manifiestan que el narcotráfico es el mercado que explica la ola de violencia que azota la región de frontera entre Colombia y Venezuela. Sin embargo, una investigación realizada por la Fundación Paz y Reconciliación encuentra que el mercado más próspero es el de trata de personas. Ya sea con fines de esclavitud laboral o explotación sexual, centenares de venezolanos y venezolanas son víctimas de esas redes. Una de las mayores expresiones de esto se vive en la región del Catatumbo. Centenares de personas son utilizadas como esclavos para raspar coca y las mujeres venezolanas son sometidas en prostíbulos de estos pueblos. 

Una de las mayores expresiones de control que tienen los grupos armados ilegales es la de vigilar, regular y condicionar las relaciones de las comunidades rurales, los horarios, los movimientos dentro del territorio y las rutinas.  Ante la migración venezolana hacia territorio colombiano el accionar de estructuras armadas ilegales como el ELN ha condicionado también la movilidad, las rutas de acceso y la forma en que venezolanos y venezolanas se insertan a la vida social en el Catatumbo. En Teorama y Convención, municipios con presencia histórica de ese grupo armado ilegal, el ingreso de migrantes de nacionalidad venezolana está determinado por las órdenes del ELN. Según Migración Colombia, para octubre de 2019, había entre ambos municipios mil noventa y seis ciudadanos venezolanos, que se integraron al Catatumbo para coexistir con la población retornada y los campesinos resistentes. 

Ilustración 1 A la izquierda, barrio de invasión de migrantes venezolanos en Teorama. Foto tomada por Francisco Daza

Los casos de reclutamiento de la población venezolana en esa zona del país son bien conocidos en la región. En el año 2017 se hizo un bombardeo a un campamento del EPL en zona rural de Teorama, entre los muertos y los capturados, como lo ha reconocido la administración municipal, se encontraban ciudadanos venezolanos. El ingreso de estos migrantes venezolanos a esa parte del Catatumbo se hace por medio de conexiones familiares o amistades; “venezolano que entre allá debe ir recomendado por alguien” se comenta entre la población. 

Ilustración 2Barrio de Invasión "Villa Cotes" habitado por migrantes venezolanos. Foto tomada por Francisco Daza

Los migrantes no solo se están adhiriendo a las filas de estas estructuras armadas ilegales. Para las mujeres el trabajo sexual se presenta como una alternativa de vida en este contexto de vulnerabilidad. Hay redes dedicadas a esta explotación que trasladan de pueblo en pueblo a estas mujeres y llegan a ciudades como Bogotá y Medellín. Estas redes se mueven en zonas donde opera el ELN, el Clan del Golfo, el EPL, entre otros grupos criminales. 

Durante muchos años los grupos guerrilleros prohibieron los prostíbulos, pero ahora pululan en toda la zona de frontera. Se dice que el único municipio autorizado para que se lleve a cabo esa actividad es Convención, en donde hay aproximadamente 170 trabajadoras sexuales. En La Curva, zona periférica del casco urbano de ese municipio, hay por lo menos cuatro casas dedicadas a este negocio. Con el control del negocio se regulan formas de transacción de la economía local a pequeña escala.  

Ilustración 3 Marca alusiva al ELN en Teorama. Foto tomada por Francisco Daza

El panorama de La Curva es crítico. En uno de estos lugares, se confirmó la presencia de 15 trabajadoras sexuales, 13 de ellas de nacionalidad venezolana. En otro, una marca alusiva a las FARC-EP (una disidencia del frente 33) demuestra una clara tensión entre ambos grupos armados ilegales por el control de este espacio y, en consecuencia, de las trabajadoras sexuales que están en el mismo. 

Ilustración 4 La Curva, zona de tolerancia de Convención. Norte de Santander. Foto tomada por Francisco Daza

A esto es importante añadir, que, en el control de este negocio, existe un corredor que conecta a este municipio del Catatumbo con Cúcuta. Las migrantes venezolanas que se desempeñaban como trabajadoras sexuales en la capital de Norte de Santander han manifestado que compañeras suyas han sido enviadas a Convención para continuar en esa labor. Se suma a esta complejidad que, grupos como el Clan del Golfo y La Línea también hacen presencia en el espacio territorial que separa a ambos municipios.

Esto también supone la existencia de un circuito de trata de personas y tráfico de migrantes con fines de explotación sexual, que comienza desde el propio ingreso de venezolanos a territorio colombiano y en el que los grupos armados ilegales permiten el acceso de estas personas y reciben dinero por parte de la red criminal de trata de personas. La investigación de la fundación encontró que muchas de estas mujeres las sacan de Petare y desde allí comienza el viacrucis. 

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