MARIA ANDREA NIETO Columna Semana

Opinión

La troika y el WhatsApp

Ojalá Petro se dé cuenta de que su intento desesperado de imponer ideales totalitarios, caprichosos y antidemocráticos es un anacronismo en un país y un mundo que exige democracia, respeto por la libertad y promoción del desarrollo. Todo eso de lo que Petro está tan lejos por estar tan cerca de todo lo perverso que Maduro representa.

María Andrea Nieto
10 de agosto de 2024

En pleno siglo XXI, los presidentes de Brasil, Colombia y México decidieron ponerse del lado más perverso de la historia. Es evidente que López Obrador (Amlo), Lula y Petro, hoy organizados en una improvisada troika (trilogía, en ruso) suramericana, eligieron respaldar al dictador Nicolás Maduro y su remedo de elecciones para comprarle tiempo con comunicados insulsos, mientras callan respecto de unevidente fraude y los miles de violaciones a los derechos humanos, responsabilidad del narcodictador Maduro. Hasta ahora, esta perversa apuesta parece estar saliendo muy mal.

María Andrea Nieto: Petro, Amlo y Lula eligieron lado equivocado de la historia

Para todos los países que respaldan los valores democráticos y el Estado social de derecho, el incontrovertible ganador de la presidencia en Venezuela fue Edmundo González. Pero para la troika, a quienes ideológicamente unen las trasnochadas ideas comunistas del castrochavismo, este no es un triunfo útil ni en materia política ni tampoco económica (por aquello del “business”). Por eso, esta pasada de moda unión trotskista calla de forma escandalosa frente a la sistemática, violenta y abusiva represión (con homicidios, torturas, desapariciones, violación de domicilio, entre otros) que adelanta el mal perdedor Maduro en contra del pueblo, que, con toda evidencia, lo derrotó estrepitosamente en las urnas.

La estrategia de la izquierdista troika aliada de Maduro es señalar de “fascistas” a sus opositores, es decir, a María Corina Machado, al presidente electo, Edmundo González, y a más del 60 por ciento de venezolanos que votaron en contra de este régimen destructivo y abusivo. La troika recurre descaradamente a una distorsión histórica del fascismo y del nazismo para secundar a Maduro, quien no para de evocar, como excusa, el salvajismo enfermo de Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, las imágenes desde Venezuela muestran una barbarie asesina ejecutada por Maduro en contra de miles de venezolanos desarmados. Si hoy hay un fascista ese es, sin duda, Nicolás Maduro, y la troika con su silencio cómplice y sus sosos comunicados.

¿O es que el proceder de Maduro de secuestrar sin orden judicial y encarcelar a los testigos electorales y a los ciudadanos del común para torturarlos está acorde con la libertad y la democracia? ¿Por qué Petro, autoproclamado líder mundial en defensa de la vida, no le ha exigido a Maduro que detenga estos atropellos, como sí lo ha hecho con todos los demás líderes que no le gustan? ¿Cobardía, conveniencia o será acaso que Maduro conoce los oscuros secretos del mandatario colombiano?

El proceder del narcodictador no es nuevo. Ya había seguido esta línea durante las protestas de 2017, cuando la gente se volcó a las calles agotada por la escasez de alimentos, medicinas, la inflación y la inseguridad. Fue por esos crímenes de lesa humanidad que la Corte Penal Internacional abrió el caso Venezuela I, en el que al dictador se le investiga por los delitos de desaparición forzada, ejecuciones extrajudiciales, detenciones arbitrarias y tortura a disidentes. ¿Por qué la troika decide ser cómplice de estas atrocidades si se proclama defensora de la democracia, la libertad y los derechos humanos?

Se entiende que esta decadente troika latinoamericana le apueste a ganarse la medalla de oro si logra una salida negociada con el dictador, un personaje que se muestra por completo fuera de sus cabales mientras en delirantes declaraciones “rompe relaciones con Whatsapp” y prohíbe su uso en el país, porque, según él, por ese canal hay un ataque “ciberfascista” promovido por el narcotraficante “Elon Mutks” (Musk), en alianza con Javier Milei, todos ellos fascistas. ¿No es todo esto delirante?

¿No quedan en ridículo Amlo, Lula, Petro y sus respectivos cancilleres, Gobiernos y equipos al apoyar el delirio de un criminal responsable de delitos de lesa humanidad? Claro que no. En defensa de Maduro, ya Lula y Petro afirmaron, sin vergüenza alguna, que el éxodo de 8 millones de venezolanos se debía a que estaban buscando agua en Estados Unidos por culpa del cambio climático, y no por las condiciones miserables en las que viven millones sometidos al régimen autoritario.

A diferencia de esta vetusta troika, surgió el liderazgo del presidente de Chile, Gabriel Boric, quien siendo de izquierda, pero desde la sensatez, la humanidad y el respeto por la ley, desafió a los “progreamigos trotskistas” y le manifestó al planeta entero que Maduro cometió fraude y que el pueblo venezolano eligió a Edmundo.

Con esta troika hay dos opciones: o de verdad están buscando un camino para la salida de Maduro, o, por el contrario (y es lo que yo creo), están ganando tiempo para que con el pasar de los días y de las semanas Maduro se enquiste, de nuevo, en el poder.

Por lo pronto, ojalá creen un grupo de WhatsApp, inviten a Maduro, lo bauticen la troika y discutan sobre el anacronismo de sus ideales comunistas, al tiempo que despierten al hecho evidente de que la transición hacia la democracia en Venezuela ya comenzó y no tiene reversa. Latinoamérica está harta de las dictaduras y su fin ha comenzado.

Ojalá Petro se dé cuenta de que su intento desesperado de imponer ideales totalitarios, caprichosos y antidemocráticos es un anacronismo en un país y un mundo que exige democracia, respeto por la libertad y promoción del desarrollo. Todo eso de lo que Petro está tan lejos por estar tan cerca de todo lo perverso que Maduro representa.

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