LA UNIVERSIDAD DE LA LAGARTERIA
Ni un sólo remiendo se ha aplicado sobre los rasgados bolsillos de los trajes que Colombia viste para asistir a los foros de los distintos organismos internacionales. Por sus agujeros vienen escurriéndose los millones que el país invierte en pagar el costo de su presencia en el gigantesco aparato de la burocracia internacional, y ha llegado la hora de que las diversas delegaciones colombianas en el extranjero sean revisadas con el objeto de que se ajusten a la política de austeridad que el gobierno ha intentado implantar en el interior del país.
Carece de lógica alguna que Colombia se haya puesto a dieta de puertas para adentro pero continúe devorando opíparamente de puertas para afuera. Si resolviéramos estudiar seriamente la utilidad que le representa al país su afiliacion a diversos organismos internacionales quizás nos quedaríamos espantados con casos como el de la UNESCO, (Organización de las Naciones Unidas para la Educacion, la Ciencia y la Cultura), a la que cada año aportamos millones de pesos y en la cual mantenemos Permanentemente una delegación, con sede en París, de seis miembros, que todavía no han podido ponerse de acuerdo sobre la utilidad o las características de las funciones que desempeñan.
El caso de la Unesco es particularmente interesante. En días recientes los E.E.U.U. anunciaron su decisión de retirarse de ella a partir de diciembre de 1984, encontrando Inaceptable que la organización le hubiera dado "carácter político a virtualmente todos los asuntos de los que se ocupa" y que estuviera comprometida con una "irrestricta expansion presupuestaria", que alcanzará entre 1984-85 -con ayuda de aportes de socios incondicionales como Colombia- la suma de 374 millones de dólares.
Increíble como pueda sonar, gran parte de esta suma se invierte en sostener la gigantesca estructura de la Unesco en París. En la capital francesa tiene su sede esta Babel en la que miles de delegados de distintos países del mundo juegan al papel de notarlos, pero no para dar fe de lo que allí pasa sino para darla de que allí no pasa nada.
La Unesco es un hervidero de lagartos internacionales que sólo se diferencian de los que conocemos a nivel domestico en que van a almorzar a "Maxim's". Todos dominan el difícil arte del manejo de un lenguaje totalmente amorfo, del que las palabras salen disparadas en dirección oblicua, y cuya primera regla consiste en que antes de decir una cosa hay que decir cinco. Periódicamente se reúnen a , debatir la importancia que tienen la educación, la ciencia y la cultura en el mundo, de lo que se dejan ingeniosas constancias como la que aportó en cierta oportunidad el delegado de Ghana: con fórmulas pomposas anunció ante la concurrencia que prueba de la Importancia de la comunicación en el mundo era que él mismo, en su casa, tenía un aparato de television.
Actualmente la Unesco se encuentra embarcada en un "proyecto de nuevo órden para la comunicación internacional", que busca "salvar a la humanidad" de la manipulación de las agencias de noticias internacionales, mediante el recurso de dejar que sea un "pool de Estados" el que resuelva qué tipo de información es prudente difundir y bajo qué clase de orientación ideológica.
Lo poco que dejan los gastos de funcionamiento se invierte en la edición de lujosos libros que denuncian los problemas de las minorías culturales en el mundo, destinados a servir únicamente de referencias de pie de página en libros aún menos importantes que ellos. Algunos millones más se invierten en la publicación de documentos destinados a mantener informadas a las delegaciones sobre asuntos carentes completamente de importancia, y que aunque nunca dicen nada más de lo que está en su título su sola lectura, como alegremente lo anotaba algún observador, "definitivamente engorda".
¿Qué ha hecho en concreto la Unesco por Colombia, en retribución a los aportes que anualmente le envía y a la costosa delegación que de manera permanente le mantiene en París? Los datos más recientes son los de 1982, año en el cual lo más importante fue el envío de un experto "para aconsejar y asistir a la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá en el diseño y desarrollo de sistemas de purificación para la eventual recuperación del río Bogotá".
Sin necesidad de esgrimir la validez de los argumentos de índole política alegados por E.E.U.U. para retirarse de la Unesco, Colombia sí podría revisar la utilidad de su vinculación con la organización atendiendo a razones presupuestales y eminentemente prácticas.
¿Cuánto nos cuesta? ¿Cuánto nos aporta? ¿Está el país en condiciones de invertir tiempo y dinero en el apoyo de esta gran universidad de la lagartería internacional?