Luis Carlos Vélez Columna Semana

Opinión

La vaca

Esta camorra del presidente con los paisas es la norma y de ninguna manera es la excepción. El jefe de Estado vive de la pelea con las regiones y poco a poco se va ensimismando en su división de amigos y enemigos.

Luis Carlos Vélez
28 de marzo de 2024

¡OH, LIBERTAD, QUE PERFUMAS

las montañas de mi tierra,

deja que aspiren mis hijos

tus olorosas esencias!

El himno de Antioquia es una de las declaraciones de independencia más bellas que existe en nuestro país. También es la descripción de cómo históricamente los paisas les cantan a los retos, a las montañas y al trabajo. La derrota no está en ninguna de sus estrofas.

II

El hacha que mis mayores

me dejaron por herencia

la quiero porque a sus golpes

libres acentos resuenan.

Las labores de la tierra desde que despunta el sol es lo que se reconoce como impronta del compromiso para enfrentar los retos que tienen los antioqueños. Tal vez sean las montañas que son tan hermosas como difíciles para trabajar. Dios les dio a los paisas una tierra tan bella como indomable.

IV

Yo, que nací altivo y libre

sobre una sierra antioqueña,

llevo el hierro entre las manos

porque en el cuello me pesa.

Por eso, la pelea que el presidente Petro le plantea al departamento, no solamente ignorándolo para sus planes de desarrollo, sino también para torpedear su vaca, que busca terminar las obras que el Estado central se niega, es solamente incentivo para que el departamento se vuelque a un proyecto común que los una y les permita demostrar, una vez más, que juntos son más fuertes incluso que un gobierno déspota que lo ignora y lo ve como enemigo.

VI

Nací libre como el viento

de las selvas antioqueñas,

como el cóndor de los Andes

que de monte en monte vuela.

Petro taca burro con Antioquia al enfrentarse al emprendimiento de la región. No solamente porque hacer cosas es lo que caracteriza a los antioqueños, sino también porque para atravesarse a la vaca para las vías 4G ha hecho uso de un manojo de estigmatizaciones contra los paisas: los trató de traquetos al sugerir indirectamente que plata de la mafia había entrado a la suma de fondos y de vivarachos, tras referirse a que el proyecto podría ser captación ilegal de dineros. Muy mal.

Pero todo es entendible. Antioquia es la antítesis de Petro. El departamento les ha dado la espalda a sus candidatos y su manera de ver la administración pública, y al mismo tiempo es de personas que se levantan temprano, cumplen las citas, tienen palabra, respetan tradiciones, exaltan la familia, confían en la gente y creen en la justicia divina.

Esta camorra del presidente con los paisas es la norma y de ninguna manera es la excepción. El jefe de Estado vive de la pelea con las regiones y poco a poco se va ensimismando en su división de amigos y enemigos. Está enemistado con los costeños porque les incumplió con los Juegos Panamericanos, está metido con los paisas al querer matar su vaca y está enganchado con los bogotanos al querer atravesársele al metro, que ya está en plena construcción, para hacer uno que a él le gusta. Petro se está quedando sin amigos mientras la vaca de los paisas verá cómo en las próximas semanas llegarán donaciones de empresarios locales y foráneos que le gritarán en la cara al presidente: somos más fuertes que un Estado autoritario, vengativo e ineficiente.

XXII

Lágrimas, gritos, suspiros,

besos y sonrisas tiernas,

entre apretados abrazos

y entre emociones revientan.

XXIII

¡Oh, libertad, que perfumas

las montañas de mi tierra,

deja que aspiren mis hijos

tus olorosas esencias!

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