OPINIÓN

La violencia se toma los colegios del país

Los entornos escolares están en riesgo, las bandas delincuenciales y de microtráfico han vuelto a frecuentar los colegios según las denuncias de padres de familia.

16 de marzo de 2022

Con el retorno a la presencialidad, comenzaron a sobresalir las problemáticas en torno a la educación, la cultura ciudadana en los entornos escolares y la salud mental de los menores de edad. En lo que va del año en la capital del país, se han registrado ya 141 riñas entre estudiantes y la cifra a nivel nacional asciende a más de 500 reportadas oficialmente este año.

En Cali, fueron por ejemplo dos mujeres adolescentes de la Institución Educativa Jorge Isaacs que se enfrentaron a puños, se citan en el parque del barrio Calima y otros menores con arma blanca se citan en cercanías a la institución educativa La Buitrera, y de la misma manera ocurrió en las últimas semanas con alumnos del Colegio Bilingüe Lancaste; mientras que en Nariño se reportaron casos iguales en los colegios Normal Superior y de la Institución Educativa Juamambu. En Bogotá ocurrió igual en Suba en el Colegio Nueva Zelandia y en Kennedy en el colegio INEM, con hechos que se han registrado en la jornada de la tarde, con estudiantes que se citan a la salida de clases para enfrentarse en las calles aledañas a las instituciones educativas, dejando tres estudiantes heridos de consideración.

Estos casos no son nuevos, se presentaban antes de la pandemia y a tan solo dos meses de haber retomado la presencialidad escolar, con los efectos en la salud mental de niños, niñas y jóvenes, se ha recrudecido el tema, especialmente en colegios oficiales con el uso recurrente de objetos contundentes como ladrillos, piedras y armas cortopunzantes como puñales o machetes.

La alerta recae también sobre la salud mental de los menores. Según la ONG Save the Chldren, los trastornos mentales en niños, niñas y adolescentes se triplicaron en la pandemia, con una incidencia cuatro veces mayor en niños en condiciones de vulnerabilidad o pobreza. Los padecimientos más comunes son ansiedad, estrés, depresión, conducta suicida, reacciones excesivas de irritabilidad o frustración y trastorno adaptativo.

¿Dónde queda la responsabilidad de los directivos y docentes de los colegios? Que por el momento responden que como ocurre fuera de las instalaciones de los plateles deja de ser de su competencia. ¿O qué labor les corresponde también ejercer a los padres de familia y cuidadores? Que deben hacer seguimiento y acompañamiento a los menores al terminar la jornada educativa. ¿Y hasta dónde llega la complicidad de los ciudadanos con la violencia? Si se tiene en cuenta que la principal actuación de los ciudadanos es mirar con detenimiento, grabar para redes o incluso en algunos casos animar las peleas. Entonces, ¿qué va a pasar cuando las riñas se salgan de control y pasen de desencuentros convocados a homicidios o lesiones personales graves?

Los entornos escolares están en riesgo, las bandas delincuenciales y de microtráfico han vuelto a frecuentar los colegios según las denuncias de padres de familia. Urge visibilizar lo que ocurre y abordarlo con estrategias de diálogo, promoción, prevención y atención de la salud mental, correctivos a quienes propicien la violencia, riñas y otros delitos dentro y fuera de los colegios y el trabajo interinstucional de los gobiernos por el bienestar de los menores de edad.

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