Opinión
Las relaciones con Venezuela serán un hecho
Hernández y Petro coinciden en que una de sus primeras acciones será el restablecimiento de relaciones con Venezuela.
El candidato Rodolfo Hernández ha señalado que, en caso de resultar ganador en las elecciones del 19 de junio, restablecería las relaciones diplomáticas con Venezuela el 7 de agosto a las 4:00 p. m. Esa posición, con algunos matices, es la que ha expuesto Gustavo Petro.
La relación con Venezuela es uno de los problemas, que cualquiera que sea el nuevo presidente, deberá afrontar. El presidente Duque, que ha hecho un buen gobierno, se comprometió desde el inicio de su mandato en la fallida sustitución del régimen venezolano, generando una compleja situación entre los dos países. Eso no le resultó bien.
Las relaciones entre Colombia y Venezuela, desde la disolución de la Gran Colombia en 1830, se asemejan a una montaña rusa, con subidas periódicas y abruptas bajadas. Lo cierto es que no solamente tenemos una frontera dinámica y abierta de 2.219 kilómetros, sino que, durante varios años, cerca de dos millones de colombianos migraron hacia Venezuela para buscar oportunidades en el vecino ricachón o para huir de la violencia rampante en nuestro país.
Ahora los papeles se han invertido y, de manera abrupta, más de dos millones de venezolanos han ingresado a Colombia, generando graves problemas de carácter económico, social y de seguridad. La frontera entre los dos países está considerada como una de las más peligrosas del mundo, y en Venezuela se encuentran grupos armados colombianos que no solamente hacen incursiones en Colombia, sino que adelantan acciones en territorio venezolano. Las fuerzas armadas venezolanas, por más chavistas que sean, deben sentir dolor de patria.
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Venezuela, además, se ha constituido en una ruta privilegiada para la salida de la droga, de la cual se lucran además muchos funcionarios gubernamentales.
¿Cómo llegamos a la compleja situación, solo comparable a las que se presentan entre algunas naciones africanas afectadas por problemas religiosos y tribales?
Hugo Chávez alcanzó el poder como consecuencia de la descomposición de los partidos de derecha, de centro y de izquierda, así como por el desprecio a los personajes de la clase política que aparecían periódicamente con diferentes ropajes. Llegó, gracias a los precios del petróleo, con los bolsillos llenos de dólares, que comenzó a repartir a diestra y siniestra, incluyendo a los países angloparlantes del Caribe oriental, de los que quiso constituirse como mentor, y a Cuba, que estaba atravesando una compleja situación, después de que se vio obligada a cerrar decenas de ingenios, por el bloqueo de Estados Unidos y la baja del azúcar en el mercado mundial.
Pocos días después de la elección de Santos en junio de 2010, el gobierno de Uribe anunció que tenía evidencias de la presencia del ELN y de las Farc en territorio venezolano. En un acto de hipocresía, Chávez rompió relaciones con Colombia y puso en “alerta máxima” la frontera.
En su discurso de posesión, Santos calificó a Chávez como su “nuevo mejor amigo” y se inician las negociaciones con las Farc en La Habana. Venezuela es designada como “facilitadora”. Tremendo error: primero Chávez y después Maduro se sentirán prevalidos por esa designación. Poco después al premio Nobel le tocaría igualmente retirar a su embajador en Caracas.
La disyuntiva que tendrá que afrontar cualquiera de los dos candidatos al llegar a la Presidencia y establecer relaciones con Venezuela será el del consiguiente desconocimiento de Guaidó como presidente. No se podrán jugar las dos cartas al mismo tiempo.
Ya veremos.