Julio Londoño Paredes Columna Semana

Opinión

Las últimas semanas de Biden, “el amazónico” y Roosevelt

Las decisiones de ciertos mandatarios al final de sus períodos son impredecibles.

Julio Londoño Paredes
22 de noviembre de 2024

Muchas veces en los últimos meses de sus respectivos períodos, presidentes, gobernadores y alcaldes salientes toman medidas y decisiones que no adoptaron durante su mandato, para dejar a sus amigos bien colocados, ser recordados como héroes o poner a su sucesor en condiciones precarias política o económicamente.

Estados Unidos no son una excepción. El presidente Biden acaba de autorizar a Ucrania el uso de cohetes de largo alcance de fabricación norteamericana para atacar objetivos en el interior de Rusia, generando de inmediato una respuesta de Putin amenazando —una vez más— que podría usar armas nucleares.

Igualmente, acaba de permitir a Zelenski el uso de minas antipersonas, y ha señalado que Edmundo González es el presidente electo de Venezuela. Veremos qué hace Trump.

Pero además, con bombos y platillos, de paso para la reunión del G20, Biden hizo escala en Manaos, Brasil. La prensa norteamericana y del mundo, incluyendo naturalmente algunos medios colombianos, señalaron que era el primer presidente norteamericano que había pisado la Amazonía como si fuera “Tarzán, el hombre mono”, cuando se trató de un breve acto protocolar en la populosa ciudad.

Se olvidó que un predecesor suyo, Theodore Roosevelt —que aunque de ingrata recordación en Colombia por la pérdida de Panamá, fue uno de los presidentes más populares de Estados Unidos— emprendió, al salir de la presidencia, una espectacular y dramática aventura en la amazonía brasilera.

En 1913, después de haber sido derrotado estruendosamente en un intento de reelección, emprendió, acompañado de su hijo Kermit y del brasilero Cándido Mariano da Silva Rondon, una expedición para buscar un río afluente del caudaloso Madeira, a su vez afluente del Amazonas por la derecha, que no figuraba en los mapas y que por eso se denominó “el río de la duda”. Fue un viaje de siete meses en una zona en la que nunca un hombre blanco había entrado.

Roosevelt, en su azaroso viaje, sufrió todo tipo de contingencias. Perdió en los rápidos del río tres de las cinco canoas de la expedición con las provisiones que llevaba. Sufrió hambre, ataques de los indios y varios miembros del pequeño grupo que lo acompañaba murieron ahogados. Él mismo sufrió una grave lesión en una pierna y fue afectado por la malaria, que lo llevó a la tumba en 1919, después de haber sido recibido como un héroe en Estados Unidos.

El río de la duda, descubierto por Roosevelt y Rondon, fue llamado por el Brasil —y en honor al expresidente— río Roosevelt, y la región explorada, Rondonia, como un homenaje al explorador brasilero.

Ahora, no solo Biden, sino algunos personajes nacionales, ataviados con gorritas futboleras y botas de explorador, acompañados de una lujosa comitiva, llegan a algunas localidades en helicóptero y con escoltas, permanecen un rato, se toman fotografías, hacen declaraciones por televisión y quedan graduados como “amazónicos”.

Peligrosos los últimos meses de ciertos mandatarios.

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