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Los embrollos y “milagros” de Ricardo Roa
Roa, dada su ya probada confianza, fue nombrado gerente de la campaña desde enero de 2022, justo por lo que ahora salta matones para aclarar enredadas cuentas.
Ricardo Roa fue nombrado presidente de Ecopetrol en abril por un cuestionado concurso. En la Superservicios se ligó años atrás al sector energético en una delegatura, luego estuvo en Andesco y, a finales de 2007, cayó a la gerencia de la Electrificadora de Santander (Essa).
En el informe de Essa de 2008, Roa destacó haber asegurado la comercialización de suministro para 2009 y 2010 “en más del 85 por ciento”. Y ¡Milagro!, en simultánea se dispararon los ingresos de la Comercializadora de Energía del Café, cuando eran socios Fernando Gómez y Danilo Romero (El Tiempo, 6/2/13), declarada bajo control de Termotasajero (2004-CC), que facturó solo 108 millones de pesos en 2008, pero subió a 45.981 millones en 2010 (SUI).
Gómez fue postulado para presidir la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) en la alcaldía de Petro, pero se frustró al destaparse tan inexplicable facturación y los 20 millones de pesos que Romero, empresario del carbón, donó a la campaña de Bogotá Humana (Caracol Radio, 8/2/2013).
Quien sí coronó fue Ricardo Roa, nombrado en marzo de 2012 presidente de la Transportadora de Gas (TGI), con mayoría accionaria de la EEB. Manejó con Petro la recompra en 2014 –por 880 millones de dólares– del 33 por ciento de las acciones que había adquirido The Rohatyn Group (Citi) en 2011 por 440 millones. Vendió al doble.
Roa y Petro hicieron una diligencia más: facilitaron el negocio mediante la elusión del impuesto de ganancia ocasional causado, que implicaría 150 millones de dólares al fisco, al crear entonces una filial de EEB en España para hacer la transacción y amparar al Citi con el tratado de doble tributación con ese país. Maniobra inspirada en “recuperar lo público”, la que Juan Ricardo Ortega, director de la Dian, acusó de “patética” (Portafolio, 13/7/14).
A finales de 2014, Roa trepó a presidente de la EEB y hubo otro milagro: como en Essa, la Comercializadora de Energía del Café tuvo ingresos por 175.724 millones de pesos (SUI-CC). Nueva coincidencia, en tanto Roa y Romero entraban al círculo íntimo de Petro, el mismo que los rodeó el día del triunfo presidencial (La Silla Vacía, video, 15/6/23).
Roa, dada su ya probada confianza, fue nombrado gerente de la campaña desde enero de 2022, justo por lo que ahora salta matones para aclarar enredadas cuentas. En Blu Radio negó que Nicolás Petro coordinara actividades electorales en el Caribe; que la campaña contrató una firma que les pagaba a los testigos; que los estrategas internacionales lo fueron “a través de servicios prestados por agencias de branding”, y que “solo se pagó a coordinadores” (audio 8/8/23).
Fuera del mentís de Nicolás en el proceso judicial en curso, La Silla Vacía contradijo a Roa: la “megaoperación” de testigos, “pagada en primera vuelta de acuerdo con testimonios recogidos en ocho regiones del país”, no aparece en los gastos de administración por las firmas que prestaron servicios; tampoco la cancelación a los asesores extranjeros, Vendrell y Alvarado, por lo que concluye que “el gasto no registrado en la megaoperación… podría ascender a más de 1.000 millones de pesos”, “superaría por mucho el tope legal” (La Silla Vacía, 10/8/23) y esto sin contar el conocido “cambiazo” de facturas por menor valor de la empresa de seguridad.
La Silla develó aportes por 500 millones de pesos de Fecode, no registrados en la contabilidad de Petro, conocidos por Roa (31/8/23) y tercerizados vía Colombia Humana, y bajo figura similar 650 millones atribuidos a Negocios Varvill, empresa de Santiago Vargas, cercano a Gustavo Bolívar, que no registra movimientos contables por dicha suma. ¿De papel? (La Silla Vacía, 27/8/23).
Vargas no es ajeno a Roa, también La Silla develó que otra compañía suya, Actividades de Capital, pagó la seguridad social por varios meses a Julián Caicedo, pareja de Roa. De otra parte, Andrés, hermano de Santiago Vargas, es representante legal suplente de Maxim & Fishing Solutions, de servicios en “ramas y especialidades de la industria de hidrocarburos” (Certificado CC).
Las falacias de Roa no están ausentes de la gestión en Ecopetrol. Anunció hallazgos en el pozo Alqamari-2 en Putumayo, cuando desde 2011 se identificó como “cuenca en desarrollo”; afirmó que han de volverse eléctricas 11 millones de motos y que el bajón de utilidades obedeció al precio global del crudo o a China, y no por la reforma tributaria, razón señalada por el propio informe corporativo.
Roa responderá por los enredos electorales ante el CNE, pero, en cuanto a Ecopetrol, que ya incursiona en energía, debe privarse de beneficiar a Romero y a Vargas como de tener a Julián Caicedo, su pareja, cerca de la compañía, lo que, según fuentes, no está pasando. Kattan y la junta directiva han de requerirle plena transparencia en el manejo del primer patrimonio de Colombia.