Juliana Sánchez Trujillo, columnista online

OPINIÓN

Los retos de la virtualidad y del trabajo remoto

¿Cómo facilitar el trabajo remoto y al mismo tiempo promover la innovación? La digitalización va más allá de la adquisición de tecnología; el verdadero reto es el desarrollo de mentalidad.

14 de abril de 2021

El desarrollo de la mentalidad digital ha tomado una fuerza y velocidad considerables en el último año. Para tener una referencia: antes de la pandemia, uno de cada cuatro empleados trabajaba de manera remota; hoy, es uno de cada dos; y por supuesto esto se debe a las contingencias de la pandemia, pero también es cierto que el número de compañías que no piensan volver a la presencialidad crece cada día más. Lo anterior plantea algunos interrogantes importantes: ¿será que estamos viviendo esta modalidad de la forma correcta? Y ¿Cuáles son los retos organizacionales y culturales que se nos presentan?

El reto más grande en la virtualidad, es quizá el desarrollo de habilidades y de mentalidad digital, pues el hecho de que estemos trabajando desde casa, no significa que haya una completa alfabetización digital, lo que impacta directamente los niveles de productividad, de disminución del balance entre la vida personal y laboral e incluso disminuye los niveles de seguridad de la información; pues se ha demostrado que los problemas de ciberseguridad, en la mayoría de los casos, no se presentan por falta de tecnología, sino por descuido en los comportamientos.

Así mismo, la virtualidad trae reflexiones importantes sobre cómo vivir la innovación cuando los procesos de cocreación son remotos. Aquí, más allá del uso de plataformas de cocreación virtuales, se hace necesario promover hackatones para que promulguen la innovación, aterrizada en el desarrollo de una mentalidad de experimentación, en donde sea bien visto fallar rápido y barato, y no se castigue por aquellos ensayos que no generen los resultados esperados. En un mundo cada vez más incierto, probar e iterar es quizá la única forma de responder de manera ágil a las demandas del mercado.

Por otro lado, se hace necesario entender que la transformación digital va mucho más allá de la digitalización de procesos o de tecnología; pues esta es en sí misma una mentalidad que busca concebir la innovación apalancada por la tecnología. No se trata de innovar por el simple hecho de cumplir con el indicador que dice que hay que hacerlo, sino que se debe buscar la generación de valor constante a través de estos esfuerzos. Así, no es suficiente con que a través de esfuerzos digitales se esté en capacidad de recolectar data, lo importante es saber qué se hace con esa data.

Además, se hace prioritario que se desarrollen comportamientos y culturas con enfoque digital en donde se busquen también comportamientos sanos de balance, pues el trabajo en casa hace que se desdibujen las fronteras entre el trabajo y las demás dimensiones de la vida. Así mismo, se deben fortalecer las estrategias de retención de talento, el desarrollo de líderes digitales, y por supuesto la implementación de estrategias de gestión del cambio que promuevan la adopción de nuevas tecnologías y comportamientos. En este último punto, es sobre todo importante recordar que mandar un correo electrónico no es suficiente para que las personas se motiven, y que la compra de tecnología no garantiza su utilización si las personas no están dispuestas a hacerlo.

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