OPINIÓN

Los santos inocentes

Me parece difícil de creer que los Estados Unidos, que son el primer consumidor de drogas ilegales en el mundo, no tengan injerencia en su propio mercado.

Antonio Caballero
16 de octubre de 2010

Sergio Muñoz Bata es un prestigioso periodista mexicano que vive y trabaja en Estados Unidos, donde ha sido miembro de la Junta Editorial del diario Los Angeles Times y profesor de periodismo científico en el Instituto de las Américas de La Jolla, California. Es columnista habitual de El Tiempo y de 10 o 12 diarios más en todo el continente, y con regularidad dicta seminarios en la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano. Y acaba de publicar -en El Tiempo y en 12 diarios más- un duro artículo poniéndonos los puntos sobre las íes a quienes osamos nutrir la irrespetuosa sospecha de que los Estados Unidos pueden tener algo que ver con el narcotráfico. Pues resulta que, para sorpresa de muchos, no tienen nada que ver. Son simples consumidores inocentes, víctimas de la malevolencia de los extranjeros.

Muñoz Bata se tomó el trabajo de llamar a la DEA para cerciorarse fuera de toda duda. Preguntó: "¿Cómo se distribuyen las drogas en este país?" (Estados Unidos). La respuesta fue enfática: "La estructura de control está en México. Pero los carteles mexicanos cuentan con redes de mayoristas que disponen de redes a distintos niveles hasta llegar al narcomenudeo en la calle". Insistió Muñoz Bata, acucioso investigador (pues no en balde es profesor de periodismo científico): "¿Significa eso que los mexicanos controlan toda la venta de drogas en Estados Unidos?". La respuesta, inapelable: "Sí, porque la mayor parte de la marihuana, las anfetaminas y la cocaína vienen de México y se distribuyen a través de las redes de las que ya hablamos".

Un periodista mediocre se hubiera contentado con eso: una respuesta de la DEA, nada menos. Mas no así el infatigable Muñoz Bata, que nos sigue narrando las peripecias de su tarea investigativa:

"Buscando otra perspectiva, también hablé sobre el tema con el ex presidente de Colombia César Gaviria, a quien le tocó lidiar, con éxito (el subrayado, admirativo, es mío), con el temible Pablo Escobar. '¿Sabe usted los nombres de los jefes del narcotráfico en Estados Unidos?', le pregunté. 'No', me contestó".

Muñoz Bata no indagó más allá. Si los nombres de los capos norteamericanos no los conocen ni un ex presidente de Colombia ni la mismísima DEA, que es la encargada de perseguirlos, es porque evidentemente no existen.

Pero yo no quedé convencido. Tal vez soy uno de esos que Muñoz Bata describe como "individuos que, por ignorancia, ideología o por mala leche, escriben disparates" con el objeto de "difundir desinformación". Pero es que me parece difícil creer que los Estados Unidos, que no sólo son el primer consumidor de drogas prohibidas del mundo (y, de pasada, el primer productor y exportador de marihuana, como por lo visto ignora el funcionario de la DEA que habló con Muñoz Bata) sino que inventaron su consumo masivo (Vietnam, la contracultura hippie) y a continuación lo prohibieron (Nixon) garantizando con ello su descomunal rentabilidad, me parece difícil creer que no tengan ninguna injerencia en su propio mercado. Los Estados Unidos controlan la distribución de infinidad de cosas en el mundo entero (y, para empezar, claro, en su propio territorio): automóviles y cereales, bebidas gaseosas y computadores, películas y armas, soldados, presos, dólares, información, desinformación, contrainformación; ¿y no controlan la distribución de drogas? Ese ingente mercado, en ese inmenso país, con sus fronteras protegidas por muros de hormigón con miradores artillados y costas defendidas por las más poderosas fuerzas navales del mundo, ¿de verdad está en manos de extranjeros? ¿De un puñado de rebeldes afganos, de guerrilleros colombianos, de mafiosos mexicanos? ¿Ni un gringo? ¿Ni un aduanero gringo, ni un policía gringo, ni un político gringo, ni un juez gringo, ni siquiera un banquero gringo? ¿Y eso en las narices de la DEA, el FBI, el FTA, la Patrulla Fronteriza, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea con sus cientos de bases militares? ¿En las narices de los periodistas de Los Angeles Times, sagaces como linces?

De veras: no lo creo.

Me parece más fácil creer que Sergio Muñoz Bata, prestigioso profesor de periodismo científico, ya sea por ignorancia, por ideología o por mala leche, ha escrito un disparate.

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