Gregorio Gandini, columnista de Dinero.

OPINIÓN

Los semiconductores, el talón de Aquiles

El creciente aumento de demanda por semiconductores en el mundo ha afectado a un amplio rango de compañías que van desde computadores hasta automóviles y este cuello de botella se ha acrecentado aún más con la pandemia. Esta semana dedico la columna a analizar este impacto.

4 de mayo de 2021

Los semiconductores se han convertido en un elemento crucial en la tecnología actual, ya que avances en el diseño de automóviles y Smartphones con cada vez más funciones, han llevado a una creciente demanda de chips. Sin embargo, la producción parece no ser suficiente, lo que ha generado retrasos en los procesos de muchas compañías, por ejemplo, hace poco Apple anunció que la falta de chips está afectando la producción de IPads y computadores Mac, lo que pondría las ventas de cierre de junio entre 3 y 4 billones de dólares.

¿Qué son y para que se usan los semiconductores?

Si bien no soy un ingeniero o experto en el tema, intentaré explicar qué son y para que se usan estos semiconductores. En términos muy simples, un semiconductor es un material que conduce la electricidad mayor que un aislante, pero menos que un conductor puro, y dichas propiedades pueden ser manipuladas, lo que permite que se ajusten a las necesidades específicas del componente electrónico en el que se encuentren. Se dividen en cuatro categorías generales, los chips de memoria para guardar información, los microprocesadores que son unidades de procesamiento central, chips de proceso estándar que realizan operaciones de rutina y circuitos integrados con la capacidad de todo un sistema.

El proceso de producción de los semiconductores se divide en tres etapas, el diseño, la producción y el embalaje. En este orden de ideas, una planta de fabricación es aquella en la cual se producen los microprocesadores y una empresa que opera una o varias de estas plantas para producir los diseños de otras firmas se llama una fundición. Siendo este un elemento crucial a tener en cuenta ya que hace dependientes a compañías como Apple o Nvidia de estas fundiciones para producir sus diseños.

El trasfondo en Taiwán

En medio de todo este contexto, uno de los nombres más importantes es Taiwan Semiconductor Manufacturing Co o TSMC ya que es la fundición de semiconductores más grande del mundo y su influencia en las cadenas productivas de numerosas compañías en diferentes sectores le da un trasfondo aún más complicado a la situación política de Taiwán de la que hablaré más adelante. En el gráfico 1 se puede ver el aumento que han tenido los precios de las acciones en las bolsas locales de los dos jugadores más importantes en la producción de semiconductores, TSMC y Samsung Electronics de Corea del Sur, donde la mayor dinámica en sus precios en sus precios en 2020 es evidente.

Para hacernos una idea de lo anterior en el caso de la empresa taiwanesa, su precio creció 141 % desde la caída de 2020 hasta abril 2021, mientras desde mayo de 2016 hasta diciembre de 2020 esta tasa fue de 113 %. Lo que quiere decir que en poco más de un año los precios de sus acciones crecieron más que en los cuatro años inmediatamente anteriores.

Grafico 1. Elaboración propia. Datos Bloomberg.
Grafico 1. Elaboración propia. Datos Bloomberg. | Foto: SEMANA

En un escenario de exceso de demanda mundial con un potencial impacto en los balances de muchas compañías en diferentes regiones y donde Taiwán es un jugador preponderante es necesario hablar de las fuerzas geopolíticas que convergen y no pueden ignorarse. Este país es un estado con reconocimiento limitado desde 1950 y es reclamado por la República Popular de China quien ha rechazado las relaciones diplomáticas con países que lo reconocen, lo que hace que su estatus y alianzas se mantengan inciertas.

Esto sin contar además que este es otro frente de conflicto entre China y Estados Unidos, que el pasado 15 abril envió al exsenador Chris Dodd en una visita no oficial a Taipéi donde manifestó que el presidente Joe Biden planea apoyar su inversión en materia de defensa. Por supuesto, esta jugada tiene mucho sentido en medio de la guerra fría tecnológica que han mantenido Estados Unidos y China desde el gobierno de Donald Trump, ya que su principal interés es mantener en tablas el conflicto entre China y Taiwán y de esa forma no dejar a su rival ganar influencia en el mercado de los semiconductores, lo que fortalecería las cadenas productivas de sus industrias tecnológicas.

Otro jugador clave es precisamente del país norteamericano y es Intel que en este momento diseña y fabrica sus propios chips, pero que presentó un plan de 20 billones de dólares para crear su propio negocio de fundición, lo que le permitiría vender a otras compañías. Lo anterior sin lugar a dudas permitiría a las empresas estadunidenses ganar una mayor independencia, frente a TSMC y Samsung.

Si bien Intel, Samsung y TSMC están cada una involucradas en importantes planes de expansión, esto tomará tiempo y mientras tanto la concentración de la producción en las dos compañías asiáticas continuará siendo un importante cuello de botella de la producción mundial. Además, la demanda continuará creciendo con el cambio en las tendencias que ha traído la pandemia, al aumentar las compras de laptops y otros equipos electrónicos para trabajar y estudiar en casa, así como un renovado interés en los vehículos eléctricos por parte de los productores y el desarrollo de la tecnología 5G para Smartphones. Así que ajusten sus cinturones porque las tensiones en el mercado de los semiconductores llegaron para quedarse y será crucial como se desarrolle ya que sin lugar a dudas este es el talón de Aquiles que afecta muchas cadenas productivas en un escenario complejo de reactivación y cambio económico.

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