Opinión
Maestros del odio y la politiquería
Ya sabemos que para el sindicato la Educación es lo de menos, es la única nación que ha condenado a los pequeños a año y medio sin clases presenciales, que es tanto como decir a la infelicidad y la ignorancia.
No es hora de callar, ni de agachar la cabeza. Son miles los profesores que deben dar un paso al frente y declarar que la vulgar estrategia de adoctrinamiento y politiquería de Fecode no va con ellos.
No pueden guardar silencio ante la siniestra determinación de sus líderes de plantar la semilla del odio en los alumnos hasta que germine y florezca. Ni permitirles jugar a hacer campaña a la extrema izquierda usando la plataforma y visibilidad que otorga su organización.
El poderoso sindicato ha optado por transformarse en el gran Maestro del Odio y en un movimiento político que desprecia por igual a sus afiliados y a los niños.
De los primeros buscan, por un lado, obediencia ciega en su anhelo de pastorear una manada mansa que acepte sus indicaciones, por delirantes que sean. Y también pretenden reclutar seguidores fieles dispuestos a asumir la tarea de ejecutar sus órdenes en los colegios.
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En la misión de adoctrinamiento, los necesitan para repetir como loros sus mantras ante los alumnos hasta conseguir que los interioricen y consideren normal odiar a cualquiera que ellos señalen. Hoy lanzan sus dardos venenosos hacia Uribe y los uribistas –varios millones de colombianos–; mañana serán otros los objetivos de unos líderes que actúan como una secta.
En cuanto a los niños, a Fecode solo le interesan sus cerebros inmaduros para llenarlos de odio hacia quienes matriculen como sus enemigos. No desean educar pequeños en la tolerancia y el respeto a la diferencia, ni generarles inquietudes para que piensen y razonen por sí mismos. Solo soldados obedientes a la causa, al mejor estilo de los talibanes.
“Uno, y dos, y tres, Uribe, paraco”, grita, a coro, un grupo de niños que no deben tener más de 6 o 7 años. Siguen las líneas que les marcan varios docentes, y en el video se aprecia que entonan la frase de manera repetitiva en un ambiente festivo, dentro de una marcha, como si fuese un juego divertido.
Seguro que desconocen por completo al personaje, pero lo cantan con tanta frecuencia y entusiasmo, que tarde o temprano detestarán al expresidente y cada vez que lo vean en televisión, lo insultarán como les enseñaron. También, con el paso del tiempo, mirarán con odio y recelo a cualquiera que se declare uribista o de derecha, y harán bullying a quienes no piensen como ellos.
Según ha revelado José Espejo, coronel (r) y columnista, también enseñan a odiar a los policías, a pedir que los maten. Así de crudo. No extraña, por tanto, observar a jovencitas apalear y patear a uniformados en las manifestaciones con una saña que aterra. A más de una debieron meterle en la cabeza, durante su etapa escolar, la animadversión hacia la Policía Nacional.
Y denuncia, entre otros casos, que en el centro IED Arborizadora Baja de Ciudad Bolívar, en Bogotá, obligan a los escolares a realizar tareas sobre el paro y condicionan la nota a la postura que adopten frente al mismo.
No tengo la menor duda de que la mayoría de docentes que pertenecen a Fecode no están de acuerdo con ese tipo de prácticas. Y si respaldan a su sindicato solo es por las ventajas que consiguen para el gremio, muy superiores a las de otros colectivos, dada su capacidad de someter al país al chantaje. Porque en una nación con tres cordilleras andinas y una red vial demencial, el trabajo de muchos profesores resulta heroico, admirable, viven muy alejados de sus familias y soportan condiciones precarias.
Pero eso no justifica la actitud abusiva de Fecode ni de maestros empeñados en adoctrinar niños. Ya sabemos que para el sindicato la Educación es lo de menos, es la única nación que ha condenado a los pequeños a año y medio sin clases presenciales, que es tanto como decir a la infelicidad y la ignorancia. Pensarán que mientras menos sepan, más fácil será llenarles la mente de basura.
Y ya quedamos todos notificados de que su objetivo principal de aquí a mayo de 2022 no es otro que generar caos en su afán de que gane la extrema izquierda. Y que la juventud de ahora y la que vendrá más adelante sean manipulables. Algo así debió pensar Pedro Castillo en Perú cuando inició su periplo político hace tres años.
NOTA: Se equivoca el Gobierno Duque al retirar las estatuas de Cristóbal Colón, que descubrió América, y de la reina Isabel la Católica, autora de la Ley de Indias, revolucionarias para su época, en favor de los nativos.
Es una soberana estupidez reescribir la Historia de hace quinientos años con los ojos de hoy en día. Fue una mujer sobresaliente, excepcional, y Colón, un audaz navegante que llegó a este continente por error.
Además, son las únicas estatuas de calidad de Bogotá, aunque estaban en un enclave donde no podían apreciarse bien.
No sé qué es peor, si la demagogia de los que siempre han querido derribarlas o la debilidad de quien las quita. En todo caso, a la hora del té, casi mejor así, la ciudad se ahorra la limpieza del monumento, vandalizado a cada nada. Y hacen feliz a Fecode. Podrá explicar a los escolares que Isabel era uribista y mandó a Colón a masacrar indígenas del Cauca.