OPINIÓN

Malpelo el “Patito Feo” de Colombia

Si durante mucho tiempo la costa pacífica fue marginada de la atención nacional, la isla de Malpelo fue casi que ignorada.

11 de septiembre de 2020

Malpelo es un islote colombiano, agreste y deshabitado, ubicado a unos 500 kilómetros de Buenaventura, en la mitad del Pacífico, en el que en 1986 se construyó por primera vez un faro y se ubicó un destacamento de la Armada Nacional.

La soberanía de Colombia sobre Malpelo fue señalada por el Laudo del presidente de Francia Emile Loubet de 1900, que estableció la frontera entre Panamá, en ese entonces parte de Colombia, y Costa Rica.

En la parte pertinente el Laudo dispone: “sobre el océano Pacífico, Colombia poseerá igualmente, las islas Burica y todas las islas situadas al este de la punta del mismo nombre; y las que quedan al oeste de esa punta se adjudican a Costa Rica”.

Punta Burica es el extremo occidental de la frontera entre Costa Rica y Panamá. Malpelo está ubicado al este del meridiano que pasa por dicha punta.

En la reforma de la constitución de 1936 se incluyó por primera vez la alusión a Malpelo: “Forman igualmente parte de Colombia…la isla de Malpelo…”

Los tratados de delimitación marítima con Ecuador de 1975, con Panamá de 1976 y con Costa Rica de 1984, ratificaron la soberanía colombiana sobre el islote.

Los tres tratados tienen una especial connotación. Con el Ecuador se optó por un paralelo geográfico a partir del punto donde termina la frontera terrestre entre los dos países y se evitó así, que Colombia quedara encerrada en un triángulo.

Algo parecido sucedió con Panamá, donde se trazó una línea media modificada entre Malpelo y la costa continental panameña, que abre la costa colombiana hacia el occidente.  Con Costa Rica se trazó igualmente una línea media con la isla costarricense del Coco.

Una enorme extensión marítima, superior a la del archipiélago de San Andrés en el Caribe, se generó para Colombia en el Pacífico por efecto de la olvidada Malpelo.

Incluso con la tesis de la “defrontación” que asume que, por los meridianos hacia el sur, ciertos países sudamericanos pudieran tener derechos en una eventual repartición de la Antártida, con la proyección de Malpelo Colombia podría aspirar a esa condición.

Malpelo es ahora un lugar de pesca deportiva y de buceo, santuario de fauna y flora bajo la administración del sistema de parques nacionales naturales y un área de importancia para la conservación de aves de la BirdLife Internacional y por el Instituto Humboldt. Fue declarada “Zona Especialmente Sensible” por la OMI y “Patrimonio Natural de la Humanidad” por la UNESCO.

Si la costa del Pacífico fue “La Cenicienta” de Colombia, que a nadie le importaba, Malpelo fue “El Patito Feo” del territorio nacional.

(*) Decano de la facultad de estudios internacionales, políticos y urbanos de la universidad del Rosario

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