Opinión
María Isabel Urrutia sale por la puerta de atrás
Su periodo fue corto; sin grandes logros o hechos a resaltar.
La saliente Ministra del Deporte, nacida en Cali en 1965, se convirtió en un referente deportivo para todo el país. En el año 2000 ganó la primera medalla de oro olímpica en levantamiento de pesas para mujeres. Un logro que no fue fácil de conseguir: caminatas largas para llegar a sus entrenamientos, falta de patrocinio, apatía de las autoridades locales, desempleo, crisis, entre otros muchos obstáculos.
A mis 9 años vi como el deporte podía convertirse en una bandera de nación y como esta mujer le abría el camino a lo que muchos estaban buscando alcanzar. Su carrera antes y después de la medalla estuvo llena de méritos. En 1994 obtuvo el primer lugar y el récord mundial en el Campeonato Mundial de Halterofilia. Urrutia participó en los Juegos panamericanos de Winnipeg y alcanzó la medalla de plata en su categoría. Después de la medalla olímpica fue condecorada por el Congreso de la República de Colombia por su hazaña deportiva y fundó la Escuela femenina de atletismo y levantamiento de pesas María Isabel Urrutia.
Tras retirarse del deporte, inició su carrera política al ser elegida a la Cámara de Representantes por la circunscripción especial de las negritudes en las elecciones del 2002, con 40.968 votos, y reelecta en las elecciones de 2006 con el aval de la Alianza Social Afrocolombiana. En 2011 fue candidata a la Alcaldía de Cali, en la que quedó en tercer lugar con 87.205 votos. El 6 de agosto de 2022 el presidente electo la anunció como jefe de cartera del Ministerio del Deporte y la describió como: “La reconocida deportista María Isabel Urrutia será nuestra Ministra del Deporte. Promovió la profesionalización de los deportistas durante su paso en el Congreso y será una representante del pueblo afrocolombiano en el gabinete”.
Su periodo fue corto; sin grandes logros o hechos a resaltar. El 27 de febrero el Presidente anuncia la salida de tres ministros de su gabinete, entre ellos, Urrutia. Estas salidas estuvieron llenas de comentarios de pasillo, suposiciones y muchas especulaciones, especialmente por la reunión del Presidente con César Gaviria y Dilia Francisca Toro unos momentos antes. El 6 de marzo denuncié desde mi cuenta de Twitter que, desde que Gustavo Petro anunció la salida de la Ministra, se habían firmado 329 contratos por $27.486.000.000 desde su cartera. Muchos fueron oficializados a medianoche y todos por contratación directa. Se veía un afán evidente de la administración de Urrutia por dejar amarrada gran parte de la contratación antes de la nueva posesión. ¿Quiénes en el gobierno nacional y en los órganos de control estaban pendientes de estas contrataciones?
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El día de ayer, el Presidente en horas de la mañana declaró insubsistente a la Ministra por sus actuaciones indelicadas. Esto desató una ola de preguntas y cuestionamientos a la funcionaria saliente. ¿Cuál era el afán de firmar esos contratos? ¿Por qué en horarios tan irregulares? ¿Son amigos de la deportista? ¿Qué interés había en dejar estas contrataciones si hace una semana se había anunciado su salida?
Entre las preguntas que quedan también están: ¿Dónde estaba el secretario de transparencia? ¿Qué alertas prendió Colombia Compra Eficiente? ¿Laura Sanabria, la jefe de gabinete, no estaba al tanto del actuar de los propios Ministros? Si yo, un ciudadano común, puede acceder a esta información en su tiempo libre, ¿Qué están haciendo aquellos funcionarios a los que les pagamos por revisar esto con nuestros impuestos?
La justificación de la Ministra ha sido mencionar que quería evitar actos de corrupción futuros, pero la maratón de contratos en una semana no es una salida que se vea clara y transparente, sino más bien irregular y antiética.
Es triste ver como una figura que se convirtió en el referente de muchos de nosotros al principio del mileno, donde muchas niñas y deportistas vieron posibles el cumplir sus sueños de forma sensata, honrada y con mucho esfuerzo, hoy se vea enlodada por las típicas actuaciones políticas. María Isabel sale hoy por la puerta de atrás, envuelta en un escandalo innecesario que pudo prever y cuidar a pesar de las profundas diferencias que tenía con la posición presidencial.
Esto es una prueba más que, incluso cuando se escoge alguien del sector, querido por los mismos miembros de su ciencia y elogiado mundialmente por sus logros, no es garantía suficiente para que en el actuar político se prioricen y establezcan las metas que saquen adelante las apuestas de la mayoría. En este momento María Isabel Urrutia no es querida o respalda ni por sus propios colegas. Esperemos que la nueva apuesta presidencial sea mucho fuerte, transparente y encaminada realmente al cambio que tanto promulgan.