Enrique Gómez, columnista invitado.
Bogotá, febrero 14 de 2022. Foto: Juan Carlos Sierra-Revista Semana.

Opinión

Meridianos de impunidad presidencial

En la exploración errática de su propia capacidad de manipulación de la opinión pública, Petro, en las semanas recientes, ha venido cruzando nuevos meridianos de impunidad que no solo serán definitivos para su permanencia en el poder.

3 de julio de 2023

Petro hace rato cruzó, en su vida política, el meridiano de la vergüenza. Durante años ha ejercido, con total impunidad, una demagogia barata, oportunística, mentirosa, efectista y de premisas falsas.

La impunidad ante la demagogia se materializa y ejemplifica con la casi universal tolerancia de los medios y las ONG de “fact checking” ante sus afirmaciones. Si a Petro le aplicasen el estándar que se le impone justamente a Trump o a cualquier político colombiano, se necesitarían cientos de investigadores y existiría material para llenar cientos de horas de desmentidos.

Pero no sucede y no sucederá nunca. De la misma manera que se les da tráfico a las temeridades tuiteras de Petro, sin filtro o análisis por parte de las salas de redacción y edición digitales, la revisión de las mentiras y falacias de Petro no hace parte del guion de las prensas, grandes o chicas, tradicionales o emergentes. Ya sea porque la ramplonería escabrosa y los llamados al conflicto social generan tráfico, y son por ende rentables como insumo periodístico, o porque hay afinidad máxima o leve con su visión del mundo, la prensa nacional no renuncia a ser caja de resonancia de todas las horas del activismo presidencial.

Petro, sus bodegueros y sus vengadores digitales conocen bien su total impunidad y la explotan. La promueven apunta de intimidaciones, matoneo y falsedades que tapan falsedades, en un circo propagandístico que el mismo Goebbels envidiaría. Una y otra vez hemos denunciado estas camisas pardas digitales que empatan, cada cierta crisis, con sus émulos callejeros de la primera línea que, de manera inverosímil, nos siguen vendiendo como mártires de la justicia social.

En la exploración errática de su propia capacidad de manipulación de la opinión pública, Petro, en las semanas recientes, ha venido cruzando nuevos meridianos de impunidad que no solo serán definitivos para su permanencia en el poder, sino que concretarán su modus operandi para mal gobernar en lo que queda de su primer periodo.

Ha descubierto que los foros académicos de universidades decadentes, de larga data sojuzgadas por el marxismo radical, lo llenan de galones académicos, de adulaciones sabrosas y le dan la legitimidad interna mediante periodistas viajeros que, como en todos los gobiernos, se favorecen con el cupo en el avión presidencial. La cobertura de París se mantuvo, a pesar de los desafueros legales de la prórroga del viaje presidencial y las descortesías y desatenciones con la prensa. Las especulaciones sobre la desaparición presidencial no han pasado de eso. Ningún medio de prensa, de los invitados y plantados, pasó de la filtración de los incidentes a la investigación cuidadosa de ¿por qué se perdió el presidente? No hubo en Colombia un medio que le pudiese pagar la estancia y pasaje a los periodistas que acompañaron al presi para que escarbaran el grave incidente. No hay siquiera un corresponsal que pasados los días entregue un indicio de cómo se perdió el presidente de una nación soberana en una visita oficial a una potencia mundial a la cual, además, le compraremos, según parece, armamento por 26 billones.

Y Petro ahí. Gozando en este escabroso incidente de una impunidad que cualquiera de los últimos 3 gobiernos no podría ni siquiera imaginar. Relamiéndose con las posibilidades descubiertas en París.

Otro meridiano cruzado, según las informaciones lamentables reveladas por Semana en su última edición, es el de la impunidad respecto de la denunciada financiación ilícita de su campaña. Presiente ya Casa de Nariño que, entre el suicidio del coronel Dávila y la equiparación por lo bajo de todos los actores políticos en el crimen, su propia violación de topes de gasto electoral y los oscuros fondos gestionados por Benedetti para compra de votos, también quedarán en una impunidad gestada apunta de “empates”, componendas y promociones en el teatro de la vergüenza que siempre ha sido el Consejo Nacional Electoral.

Petro se exonerará bañándose en el estiércol de la corrupción propiciada por Odebrecht en las campañas de sus enemigos históricos y de clase. Juntos, Zuluaga, Santos y Petro construirán las solidaridades de sus escándalos para lograr la impunidad y entrarán, con la frente en alto, en el pabellón del “fue a mis espaldas”.

Y Petro ahí. Planeando ahora, como recoger más fondos para torcer las elecciones de octubre y de 2026 y como reclutar de nuevo a su Benedetti y otros operadores de compra de votos.

Un Petro feliz, también estrena el meridiano de impunidad del derroche y el mal gasto con el ministerio de la Igualdad y la Equidad, en el que las posibilidades de contratos y pautas tienen silenciados a muchos que ven en el cruce de este meridiano infinitas posibilidades de beneficio para ser más iguales.

Otro meridiano que quiere cruzar el presidente es el de la invocación de la incompetencia como fuente de facultades extraordinarias, con la disculpa de la incuria Guajira. En este meridiano lo espera la Corte Constitucional y se conmueve de angustia el país frente a la posibilidad de que se le otorgue al gobierno una nueva impunidad bajo el chantaje de la miseria autoinducida y la desesperación por la mediocridad de siempre de nuestro estado.

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