OPINIÓN
“Mi vecina está brava conmigo porque se comió mi gallina”
“Tengo fe y esperanza en que el país está cambiando. Tengo fe en el hecho de que hay un nuevo presidente de la República como Gustavo Petro, que no le tiene miedo a esas falsas élites, que lo único que hacen es beneficiarse de sus posiciones de privilegio, de todo tipo, para abusar y estafar a cientos y miles de colombianos, con la certeza de que las autoridades no los pueden tocar”
Recordar es vivir, decían los mayores.
No puedo olvidar más de 11 años de pleitos contra el Sindicato Antioqueño, tratando que alguien nos oyera, que alguna autoridad nos “parara bolas”. Nadie podía creer lo que nosotros decíamos: “que el Sindicato Antioqueño nos había tumbado”.
Era una historia de no creer, pero claro, ellos eran como la Iglesia católica: inmaculados e intocables. En esa época, no habían estallado los escándalos de pedofilia y desfalcos en el banco del Vaticano. Luego vendrían los perdones y los arrepentimientos de aquella, pero nunca de los directivos y de los funcionarios del mencionado grupo.
Oír a Carlos Raúl Yepes, exfuncionario y exdirectivo por décadas de ese Sindicato Antioqueño, hablando en la Asamblea de Sura de una guerra sin sentido, me hizo pensar en ese dicho paisa: “mi vecina esta brava conmigo porque se comió mi gallina”.
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Ver las noticias del colapso económico de Ultra Air, dirigida por el emblemático empresario paisa David Bojanini, otrora presidente de la junta directiva de Sura, hoy GEA, antes Sindicato Antioqueño, y las acusaciones por estafa por este caso del ministro de Transporte Guillermo Reyes, me hicieron viajar al pasado y a nuestra lucha infinita porque alguna autoridad atendiera nuestros reclamos legales.
Como si fuera poco lo anterior, la División de Antitrust del Departamento de Justicia de los Estados Unidos de América encontró culpable a Argos LLC USA del cargo de conspiración para subir los precios en la venta de cemento y sobrecargo en los precios por costos ambientales. Estas conductas fueron reconocidas y aceptadas por Argos LLC y se vio obligada a firmar un acuerdo con la Fiscalía de los Estados Unidos, y a pagar una multa de USD 20 millones de dólares, admitiendo su participación en dicha conspiración, comprometiéndose a colaborar con esta División Antitrust en todas las investigaciones relacionadas para delatar a otros participantes e implementar mecanismos de prevención y de detección de estas conductas ilícitas.
Los tiempos han cambiado y las amistades en el poder de ese grupo económico, mal llamado Sindicato Antioqueño, no existen más. Ya el expresidente Andrés Pastrana no está en el poder ni las familias que controlan el GEA tienen la capacidad de evitar las investigaciones que les deberían adelantar las superintendencias de turno, por el enroque (imbricación) ilegal –que tienen entre socios, empresas, accionistas, directivos, todo en flagrante violación de la Ley 222 de 1995, que es el régimen colombiano que rige a las sociedades y a sus directores– en perjuicio de los minoritarios, del mercado público de valores y de la transparencia del mercado, entre otros muchos más desafueros que se han presentado y que han sido objeto de escándalos mediáticos.
Esto explica el llanto de Carlos Raúl Yepes en la asamblea de Sura al pedir ¡no mas guerra! Lo que hoy pretende, dice él, “mandado por nadie”, es que se arregle a las buenas lo que en el pasado no se pudo hacer.
Añadió que esta no era la forma de hacer negocios.
No pude, al oírlo, menos que sonreír. Pensé: negocios como los de Ultra, o el de Solución Maestra, con víctimas como el de la Madre Laura, la Corporación Acción Social Católica, estos últimos relacionados con Rafael Mario Villa, exdirectivo del Sindicato Antioqueño y del GEA, donde esquilmaron a cientos de inversionistas paisas, y en los cuales la Fiscalía se ha negado a imputar a pesar de que el Tribunal de Bogotá le ha ordenado hacerlo.
¿“Negocios”? ¿Como el de Banco de Colombia? En el que pusieron a pagar a los accionistas minoritarios del BIC y del Banco de Colombia, que incluían trabajadores, pensionados, y empleados de los dos bancos fusionados (BIC y BC) el crédito de USD 265 millones de dólares que tomaron para comprar parte del 51 % del BC.
¿A qué forma de hacer negocios se refiere Carlos Raúl Yepes? ¿A la de estafar a millones de colombianos, de una manera u otra? ¿Colombianos que ahorran para hacer una inversión, un ahorro o tener unas vacaciones dignas? ¿Se refiere a casos como los de Ultra Air, Viva Air, Banco de Colombia, Solución Maestra, la Madre Laura, la Corporación Acción Social Católica? ¿Se enmarcan estos negocios dentro de su tesis y su moral?
Es que nadie se imaginó en la época que los directivos del BIC (incluido Yepes), un segundo antes de fusionar el BIC con el Banco de Colombia, iban a tomar un crédito por USD 265 millones de dólares para comprar “el control” del Banco de Colombia, y un segundo después, iban a poner a todos los accionistas minoritarios, incluido Gilinski, a pagar “su crédito”, pero cuyo control sería solo manejado por ellos.
¿Dónde quedan las frases de Carlos Raúl Yepes afirmando que es suficiente lo legal y lo ético? ¿Que una cosa es ser empresario y otra negociante?
Y es que la historia se repite, y se repetirá hasta que las autoridades de control, en este evento las superintendencias, actúen y sancionen por casos como el de Ultra Air, Banco de Colombia, Solución Maestra, la Madre Laura, la Corporación Acción Social Católica, y como en los muchísimos casos, donde esos supuestos prohombres de Antioquia, y de todo el país también, están metidos y nada les pasa.
La pregunta es: si en los Estados Unidos de América hay justicia, ¿por qué en Colombia no puede suceder lo mismo? Que poderosos como estos estén bajo el imperio de la ley, y que la impunidad no sea la regla.
Tengo fe y esperanza en que el país está cambiando. Tengo fe en el hecho de que hay un nuevo presidente de la República como Gustavo Petro, que no le tiene miedo a esas falsas élites, que lo único que hacen es beneficiarse de sus posiciones de privilegio, de todo tipo, para abusar y estafar a cientos y miles de colombianos, con la certeza de que las autoridades no los pueden tocar.
El país cambió, así no les guste a los que antes lo controlaban.
Nota: no estoy condenado por sobornar testigos como lo dijo Yepes no mandado por nadie. Mi caso está ante la Corte Suprema de Justicia, en un recurso de Doble Conformidad, instituido para evitar la violación a los DD. HH., en particular el principio de la doble instancia, toda vez que fui absuelto en la primera.