OPINIÓN
Nicolás Petro no es lo importante
Más allá de las petro-novelas, están las petro-reformas.
La agenda de medios durante la última semana se centró en dos noticias, el escándalo de Nicolás Petro y la deportación de Aida Merlano, que tuvo un regreso digno de Madonna, con video musical a lo MTV, jet privado, rueda de prensa y exceso de bótox incluido. Colombia, un país en el que las novelas se imponen en rating, se sentó a ver y replicar los capítulos de estas dos series, de las que hasta ahora hemos visto el primer capítulo.
Mi WhatsApp, al igual que el de muchos colombianos, se llenó rápidamente con información relacionada con los dos casos. Cientos de memes recorrieron los teléfonos celulares y redes sociales del país. Twitter, TikTok, Instagram y Facebook estaban desbordados por los dos escándalos.
Luego de ver por horas la rapidez con la que llegaba esta información a mi celular, me pregunté a mí misma: ¿vale la pena centrar mi atención en esto? La respuesta fue un NO rotundo. Están ocurriendo cosas realmente graves en el país como para darle prioridad a este tipo de información, que también es grave, pero no tanto como las reformas que se están tramitando en el Congreso o la situación de orden público.
Hay temas en los que debemos poner toda nuestra atención, como las reformas presentadas al Congreso, el Plan Nacional de Desarrollo y en general la agenda legislativa, el estado actual de la economía, la grave situación de orden público, los pronunciamientos de las altas cortes y los continuos ataques a la prensa.
Por solo citar un ejemplo, la reforma laboral horroriza a los empresarios y a todo aquel que contrate personal de manera formal. Las teorías comunistas de varios miembros del Ministerio del Trabajo, empezando por la ministra, saltan a la vista, lo cual afecta enormemente la generación de empleo y la inversión en Colombia. La destrucción de puestos de trabajo es inminente.
De otro lado, la economía se encuentra en su peor momento desde el inicio de la pandemia. En parte, esto se debe a la coyuntura económica mundial, pero también a los erráticos anuncios del Presidente. No se ven por ningún lado acciones concretas por parte de nuestro primer mandatario o de su equipo de gobierno para hacer frente a la recesión que se avizora.
Políticas claves como la construcción de vivienda, efectiva como medida anticíclica, no se están desarrollando. El alto incremento en los costos, las altas tasas de interés, la devaluación del peso, la incertidumbre y las altas cargas tributarias y laborales están haciendo que un sector que ha ayudado históricamente a que la economía nacional florezca, se marchite.
La reforma pensional pronto iniciará su trámite. Es lamentable solo pensar que varias generaciones se van a quedar sin pensión, entre esas la mía. Los efectos a nivel económico, de llegar a aprobarse en el Congreso, serán devastadores. Es un mensaje muy negativo para los mercados “democratizar” el ahorro pensional a millones de colombianos, para utilizar ese dinero en subsidios, que no disminuyen la pobreza, sino que, por el contrario, la aumentan. El pánico económico que generan este tipo de reformas es superior al efecto positivo que pretenden.
En materia de orden público nos encontramos en un Caguán ampliado. Antes nos preocupaba la zona de distensión, ahora todo el país se encuentra progresivamente en despeje. La situación es y será mucho más crítica en materia de seguridad. Hace meses he venido denunciado, a través de esta columna, que el presidente está creando su propio ejército, compuesto por miembros de la primera línea, algunos indígenas para los que ha creado una política penitenciaria que los beneficia en el caso de cometer delitos, y bandas criminales al margen de la ley, a los que les dará de todo, siguiendo lo establecido en “El Pacto de la Picota”, que ha podido confirmarse, es una realidad.
Petro está creando un ejército paralelo, que piensa será suyo para siempre. Con él pretende movilizar el país, y descuadernarlo cada vez que se le ocurra. Su estrategia es clara. La pregunta es ¿harán el Congreso, las Cortes, la comunidad internacional, los empresarios y los medios de comunicación algo al respecto? La ciudadanía sola no puede.
Un compañero de Petro de sus épocas de guerrilla, Carlos Alonso Lucio, escribió una columna reciente sobre ese tema. Llama a este fenómeno la “milicianización” contra la democracia. En eso estoy de acuerdo. No olvidemos nunca lo acontecido en San Vicente del Caguán y que fue el Presidente el que dio la orden al Ejército de no respaldar a sus compañeros policías.
Por este hecho, Petro debe ser sancionado en instancias nacionales e incluso internacionales, pues evidentemente está orquestando de manera progresiva el desmonte de nuestra Fuerza Pública, a costa de la vida de nuestros policías y militares.
El ataque sistemático del que son víctimas periodistas, columnistas e influenciadores cada vez es peor. Petro convoca a sus hordas furiosas en Twitter para que destrocen la reputación de cualquiera que tenga una opinión contraria a lo que él considera correcto. Es un depredador de la prensa.
Siguiendo el ejemplo de su jefe, miembros del gobierno ya empezaron a inventar calumnias contra periodistas, amenazándolos incluso con meterlos a la cárcel. Para ellos parece que la bajeza no tiene límites. Siguen rompiendo la línea ética. Cielo Rusinque es un claro ejemplo de ello.
Para finalizar, espero el mensaje de esta columna sea claro. No nos dejemos obnubilar por cortinas de humo dirigidas desde la Casa de Nariño y/o Venezuela. En la agenda deben primar los temas gruesos e importantes, no los guiones creados por libretistas baratos.
Gustavo Bolívar, manifestó recientemente que la señora Merlano le recordaba a la protagonista de una de sus novelas más famosas, Sin tetas no hay paraíso. El guion que le tienen preparado a Aida Merlano está más que listo, existe una agenda de comunicaciones clara, financiada por Nicolás Maduro. Eso no hay que perderlo de vista.
Entretanto, no perdamos la atención en lo verdaderamente valioso e importante, como lo son las reformas, el orden público, la economía y la libertad de prensa, entre otros. Lo relevante no es Nicolás Petro, como tampoco lo es la aprendiz de Madonna.