Opinión
Nueva piedra de lectura
Necesitamos unas nuevas gafas para leer a los jóvenes, que son los protagonistas de la construcción de nuestro país.
A propósito del Día Mundial de la Visión, celebrado en octubre, esta semana tuve que cambiar mis gafas por recomendación de mi oftalmóloga, porque mi vista ya no es la misma de antes. Eso me hizo reflexionar sobre cómo ha evolucionado la tecnología para ayudarnos a ver mejor, desde el antiguo cristal tallado —piedra de lectura— en la Edad Media hasta los modernos lentes graduados, que fueron inventados como resultado de numerosos estudios sobre las cualidades de la luz y el vidrio para ampliar las letras de los textos.
Hoy en día, las gafas no solo son un instrumento para contrarrestar problemas de deficiencia visual, que afectan a al menos 2.200 millones de personas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud, sino que también son un complemento de moda y un accesorio que refleja nuestra personalidad. ¿Qué tienen en común las gafas de Woody Allen, Sofía Loren, Elvis Presley, Andy Warhol, Marilyn Monroe o John Lennon? Que son parte de su identidad y su estilo.
Sin embargo, en el mundo actual no solo es necesario ver bien para leer, también hace falta ‘leer’ bien para ver la realidad. Esto implica tener una capacidad crítica para analizar la información que nos llega por diversos medios y canales, pues vivimos tiempos de cambio e incertidumbre y estamos expuestos a mucha información que a veces no sabemos cómo interpretar.
Por eso, necesitamos una “nueva piedra de lectura” que nos ayude a distinguir la información relevante, evitando la infoxicación o sobrecarga informativa que nos impide pensar con claridad y tomar decisiones acertadas. Que nos facilite también adoptar diferentes perspectivas para comprender la realidad desde distintos ángulos y ponernos en el lugar de los demás para entender sus puntos de vista y dialogar con respeto y tolerancia.
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Una que nos permita profundizar en el conocimiento de los fenómenos sociales, económicos, políticos y culturales que nos afectan, sin quedarnos en los estereotipos o la superficialidad propia de la hipermodernidad, e identificar las megatendencias que están moldeando el futuro, entendiendo sus causas, consecuencias e impactos en los diferentes ámbitos de la vida y diferenciándolas de modas que no perduran. Todo esto para anticiparnos a los cambios y prepararnos para afrontarlos con creatividad e innovación.
Y lo más importante, necesitamos unas nuevas gafas para leer a los jóvenes, que son los protagonistas de la construcción de nuestro país. Es fundamental comprender sus sueños, sus necesidades, sus talentos y sus desafíos para apoyarlos, escucharlos y aprender de ellos. Ellos son nuestra nueva forma de leer la realidad.