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Columna de opinión Marc Eichmann

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Otra más sobre Tigo-UNE

El mismo título de la columna, que se refiere al negocio de Millicom como leonino, carece de fundamento.

Marc Eichmann
27 de agosto de 2024

En su columna del sábado pasado, el periodista Aurelio Suárez, con quien siempre he mantenido conversaciones respetuosas y de nivel, afirma que si se diera la transacción de venta de Movistar Colombia (Colombia Telecomunicaciones) entre Telefónica y Millicom antes de la venta de la participación del 50 % de EPM en Tigo-UNE, EPM se vería en evidente desventaja (El guiño de Petro y Lizcano para el leonino negocio de Millicom, columna del 24 de agosto en SEMANA). Prosigue en el siguiente párrafo citando a Guillermo Maya, quien menciona que Millicom, con la fusión de 2013 entre EPM y Tigo, solo ha buscado maximizar sus objetivos corporativos globales imponiendo sus decisiones, sin repartir dividendos y con pérdidas billonarias.

El mismo título de la columna, que se refiere al negocio de Millicom como leonino, carece de fundamento. La autorización dada la semana pasada por el concejo de Medellín autoriza la venta del 50 % que tiene EPM en Tigo-UNE, pero la Ley 226, al ser esta participación un activo público, requiere que se realice una subasta por esa participación. En esa subasta puede participar cualquier compañía, incluido el Estado colombiano.

Adicionalmente, la cláusula de protección del patrimonio le exige a Millicom que, si no se encuentra un comprador en la subasta y Millicom se niega a comprar el 50 % de EPM en Tigo-UNE al precio de una valoración independiente, tanto EPM como Millicom saldrán a vender el 100 % de Tigo-UNE al mejor postor. Es decir, el precio que se ventea en los medios de 1.6 billones de pesos es una manifestación de Millicom de cuanto pagaría por la participación de EPM, pero en ninguna circunstancia es garantía de que el 50 % remanente se venda ni fija el precio al que se venderá. Es un punto de referencia, pero el precio se fijará en una subasta competitiva y si nadie participa en la subasta se fijará por un tercero independiente. Difícilmente en estas circunstancias se puede uno referir al negocio como leonino, cuando ni siquiera se conocen las condiciones en que se cerraría, estimado Aurelio.

Sorprende además la afirmación de que, si el negocio de Millicom con Telefónica por Movistar Colombia se da primero, EPM estaría en una situación de evidente desventaja. Todo lo contrario. Si se llegase a dar el negocio con Movistar, Tigo-UNE estaría en capacidad de capturar múltiples sinergias en su integración, lo cual fortalecería la posición de EPM en su negociación por el precio. Definitivamente, una operación que concluya en una compañía que tenga el 40 % del mercado de telecomunicaciones del país es mucho más atractiva que una que tenga el 20 % y, por lo tanto, la participación de EPM capturaría ese valor. En el caso contrario el valor de Tigo-UNE no incluiría las sinergias de la compra de Movistar y seguramente resultaría inferior.

En cuanto a la alusión a Guillermo Maya, el columnista cae de nuevo en imprecisiones. Primero, a diferencia de lo que afirma, Tigo-UNE le giró dividendos a EPM en el 2015, 2016, 2019, 2020 y 2021. Segundo, Guillermo Maya ha sido un analista que ha caído en afirmaciones temerosas como las siguientes: “Millicom, en general, es una empresa de medio pelo en el concierto internacional”, (septiembre 21 de 2021 en la Silla Vacía). Además, afirma que Millicom compró UNE con la cédula (trino del 7 de marzo de 2019), cuando el fondo Medellín ciudad para la Vida recibió 1.4 billones que invirtió en múltiples obras en la ciudad. No solo Millicom pagó ese dinero, sino que se puede tocar en ladrillos.

Los negocios planteados en prensa por Millicom los podría proponer cualquiera, Telefónica aceptaría una oferta de USD 400 millones por su participación en Movistar Colombia, de quien los ofrezca, no solo de Millicom. Por el 50 % remanente de UNE, cualquiera también puede ofrecer en la subasta. Presentar este negocio como leonino es, por lo menos, injusto.

Por otro lado, si el TGobierno nacional no estuviese de acuerdo con la transacción de Millicom tiene una salida: comprar el 67 % de participación en Movistar Colombia que no tiene hoy y participar en la subasta de la participación de EPM en Tigo-UNE. Dada la capacidad operativa del Estado en el mercado de telecomunicaciones, considero que no sería un buen negocio (ver ETB, Emcali y Telecom).

Saliendo un poco del contexto de la columna de Suárez, es muy probable que las operaciones en cuestión generen un impacto en los precios de mercado. El precio de la banda ancha móvil está entre las diez más baratas entre 200 países en el mundo, y la presión competitiva generó pérdidas de más de COP 700 mil millones en WOM, Movistar y Tigo-UNE en 2023. Si los precios del mercado colombiano no se ajustan, nos vamos es a quedar a merced de un operador único.

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