Opinión
Otra vez se equivocaron las encuestas
La victoria apabullante de los republicanos en Estados Unidos sorprendió a muchos.
En la victoria de Trump, aunque la situación económica influyó, seguramente fue la de la seguridad interna y externa la más determinante. El problema de la migración, que fue central en la campaña, está afectando a muchos sectores en Estados Unidos, aun a los latinos. Igualmente, los norteamericanos no quieren verse involucrados en más guerras internacionales.
Debe considerarse que, para que hayan votado masivamente por Trump, no obstante “el prontuario” que tiene, sus promesas de cambiar las cosas hicieron superar las aprehensiones para reelegirlo.
Aunque las encuestas no reflejaban una amplia victoria de la candidata demócrata y sí advertían al menos un empate técnico y que tenía una ligera ventaja. Fallaron otra vez.
Varios factores influyeron en la derrota de Kamala. No solo su desempeño como vicepresidenta fue opaco, sino que entró a la campaña “de emergencia y a última hora”. Trump, en cambio, estaba en campaña desde hace cuatro años.
El nuevo mandatario, ya no con palabras y discursos, deberá afrontar un momento crucial para Estados Unidos, que incluye la invasión de Rusia a Ucrania, ahora con la presencia de Corea del Norte para ayudar al señor Putin. Vamos a ver si su supuesta amistad con el gobernante ruso y la visita que hizo al camarada Kim Jong-un le sirven para algo.
De igual manera, tendrá entre manos la guerra que Israel sostiene en tres frentes manejados como marionetas por Irán. Deberá convencer a Netanyahu de un posible cese de hostilidades, eso sí, con la inexorable consecuencia de que ha llegado la hora en que Palestina sea un Estado viable y seguro, con un territorio propio y continuo, no una ficción.
Como si fuera poco, Trump tiene ante sí el acoso creciente que está sufriendo Taiwán de parte de una China que trata de aprovechar la situación para aumentar su influencia en los cuatro puntos cardinales.
América Latina, con excepción de México y tal vez de Brasil, seguirá siendo un tema marginal en la agenda norteamericana. La presidenta de México está abocada a evitar la migración y a luchar contra los carteles de la droga: está de por medio el tratado de libre comercio con Estados Unidos que se debe revisar en 2026. Trump ha señalado que es perjudicial para su país.
Brasil quiere consolidar su posición como la gran potencia al sur del río Bravo. Pero los arrebatos populistas de Lula pueden estrellarse con la megalomanía de Trump.
Colombia deberá evitar que entre más cocaína a Estados Unidos, que nuestro territorio se constituya en una base para que el terrorismo amenace a los norteamericanos, y que continúe la migración galopante vía tapón del Darién hacia la frontera norte de México.
Para algunos demócratas, Estados Unidos están entrando en aguas turbulentas. Ya veremos.
Petro ha felicitado a Trump usando términos adecuados y discretos. Es un buen principio. No puede darse el lujo de utilizar la retórica que ha acostumbrado con otros mandatarios.