Opinión
¡Paro nacional ya!
Mientras el mundo avanza en hacer a los sistemas pensionales más sostenibles a través del ahorro individual, Colombia retrocede eliminándolo y creado así una gigantesca bomba pensional.
Las marchas del pasado domingo fueron la más limpia expresión de la voluntad popular mayoritaria de un pueblo. Nadie las organizo, nadie las financio, la gente llego a ellas por sus propios medios y fueron pacíficas. El país se vio al borde de un precipicio y se movilizó para evitar la caída.
Pero tan solo después de tres días de esa jornada histórica, una mayoría en el senado se pone de espaldas al pueblo y, desconociendo el clamor popular, aprueba la reforma pensional. ¡Insólito!
Mientras el mundo avanza en hacer a los sistemas pensionales más sostenibles a través del ahorro individual, Colombia retrocede eliminándolo y creado así una gigantesca bomba pensional que dejara a los jóvenes de hoy sin pensiones. Y todo lo justifican con darle un mísero subsidio de 223.000 pesos a los adultos mayores, cuando solo bastaba la voluntad política del Gobierno para dar esos subsidios del presupuesto nacional por decreto, en vez de sacarlos del ahorro pensional de los trabajadores con una ley expropiatoria.
Pero detrás de todo están los más de 5 billones de pesos anuales que Petro libera del presupuesto nacional que hoy se va al pago de pensiones, porque también utilizará la plata del ahorro de los trabajadores para eso. Era lo mismo que hacía David Murcia en DMG: utilizaba el dinero de los nuevos aportantes para pagarle los rendimientos a los más antiguos, y ya sabemos qué paso con el dinero de los nuevos aportantes cuando la pirámide exploto. También sabemos cómo en Argentina, después de que Cristina Fernández hizo lo mismo que quieren hacer acá, la pirámide explotó y la gente se quedó sin pensión, pero la plata le alcanzo a ella para reelegirse varias veces. ¿Y qué hará Petro con todo ese dinero? Pues repartirlo para comprar los votos de su reelección.
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Queda claro entonces que esta reforma es un desafío existencial para nuestra democracia. Y queda claro, lamentablemente, que de nada sirven las marchas si no se frenan las reformas en el congreso. Por eso es necesario enfocar toda esa fuerza ciudadana descomunal que se manifestó el domingo para presionar el hundimiento de la reforma en la cámara. Pero desafortunadamente las marchas no son suficientes, hay que ir a un paro cívico nacional. Será la última vez que tengan los empresarios la oportunidad de defender sus empresas (pero tienen que parar); los trabajadores, sus ingresos, y los colombianos todos, su futuro. Este paro debe ir dirigido a los representantes del partido Conservador, Liberal, La U y los otros pequeños que votan por lo que les dan. Por su puesto también contra los del Pacto Histórico, pero esos no se mueven de su posición porque son esbirros ideologizados al servicio de Petro.
Estos representantes de las maquinarias tradicionales, en su mayoría, son mercachifles de la política que han organizado famiempresas electorales que son verdaderos conciertos para delinquir, y están acostumbrados a que sus fechorías en el Congreso (la venta de sus votos) no tienen ninguna consecuencia jurídica ni tampoco política frente al electorado. Pero ahora es diferente, porque esta vez están negociando con el futuro de todos. Estoy seguro de que estos politiqueros no aguantan tres días de paro cívico, una vez vean que hay un país que tiene los reflectores puestos en ellos, le quitaran el respaldo a la reforma.
Ya el Congreso violentó la voluntad popular una vez, cuando el pueblo le dijo NO al acuerdo con las FARC en el referendo, y ellos, ahítos de mermelada, ignoraron su voz aprobándolo por fast track. “De aquellos polvos vienen estos lodos”, dice el adagio popular. Los líderes de aquella estafa democrática hoy son privilegiados del gobierno Petro, como Roy Barreras o Benedetti, y otros siguen en sus curules. No permitamos que esto vuelva a pasar, pues esta vez reventarán la democracia y, con ello, el futuro de todos. Pero, además, si eso se logra, será la antesala para adelantar el juicio político a Petro en el Congreso por la financiación ilegal de su campaña, tal como lo ordena la Constitución. ¡Paro nacional ya!