Jorge Enrique Vélez, columnista invitado

Opinión

¿Paz total con narcotráfico?

Es bueno buscar alternativas para que la hoja de coca sea materia prima para productos distintos a la cocaína, como ya lo están haciendo países como Perú.

21 de septiembre de 2022

Estamos próximos a cumplir dos meses desde que Gustavo Petro funge como presidente de Colombia. En su discurso de posesión, indicó, con relación a la propuesta de la “Paz total”, que, para lograrla, era necesario eliminar el narcotráfico.

Obviamente esto es un anhelo de todos los colombianos, independientemente de la ideología política; sin embargo, no puedo ser muy optimista frente a este planteamiento, porque han sido muchas las veces que, como colombianos, nos hemos visto inmersos en una frustración debido a los reiterados fracasos de cada uno de los procesos de paz que se han intentado llevar a cabo en nuestro país.

La base del conflicto armado en Colombia siempre fue la tierra, desde el debate de su tenencia, ocupación, posesión y propiedad, hasta su productividad y el uso que se le da. Y para nadie es un secreto que, en una cantidad inmensa del territorio, lo que se produce es materia prima para las drogas, llamándose como se quieran llamar, pero de todas maneras consideradas como cultivos ilícitos.

Es por este motivo que detrás del conflicto siempre ha estado el narcotráfico, por lo atractivo económicamente y por las pocas herramientas reales que hemos implementado para socavarlo.

Hemos visto ya muchas veces que, a los cabecillas entregarse y reincorporarse a la sociedad civil, de una manera muy visible le dan el poder y la batuta del negocio ilícito a quienes los siguen y no quieren retornar a la legalidad; así, los dueños del negocio, que son organizaciones transnacionales entre colombianos, mexicanos, estadounidenses y europeos, crean nuevas alianzas con otros grupos al margen de la ley o disidencias de estos, y continúan un ciclo que al parecer no tiene fin cercano.

Y estas actividades ilícitas siempre están por encima de cualquier firma y voluntad de paz; unos salen, otros llegan, reiterado ciclo de nuevos actores

Es por eso que si no se elimina de tajo el negocio del narcotráfico la guerra en Colombia será permanente, así como serán las firmas de los fracasados procesos de paz y la propuesta puntual de una “Paz Total” será otra ilusión que tendremos los colombianos.

Hemos aunado esfuerzos para eliminar la producción de cocaína, puntualmente, de dos maneras: La erradicación forzada y la sustitución de cultivos acordada con las comunidades campesinas.

En algunos gobiernos se han logrado rebajar el número de cultivos en miles de hectáreas; En otros, por el contrario, han aumentado el número de hectáreas en producción. Pero la erradicación total no se ha logrado.

Como pueden ver, hemos sido unos tontos útiles de los narcotraficantes que han utilizado los Procesos de Paz para sus beneficios personales, les hemos dejado el camino labrado para poder seguir con sus actividades.

Algunos podrían proponer la legalización total de la droga, pero considero que esto también podría verse frustrado porque los países consumidores no secundarían fácilmente esta proposición.

El loable propósito de la “Paz Total” del presidente Petro debe comenzar con la eliminación total de la producción de cocaína y darles otro tratamiento distinto a los cultivos de marihuana y hoja de coca, como ya le escribíamos en un artículo anterior con el cannabis medicinal y que se debe busca una alternativa con la hoja de coca. De lo contrario, en cuatro años estaremos lamentando un fracaso más.

Hoy, en Colombia, tenemos un buen principio que ha servido para eliminar en algunas regiones sustituyendo cultivos, para fines ilícitos, por cultivos de marihuana con fines medicinales e industriales con éxito garantizado como lo expliqué en un artículo anterior.

Es bueno buscar alternativas para que la hoja de coca sea materia prima para productos distintos a la cocaína, como ya lo están haciendo países como Perú. Estos productos finales pueden ser fertilizantes orgánicos, saborizantes para bebidas gaseosas de prestigio internacional, energizantes y anestésicos. Esto lo ratificó el director del Invima en una entrevista con el periodista Yamid Amat sobre un debate en la comisión séptima del Senado en agosto de 2022.

El doctor Julio César Aldana habló de la utilización de la planta y la hoja de coca para productos muy diferentes a la cocaína, de la que, estamos de acuerdo, es completamente nociva para la salud. El hecho de que el Invima, una institución del estado, esté promoviendo un debate novedoso sobre la coca, es algo que no podemos dejar pasar así de fácil.

Si ya evidenciamos un rotundo fracaso en la manera que abordamos la problemática de la utilización de la tierra con fines ilícitos, evaluemos alternativas que, quizá, puedan beneficiar a indígenas, campesinos y a todos los colombianos.

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