Aurelio Suárez Montoya. Columna Semana

Opinión

Petro se confiesa, con su nueva geografía nacional

Inaceptable que el presidente divida el país según sus inclinaciones políticas, máxime cuando “simboliza la unidad nacional”, y que invente una geografía en torno a él mismo.

Aurelio Suáreza Montoya
11 de noviembre de 2023

El mapa que el presidente Petro tiene fijado en su cuenta de X (Twitter) de los resultados electorales en las gobernaciones de los 32 departamentos y Bogotá da idea de los sancochos politiqueros cocinados para formar las montoneras que se tomaron el poder en cada territorio y que en 15 casos acoge como propios (X, 2/11/23).

El mapa es una dramática confesión: Petro sigue la misma maña, acuñada en las tradiciones politiqueras autóctonas, que había prometido erradicar y cambiar; la misma de la “mermelada”, la de los desayunos en la Casa de Nariño, la de los cupos indicativos o la de los auxilios parlamentarios de otrora, con los que se granjeaba el voto para aprobar los programas de la tecnocracia y ahora para ‘pupitrear’, como pasa con la reforma de la salud.

Es claro: en esa ilustración aparecen, según Petro, en color rojo las “ganadas por movimientos y personas que estuvieron conmigo en la primera vuelta presidencial”; en azul las que considera de “oposición”; en fucsia las definidas como “independientes cercanos al Gobierno” y en azul claro las “independientes cercanos a la oposición”.

Inaceptable que el presidente divida el país según sus inclinaciones políticas, máxime cuando “simboliza la unidad nacional”, y que invente una geografía en torno a él mismo, en la que 15, casi la mayoría, son rojas; 6 en fucsia; 6 en azul desteñido, Bogotá incluido, y las de oposición, otras 6, en azul oscuro.

Se mezclan partidos de Gobierno con los de oposición e independientes, pero basta con que el elegido tuviera en su sancocho un logo afín a Petro para que lo echara en su bolsa. Hay casos insólitos como el de San Andrés, Nicolás Gallardo, retoño de una estirpe política y empresarial “experta en combinar a la perfección los negocios con la política” (Las 2 Orillas, 2/3/22), avalado por los partidos Liberal, Conservador, Cambio Radical y Centro Democrático.

Otros como Henry Gutiérrez, de Caldas, que llegó con el Partido de la U, Alianza Verde, Colombia Renaciente (del embajador Gilberto Murillo) y Mais; suficiente para que Petro lo tenga entre “los suyos”. Igual con Yamil Arana en Bolívar, del Conservador; que sumó La U, Liberal, Fuerza de la Paz, Cambio Radical, Centro Democrático, ASI y Colombia Renaciente. Carlos Amaya, en Boyacá, tuvo variopintos apoyos de Alianza Verde, Colombia Renaciente, Dignidad y Compromiso, En Marcha y Verde Oxígeno, además de acuerdos con Cambio Radical y La U.

Estar pintado de “rojo” en el mapa de Petro da franquicia para ser de la “primera línea” de los gobernadores que se proyectan como “consentidos” del Gobierno, que tendrán prioridad para “articular sus planes” con el Plan Nacional de Desarrollo. Petro inaugura otra fase de la incompleta democracia nacional: en la que tal matrícula gubernamental otorgará beneficios largos por encima de las otras coloraciones, de las catalogadas “independientes” y de las de peor consideración: de oposición. ¡Lentejismo puro y duro!

Detrás de cada “rojo” hay estructuras políticas y Petro sabe que, al final, ellas serán receptoras de las lentejas presidenciales. Representantes a la Cámara, senadores y funcionarios de alto nivel como Carlos Ramón González, director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), que es padrino de Amaya y de Ortiz Zorro, de Casanare, quien reclutó a Cambio Radical, al Nuevo Liberalismo, ASI y En Marcha. Se retrataron, con sombrero y ruana, con el ministro del Interior, Luis F. Velasco.

Esas lentejas no son ajenas a la configuración de mayorías en el Congreso para tramitar las reformas en curso. Con Gallardo, por ejemplo, está la representante liberal Elizabeth Jay-Pang Díaz; o de Amaya, uno de “su equipo”, Raúl Salamanca; o con el huilense Rodrigo Villalba, declarado petrista, juega Flora Perdomo o con Guzmán del Cauca, el actual gobernador Larrahondo, Francia Márquez y su grupo. Los platos se servirán para afinar fuerzas que permitan al Gobierno petrista una correlación parlamentaria favorable.

Más grave es que, mientras Petro arma su propia geografía, disturbios y asonadas se vuelven el medio último para dirimir la democracia. La Defensoría del Pueblo reportó 127 “hechos violentos” y “alteraciones de orden público” en 86 municipios y 24 departamentos, 106 posteriores al 29 de octubre. En 13 poblaciones, destruyeron material electoral y el incendio criminal de Gamarra se replicó en Almaguer, Chinú, El Rosario, Tiquisio, Manaure, San Calixto y Becerril; y en Murindó, Imués, Samaná y Villa Rica, el fuego envolvió otros bienes públicos.

¿Qué explica tanta anomalía? En las entidades territoriales se han conformado clanes que entran a saco sobre nóminas, presupuestos y contratos, dispuestos a todo para prevalecer y Petro también agrupó a los suyos en el lentejo-mapa de la nueva geografía del “cambio”. ¡Patético!

Noticias Destacadas