Opinión
Petrocracia
Petro ha venido prometiendo un gran acuerdo nacional, donde quepan todos los partidos y movimientos, pero con cada actuación de gobierno hace todo lo contrario.
Cada día nos acercamos más al concepto de democracia y manejo del Estado de Petro. Teníamos alguna noción desde su paso por la alcaldía, pero no tan claro que la exclusión era una de sus principales características.
Pasa en todas las democracias: el candidato que gana las elecciones no es el candidato de todos, es de una fracción, de un partido o de una ideología determinada, pero, ya cuando asume el poder, debe convertirse en el presidente del país y debe gobernar para todos. Eso no lo tiene Petro. De hecho, después del totazo que recibió en las elecciones del 29 de octubre, invitó a una reunión solamente a los gobernadores elegidos que considera cercanos a él, o sea, dejó por fuera a más de la mitad del país.
Ante este hecho tan evidente de polarización, deja al descubierto una faceta que tal vez no nos habíamos dado cuenta, pero que en realidad viene mostrando hace rato. O no es polarización o exclusión dar ayuda de un millón de pesos a los jóvenes delincuentes si lo dejan de hacer y no tener en cuenta para esa ayuda a los que hacen las cosas bien, los que estudian y trabajan. Claro que lo es.
Petro ha venido prometiendo un gran acuerdo nacional, donde quepan todos los partidos y movimientos, pero con cada actuación de gobierno hace todo lo contrario. Cada vez lo vemos más en su submundo, más solo y tomando decisiones más desacertadas. Su equipo de gobierno es muy mediocre. Esto hace que gobierne con calenturas y egolatría: nada de eso es bueno para el país. Al parecer la única persona de su confianza es Laura Sarabia, hoy directora del DPS. Tan es así que la reincorporó a su equipo después del escándalo de los maletines y que la llevó a su viaje a China, donde nada tenía qué hacer. Bastantes problemas tienen ya arreglando el lío que dejó la señora Rusinque con la entrega de los subsidios.
Tendencias
Hoy no podríamos decir que algo de su gobierno va por buen camino diferente a lo que hasta ahora no ha tocado y ha dejado que siga funcionando. Afortunadamente, hasta ahora no se ha metido a cambiar temas técnicos del Ministerio de Hacienda, de la deuda pública o de la emisión de TES. Esperemos que deje quieto eso.
En lo único que no ha sido excluyente es en el proceso de ‘paz total’, donde ha querido dar entrada a cuanto bandido va encontrando en el camino, desde guerrillas cincuentenarias hasta grupos de narcoterroristas. Hasta ahora, este proceso ha sido un fracaso total, no solamente han aumentado los secuestros y la inseguridad en general, sino que estos grupos han acaparado territorios donde hoy la fuerza pública no puede entrar. Lo del ELN es patético. No cumplen nada de lo pactado. Se pasan por la faja al presidente a diario.
Como lo dije en la anterior columna, creo que por el hecho de tener un Estado tan centralista y que el presidente es el que maneja la chequera, Petro podía convertir la derrota electoral de octubre en un triunfo a futuro y acercar a los mandatarios regionales. Hoy lo veo más improbable dado su egolatría y su soledad para gobernar.
Salieron resultados de Ecopetrol. No están buenos: una disminución de ingresos y de utilidades grande que no es consecuente con el precio del crudo durante el año. Esperemos que la compaña se siga manejando con el profesionalismo que se hacía, que se sigan haciendo coberturas de precio y que se siga procurando la autosuficiencia energética del país.