Opinión
Piñata de subsidios para los medios
La mezcla peligrosa de política, periodismo y poder se junta para perpetuar lo que mejor sabe hacer: aceitar una máquina de contratación estatal que beneficia a pocos a costa de muchos.
en un artículo publicado en el diario La República, escrito por Guillermo Franco, se conocieron los nombres de los medios de comunicación que pretenden beneficiarse con el rescate estatal impulsado por el Ministerio de Comunicaciones y de Tecnología, de 85.000 millones de pesos.
Sorprende la presencia de medios de propiedad extranjera. ¿Qué hace el Gobierno nacional regalándole dinero a una empresa como el Grupo Prisa, de España, por medio de su filial colombiana, Caracol Radio, que postuló 15 “proyectos” mediante sus emisoras regionales? El Grupo Prisa cotiza en la Bolsa de Madrid con un valor de mercado de más de 600 millones de dólares y tiene como accionistas de referencia a un fondo buitre, Vivendi (un conglomerado francés que tiene un valor bursátil de 37.000 millones de dólares); Telefónica, que vale más de 24.000 millones de dólares; el millonario mexicano Carlos Slim (con una fortuna de 70.000 millones de dólares), y la familia real de Catar, entre otros. ¡Qué vergüenza!
Otro medio que pretende beneficiarse de las arcas públicas es el Canal Uno, cuyo mayor accionista es Hemisphere Media Group, una compañía estadounidense que cotiza en el Nasdaq y que vale 480 millones de dólares. Su mayor accionista es Searchlight Capital, un fondo de inversión que maneja miles de millones de dólares.
Al parecer, no fue suficiente que el Gobierno Santos haya entregado en una licitación como único proponente a la compañía americana, en sociedad con personajes ilustres como Daniel Coronell y Félix de Bedout. Estos periodistas poseen el 20 por ciento de Canal Uno, por medio de NTC; ahora necesitan más plata.
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Cuando el Gobierno nacional habla de atraer inversión extranjera, lo que se necesita es crear las condiciones para que esa inversión en efecto llegue, y no crear mecanismos de subsidios para empresas del exterior, pues la suma de sus valores de mercado vale más que el Presupuesto General de la Nación.
Los medios de comunicación durante décadas han generado utilidades y dividendos para sus accionistas. No puede ser que en un año de pandemia se vuelva responsabilidad del Estado mantenerlos a flote. En la reforma tributaria 4.0 se les está pidiendo a las empresas y a los más pudientes contribuir con más de 10 billones de pesos para atender las necesidades fiscales y sociales. Somos millones de colombianos los que nos esforzamos todos los días y pagamos nuestros impuestos sin que nadie nos ayude. Por eso nos indigna que se despilfarren los recursos públicos de esta manera.
No se escapan los medios regionales, que, aunque atraviesan una coyuntura difícil, sus propietarios son familias multimillonarias que durante décadas han ejercido poder y recibido cuantiosas sumas en dividendos. Y lo dijo SEMANA en un editorial rechazando estos recursos, porque “en medio de tantas necesidades de nuestra sociedad y en vísperas de una reforma tributaria necesaria, pero sin precedentes para atender a los más necesitados”, es un despropósito presentarse a buscar estos subsidios, ya que “los problemas de base no se solucionan con ayudas estatales. De ser así, solo se perpetuarán modelos ineficientes y dependientes de la contratación pública”.
Por coherencia y justicia con los más necesitados y los contribuyentes, la ministra de Comunicaciones, Karen Abudinen, debería cancelar este rescate estatal. Tal vez contaba con que los medios del establecimiento, que no se pisan las mangueras, iban a guardar silencio. La revelación en La República sacó a flote algo que muchos querían esconder.
Con esos recursos se les podría pagar el Ingreso Solidario a más de 500.000 familias por un mes. Es una burla que el Gobierno, que acaba de hacer un compromiso de más austeridad, ahora pretenda regalarle todo ese montón de dinero a estas empresas. Cabe resaltar que el Grupo Santo Domingo (Caracol Televisión, Blu Radio, El Espectador y Pulzo), Luis Carlos Sarmiento (El Tiempo y CityTV), el grupo Ardila Lülle (RCN Televisión, RCN Radio y La República) y el grupo Gilinski (Grupo Semana) rechazaron este rescate estatal. Eso sí es dar ejemplo.
Y la cereza que le faltaba al pastel fue la propuesta que presentó Cuarto de Hora, un medio ligado al senador Gustavo Bolívar que pasó un proyecto para recibir la suma de 465 millones de pesos de esa piñata de subsidios. Sorprende que el multimillonario senador Bolívar, guionista de novelas de narcos y uno de los críticos más escandalosos en contra de los “ricos”, guarde silencio ante semejante desfachatez. ¿Por qué será? Pareciera que cuando hay plata de por medio, los valores no importan y todo vale.
La mezcla peligrosa de política, periodismo y poder se junta para perpetuar lo que mejor sabe hacer: aceitar una máquina de contratación estatal que beneficia a pocos a costa de muchos.