OPINIÓN

El miedo a la verdad y el intento de destruirla

Lo habíamos advertido, la paz tiene muchos enemigos, mucha gente quiere que el proceso no se consolide, y esto no es producto de alguna diferencia ideológica, es más bien el intento de un gran sector de la sociedad de esconder su participación en la guerra y los crímenes que promovieron.

Ariel Ávila, Ariel Ávila
18 de julio de 2018

Durante meses y años armaron toda una estrategia para destruir la paz, primero dijeron que Santos le entregaría el país a las Farc, luego cuando esta mentira se les desbarató, manifestaron que las Farc nunca dejarían las armas, cuando lo hicieron, acudieron al cuento de la ideología de género y al final terminaron causando pánico con el cuento de la venezolanización.  

Pero ahora, que estos sectores ganaron la presidencia, han destapado las cartas y los defensores de una parte del establecimiento han salido por decenas a impedir la justicia transicional. Su primer objetivo fue deslegitimar la JEP y hasta ya planean un referendo para destruirla. Los últimos días, se logró determinar su segundo objetivo: la Comisión de la Verdad.

La situación es muy sencilla. En el año 2016, promovido por el Partido Cambio Radical y el Centro Democrático, en la discusión del acto legislativo que creaba la Jurisdicción Espacial para la Paz o JEP, se sacaron a los terceros, es decir, políticos y empresarios que participaron o fueron determinadores de acciones en el marco del conflicto armado. Ahora plantean sacar a los militares y dejar la JEP solo para que procese a las Farc. Esto último, según la senadora Paloma Valencia, se hará mediante referendo. Sin embargo, la Comisión de la Verdad sí podrá conocer de los relatos sobre la verdad de todos los sectores que participaron en la guerra: de las Farc, las FFMM y los terceros. Ante esta realidad los ataques contra la comisión han comenzado y los argumentos que han esgrimido son burdos, absurdos y bajos.

Hoy nadie duda de que las Farc cometieron crímenes, absolutamente nadie lo duda, pero lo cierto es que en mis muchos años de investigación en esta materia me he dado cuenta de que ellos no fueron los únicos. En esta guerra, que dejó 230.000 muertos, más de 6 millones de desplazados, 80.000 desapariciones forzadas, y cerca de 30.000 secuestros participó mucha gente. No debe olvidarse que además 6 millones de hectáreas fueron despojadas, la mayoría a pequeños campesinos y al final casi toda esa tierra terminó en manos de prósperos empresarios y políticos. El exmagistrado Pretelt o el Fondo Ganadero de Córdoba son buenos ejemplos.

Los defensores de la impunidad y que la verdad completa no se sepa han desarrollado dos teorías. La primera, bastante complicada, dice que es mejor que en las sociedades que salen de la guerra no se sepa la verdad, pues eso abre heridas e impide la reconciliación, es mejor que solo se aclare un pequeño pedazo de los hechos, pues al manifestar que políticos y empresarios financiaron grupos criminales, promovieron masacres y despojo de tierras, además de mandar a asesinar competidores políticos, destruiría nuestro “gran sistema político”.

El otro argumento es aún más descarado. Según el cual la Comisión de la Verdad  a pesar de tener representantes de diferentes sectores sociales y políticos no es la que conviene para “destapar la verdad”, esto lo que en el fondo significa es que para muchos analistas es mejor una Comisión de la Verdad compuesta por los amigos y personas cercanas a los empresarios y políticos que fueron determinadores de acciones en el marco del conflicto. Es decir, hacer la colombianada, nombrar a los amigos de los vinculados para que al final no pase nada.

Los colombianos y colombianas deben saber que para que se consolide la paz, se repare a las víctimas, se pida perdón y sobre todo evitemos que todo este baño de sangre se repita, debemos conocer los diferentes relatos sobre los hechos que se desarrollaron en el marco de la guerra. El principio que promuevo es sencillo: el que la hizo que la pague, el que la hizo que responda, ahora no nos pueden venir con el cuento que solo la justicia y la verdad son para uno de los sectores que participó en el conflicto y los demás saldrán como si nada.  A todos los que lean esta columna les digo que es necesario defender y proteger la Comisión de la Verdad.

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