OpiNión
¿Por qué?
O somos demasiado brutos y no lo comprendemos, o el mandatario es inmensamente generoso. La otra posibilidad es que simplemente estamos frente a un gigantesco concierto para delinquir. Prefiero quedarme con las primeras alternativas.
Lo digo con toda honestidad. Realmente no entiendo qué es lo que está haciendo el presidente Petro con su proceso de paz total. Puede ser que el jefe de Estado y su equipo estén siguiendo una elaborada estrategia de negociación construida con expertos internacionales y por eso nosotros los mortales no podamos entender las razones que motivan el accionar del mandatario en este tema. Me rindo.
Prefiero darme por vencido en la búsqueda de razones que pensar mal, porque, si lo hago, mi única conclusión es que el Gobierno quiere convertir a nuestro país en un oasis de producción de droga y un escenario donde la fuerza de la ley sea ejercida por grupos guerrilleros, paramilitares y bandas criminales. Prefiero pecar por ignorante.
Primero, no entiendo cómo alguien logra un acuerdo bilateral de cualquier cosa sin consultar a la contraparte. Debe ser una intrincada estrategia de negociación que denota magnánima generosidad, tal y como algunos periodistas del régimen se aventuran a asegurar. Anunciar algo que no se ha concordado; anunciar un acuerdo bilateral sin hablarlo con quien lo debe aplicar es asegurar estar casado con alguien con quien no se han iniciado las citas. Es una mentira.
Segundo, no hay manera de implementar un cese bilateral al fuego con bandas narcotraficantes sin que esto no sea una invitación a traquetear libremente. Dejar de perseguirlas, con solo el arreglo de que dejen de matar, crea incentivos perversos para que el narco sea el que imponga el control y la implementación de la ley. Eso siempre termina mal.
Tercero, pedirles a las FF. MM. que no ejerzan control territorial está simplemente por encima de la ley. Dar señales de que los uniformados van a dejar de perseguir el crimen es un delito.
Cuarto, lo decidido por esta administración no presenta ningún planteamiento sobre el problema de fondo y este es el de las rentas ilegales. No se dijo nada sobre el narcotráfico y la minería ilegal.
Quinto, acordar la paz con estas organizaciones criminales es buscar darle una solución política al narcotráfico. Eso es usar un destornillador para cerrar un grifo de llave Brístol.
No se puede volver a caer en ese error, más aún cuando las contrapartes de este acuerdo de paz total son en realidad disidencias de las Farc que defraudaron los acuerdos de La Habana. Los grupos involucrados en esta llamada paz total se mantuvieron en el narcotráfico y nunca quisieron aceptar lo acordado con el Gobierno Santos. Acá están las fuerzas de Iván Mordisco y Gentil Duarte que nunca aceptaron lo negociado.
Esta no puede terminar siendo una renegociación incluso más ventajosa e impune para aquellos miembros de las Farc que no se acogieron al acuerdo. No puede ser un premio. No puede ser otro sapo incluso más grande para tragar.
Entretanto, la gente en las zonas donde pulula el narcotráfico está muerta de miedo. Sin la presencia y acción de las FF. AA., las poblaciones vulnerables han quedado a la merced del narco y su búsqueda de rentas ilegales que siempre van acompañadas de peleas territoriales, conflictos entre rivales, venganzas, reclutamiento de menores, masacres, asesinato a líderes, prostitución y una empinada destrucción de los valores sociales. Es un error pensar que los únicos enemigos de los “traquetos” son las fuerzas del orden.
¿Por qué el presidente Petro insiste en algo que tiene tantos bemoles y genera tantos problemas? Esa es la verdadera pregunta. O somos demasiado brutos y no lo comprendemos, o el mandatario es inmensamente generoso. La otra posibilidad es que simplemente estamos frente a un gigantesco concierto para delinquir.
Prefiero quedarme con las primeras alternativas. P.D.: El mandatario gobierna por Twitter y decreta acuerdos que solo están en su imaginación. Cada “trinazo” pone a correr a su equipo de ministros y voceros. Eso no le está saliendo bien.