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Alejandra Carvajal Reyes Columna Semana

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Por un país al alcance de los niños

El nombramiento del ministro Rojas en la cartera de Educación nos aleja como nación.

Alejandra Carvajal
16 de julio de 2024

En mi niñez, recuerdo haber leído muchos libros y documentos, en eso fui afortunada, pues llegaron a mis manos lecturas exquisitas. Quizá por eso viene a mi memoria muy especialmente un texto escrito por Gabriel García Márquez, titulado ‘Por un país al alcance de los niños’, el cual particularmente me marcó, pues me ayudó a entender mejor a mi país.

Era una niña de 12 años cuando lo leí por primera vez, y desde entonces me interesó sobremanera que Gabriel García Márquez, nuestro premio nobel, se interesara por nosotros, los niños de Colombia. El documento fue escrito dentro de un proyecto del Gobierno nacional que convocó a diez intelectuales colombianos, llamado la Misión de Sabios, y que tenía como objetivo principal vislumbrar un mejor porvenir para el país en el área educativa.

Me gustaría hablar con los diez sabios que conformaron aquella misión y saber qué pensarían (o qué piensan los que aún viven) del nuevo ministro de Educación Nacional, Daniel Rojas. Desde la semana pasada, he tenido la oportunidad de conversar con académicos e intelectuales destacados en nuestro país que no salen de su asombro por tan profano nombramiento.

Porque la designación de Daniel Rojas no es nada distinto al profanamiento descarado de la educación en nuestro país. Llega a esta cartera, una de las más importantes, una persona llena de odio por lo que puede deducirse luego de leer sus post en redes como X; en varios de ellos blasfema contra todo el que puede, señala, estigmatiza.

La elección de Daniel Rojas es una afrenta a la educación en Colombia y a los buenos modales. También una ofensa a miles de colombianos que, como yo, nos hemos esmerado por estudiar un doctorado y que esperamos, al igual que García Márquez en aquel documento de la Misión de Sabios, que Colombia sea un país al alcance de los niños.

No habrá en Colombia paz mientras personas como el recién nombrado ministro de Educación Nacional tengan cargos de responsabilidad. Sus intervenciones, mayoritariamente llenas de odio, jamás lo van a permitir.

¿Esa es la independencia mental que desea el presidente se enseñe en Colombia? ¿La de la crítica a las instituciones desde la estigmatización? ¿La de las teorías de la conspiración por encima del buen juicio? Estás preguntas, hechas de manera abierta por Moisés Wasserman, un sabio colombiano, en su cuenta de X, son las mismas que se hace buena parte de la comunidad académica colombiana, que aún no procesa un nombramiento de esta índole, en mi concepto, abyecto, fútil, bárbaro y alejado de la realidad.

El nombramiento de Rojas pareciera tener un único propósito: generar una estrategia similar a la de la Séptima papeleta, en las universidades e incluso colegios, con el ánimo de cambiar nuestra Constitución vía asamblea nacional constituyente.

Las cuentas que –lamentablemente– no hace el Gobierno es que no tiene el respaldo popular de la Constituyente del 91. Y esa es una diferencia mayúscula. De este nombramiento en la cartera de educación nada positivo saldrá para el país. O quizás sí, a lo mejor un día cualquiera el ministro compre unos zapatos Ferragamo, como los de Laura Sarabia, y todos nos muramos de la risa.

Para finalizar, quiero compartir los párrafos finales del texto que cito de Gabriel García Márquez, el cual muestra su visión de lo que debe ser la educación en Colombia, que comparto al 100 % desde mi niñez.

“… Las condiciones están dadas como nunca para el cambio social, y la educación será su órgano maestro. Una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma.

Que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética -y tal vez una estética- para nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal. Que integre las ciencias y las artes a la canasta familiar, de acuerdo con los designios de un gran poeta de nuestro tiempo que pidió no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. Que canalice hacia la vida la inmensa energía creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del coronel Aureliano Buendía.

Por el país próspero y justo que soñamos: al alcance de los niños”.

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