OPINIÓN

Un llanto por Cartagena

Tiene razón el presidente Juan Manuel Santos al no querer designar nuevo alcalde para Cartagena; en sus ocho años de gobierno lo ha hecho 14 veces, resultando todos cuestionados por diferentes circunstancias.

Uriel Ortiz Soto, Uriel Ortiz Soto
3 de agosto de 2018

¿Qué mal has hecho querida Cartagena: corralito de piedra, ciudad heroica y patrimonio de la humanidad, que albergas en tu santuario, los más bellos tesoros de las gestas libertadoras, para que estés gobernada por una caterva de pillos y ladrones de cuello blanco?

La corrupción en Cartagena está a la orden del día, lo más grave, la prostitución infantil ha cogido tanto auge, que quienes la controlan muchas veces no tienen a quién rendir los informes correspondientes, debido a la fragilidad de la administración pública.

El descalabro electoral de Cartagena en las fallidas elecciones de alcalde, por ser la ciudad de connotaciones históricas y universales, le está dando la vuelta al mundo y queda al descubierto la inoperancia del sistema electoral en nuestro país.

Quedamos ante el mundo con el pellejo expuesto al estilo Mockus, que se está preguntando: si esto ocurre con la ciudad patrimonio histórico de la humanidad, ¿qué no sucederá, en las demás ciudades y municipios de Colombia?

La administración en Cartagena de Indias se encuentra al garete desde hace mucho tiempo, en los últimos años los alcaldes que se eligen, una vez pasados los comicios electorales, resultan inhabilitados para posesionarse del cargo por elección popular.

En asunto tan delicado tienen mucha responsabilidad los directorios políticos que los avalaron, al mismo tiempo las autoridades electorales, que no se preocuparon por refrendar el aval que les fue concedido inicialmente a sus aspirantes.

Nuestra ciudad heroica se ve languidecer cada día que pasa, el desgobierno y la corrupción están a la orden del día, su principal fuente de ingreso que es el turismo tiene bastantes problemas, puesto que allí se han instalado empresas nacionales e internacionales de turismo sexual para menores y el narcotráfico, que se mueven como pez en el agua, a la vista de las mismas autoridades.

El alcalde Antonio Quinto Guerra Varela, recientemente electo, duró seis días en el cargo. Una vez pasaron los comicios, la Procuraduría advirtió sobre las inhabilidades que pesaban sobre dicho candidato; finalmente fue suspendido por el tribunal administrativo de Bolívar, dejando una vez más a Cartagena de Indias sumida en el caos y la desesperación de sus buenos habitantes, que no hayan qué camino coger.

urielos@telmex.net.co

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