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Punto de inflexión

La referencia bien podría ser utilizada a fin de tener un ánimo esperanzador en lo que atañe a las relaciones entre el gobierno y el ejecutivo para el año legislativo que comenzó el pasado 20 de julio.

Wilson Ruiz Orejuela
25 de julio de 2024

Un punto de inflexión es un término matemático que representa un momento o instante en que se representa una alteración o cambio de concavidad. La referencia bien podría ser utilizada a fin de tener un ánimo esperanzador en lo que atañe a las relaciones entre el gobierno y el ejecutivo para el año legislativo que comenzó el pasado 20 de julio.

La conmemoración del Día de la Independencia de nuestro país dejó muchas impresiones, sinsabores y expectativas. La jornada inició tarde por cuenta del retraso en el inicio del desfile de nuestras fuerzas militares, causado, a su vez, por la llegada a destiempo del presidente de la República, quien haría presencia varios minutos después de iniciado el desfile militar; lo anterior, obligaría también a su retiro antes de que culminara la jornada para poder atender la instalación del tercer período legislativo del Congreso de la República.

Sobre el contenido del discurso presidencial de instalación del Congreso, se resalta el pedido de perdón de parte del mandatario por el gravísimo caso de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) y su promesa de reparación a las víctimas. Más allá de lo anterior, el mandatario prometió asumir el costo político de la decisión de designar y tener en su staff de gobierno al señor Olmedo López, quien lideró un entramado de corrupción a gran escala que toca, inclusive, a altos dignatarios del Gobierno nacional sobre los que aún se guarda silencio.

La jornada estuvo igualmente acompañada de intervenciones de la oposición que de una u otra manera permitieron elevar algunas de las disconformidades frente al desarrollo de un gobierno que a la fecha se muestra infructuoso en sus resultados y metas. Finalmente, correspondió la elección de mesas directivas de Senado y Cámara, donde se eligieron al conservador Efraín Cepeda y al verde Jaime Raúl Salamanca como presidentes de cámara alta y baja, respectivamente.

Ahora bien, de cara a este nuevo período legislativo y pese a las radicales y estruendosas voces que abogan por una ampliación del período presidencial, una reelección presidencial, una constituyente y, más recientemente, un fast track normativo, el Senado de la República envía un contundente mensaje al escoger al político atlanticense Efraín Cepeda, quien sin duda ofrece muchas garantías de seriedad y diligencia a cargo de la presidencia del órgano legislativo en nuestro país.

El presidente del Senado ha enfatizado en su discurso inicial y en medios de comunicación que la construcción de confianza y el arduo trabajo para beneficio de los colombianos son la prioridad del Congreso de la República; asimismo, negó tajantemente la posibilidad de una convocatoria a la constituyente, así como también el que se abra la discusión legislativa por medio de un fast track. Por lo menos, eso trascendió en reunión del presidente del Congreso con el ministro del Interior, postura que también se le escuchó al presidente de la Cámara de Representantes.

El nuevo período legislativo ya tiene agenda y promete, de cara al país, debatir temas importantes como la salud, reforma agraria, reforma laboral, entre otros. Este momento resulta de especial importancia para todos. El Congreso de la República tiene el derecho y el deber de tramitar con independencia y sin presiones indebidas las iniciativas legislativas que se le presenten a estudio por parte del Gobierno nacional. Lo anterior, en medio de un contexto nacional marcado por una violencia desmedida, niveles de seguridad por el suelo, protestas de diversos sectores, inconformidades de los usuarios de servicios públicos, la llegada de un irreverente activista a la cartera de educación, la ineficiencia en el recaudo tributario de este país, entre otros frentes que no han sido atendidos adecuadamente por el Ejecutivo nacional. Es momento de rodear la institucionalidad del Congreso para que este pueda seguir siendo el muro de contención frente a las inconsecuentes iniciativas que pretendan alterar nuestro sistema constitucional y democrático.

A lo anterior se le suma un grave contexto internacional en que el Gobierno estadounidense se desmorona por cuenta del estado de salud del presidente Biden y su retiro de la contienda por la reelección presidencial; un difícil panorama en las elecciones en Venezuela, donde el presidente Maduro –junto a su lacayo Diosdado Cabello– promete un “baño de sangre” si pierde las elecciones, y qué decir del bochornoso episodio en que presuntamente nuestro embajador en la FAO está involucrado en un escándalo de violencia doméstica en Madrid, España.

Se espera que este nuevo período legislativo propicie un nuevo tiempo, nuevos y mejores escenarios para que se construya la tan anhelada confianza institucional, se respeten las reglas democráticas y –de cara a 2026– se conozcan propuestas reales, realizables y contundentes que permitan derrotar la demagogia, la división, el odio de clases y la corrupción estatal como formas de lucha. Es tiempo de ser libres de un sistema de gobierno que culpa a todos menos al que gobierna, es tiempo de mirar hacia arriba primero y luego hacia adelante en la construcción de una nación libre.

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