Opinión
¿Qué gané con lo que perdí en el 2023?
La vida es una colección interminable de pérdidas de la cuna a la tumba, que, solo adquieren valor cuando comprendes aquello que vinieron a enseñarte.
Se termina este año y quizá ponemos los ojos del alma en aquello que perdimos, que hoy echamos de menos y quizá nos entristece.
Hoy quiero tomarte de la mano, e invitarte a que juntos hagamos un viaje espiritual hacia tu alma, una vez lleguemos a ese místico y sagrado lugar, juntos vamos a reconocer ese inventario de pérdidas con el propósito de encontrarles la ganancia o aprendizaje que te dejaron.
Este año yo hice una maestría espiritual en duelos y pérdidas, y con dolores de parto he dado a luz una nueva versión de mí; aquella que me llevó a comprender que caminar en solitario y más ligera de equipaje material y emocional, me conducía a mi verdadera libertad interior.
Encontré mi luz interior, pues comprendí que buscándola en otros corría el riesgo de que mi luz propia se apagara.
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Comprendí que toda pérdida significa una ganancia, a pesar del impacto emocional, quizá perdiste a un ser querido y esa persona te ha dejado una linda huella en la memoria del corazón, a través de la cual ya ganaste la valiosa oportunidad de recordarle con gratitud y profundo afecto, ganaste el tesoro invaluable de albergar en tu interior aquellos recuerdos de una historia compartida y vivida con sentido.
Quizá perdiste a tu padre o a tu madre, hoy te invito a que mientras lees estas líneas, traigas a tu memoria la imagen de su rostro, y que, con tus ojos del alma, le mires e intentes recordar su sonrisa, su mirada y su expresión afectiva hacia ti.
Ve en solitario a dar un paseo y ten una conversación silenciosa con su alma dentro de ti, pues, aunque ese ser no este presente en tu vida, recuerda que su alma estará siempre en tu interior, esa es tu ganancia, el tiempo compartido que jamás nadie te podrá arrebatar.
Quizá perdiste a tu pareja y sientes que la soledad ha tocado tu puerta, si esa persona fue amorosa, honesta, valiosa, tierna y te dejó una linda huella, mira su alma desde la tuya y bésala en tu mente, agradeciéndole por haberte amado bien.
Si la pareja que perdiste, en cambio, te dejo el alma rota, te engañó, te traicionó, te maltrató, no te valoró y lastimó tu dignidad; tuviste también en esta pérdida una gran ganancia, la oportunidad de liberarte de un ser tóxico, que vino a mostrarte la poderosa fuerza de tu espíritu y lo valiente que puedes llegar a ser. Vino a mostrarte que puedes recuperarte del dolor emocional, para reconstruirte y levantarte de nuevo, que tu herida fue el punto de partida hacia tu transformación y tu liberación. Tu amor propio, tu autonomía y tu dignidad son la mejor ganancia que, al irse de tu lado, te dejo.
¡Al perder a esa persona te encontraste a ti!
Si perdiste tu salud, tienes la grandiosa oportunidad de encontrar en tus seres queridos el significado del amor genuino y verdadero, el amor de aquellas almas que son capaces de acompañar, de permanecer y de sostener a pesar de todo. Todos en la vida, en algún momento, vamos a escuchar un diagnóstico estremecedor, sin embargo, es en ese preciso momento en el que nuestra fuerza interior nos sostiene, pues ella es la presencia de Dios en nosotros.
Un tumor o una enfermedad, en ocasiones, es un regalo que viene a despertar nuestra conciencia adormecida, nuestra parálisis evolutiva.
La enfermedad es parte de la vida, a veces puede llevarte al fin de tu experiencia terrenal y es tu billete de transición hacia tu existencia espiritual eterna. A veces no te lleva al fin de la vida corporal, sino que llega solo para que alcances un mayor nivel de consciencia y ¡espabiles!
Perder el trabajo puede llenarte de miedo e incertidumbre, pero es una de las experiencias que puede llevarte a descubrir tu más alto potencial.
El mayor desafío de una persona es el de inventarse a sí mismo y encontrar su camino, pero más aún el de reinventarse a sí mismo, después de una pérdida o un fracaso, pues recuerda que tropezar no es fracasar, es aprender y trascender.
Perder dinero te conduce a comprender que en la austeridad también puedes compartir y ser feliz, este es el camino para descubrir tu mayor riqueza, aquello que ni se compra ni se vende, el cariño verdadero.
Entonces pregúntate hoy, ¿Qué gané con lo que perdí en el 2023?
¿Qué hago con mis duelos? ¿Qué hago con mi historia?
Muchas veces nos decimos a nosotros mismos:
Si no fuera por “esto”, sería feliz…
Entonces, yo te digo: ¡quita “eso” de tu vista, de tu mente, de tu vida y sé feliz!
La vida te da personas, saberes y cosas, que, cuando los sientes tuyos y crees que te dan una aparente seguridad; los pierdes para enseñarte que nada ni a nadie posees.
Comprende que tu libertad será real, cuando aprendas a abrazar la vulnerabilidad envuelta en cada pérdida, que llega para que descubras el ser valiente que habita en tu interior.
La tarea de Dios no es evitar que te sucedan las cosas, pues la mayoría de las situaciones adversas y dolorosas te las causas tú por tus decisiones, desde tu libertad. La verdadera libertad es la que vivimos de la mano de la responsabilidad, asumiendo las consecuencias de nuestros actos y decisiones.
Vivir una libertad irresponsable y lastimar a otros te conduce siempre a una pérdida, que al final también te dejara un doloroso aprendizaje.
Mi píldora para el alma:
La vida no te pone a prueba, te da oportunidades, entonces no te pelees con la vida, ni te defiendas de ella, asume y aprende que cada pérdida es una oportunidad de evolución, de transformación y de liberación.